Oviedo, Marcos PALICIO

«Nadie diría que éste es un acto de cierre de campaña». Rosa Díez, presidenta de UPyD, se refería a que había pasado tres cuartos de hora de mitin y ninguno de los oradores que se subieron a la tribuna antes que ella, ni el candidato a la Presidencia del Principado, Ignacio Prendes, ni el eurodiputado Francisco Sosa Wagner habían pedido el voto de los asistentes al acto de ayer en un abarrotado salón de actos del Colegio de Médicos de Oviedo. No lo hicieron expresamente, ni ella tampoco, pero sí los tres a su modo, de esa manera distinta de entender la política que vende la formación a la que la mayor parte de los sondeos da entrada por vez primera en la Junta General desde mañana y a la que algunos le entregan la llave de las estrategias de Gobierno.

«No somos la llave, somos la puerta», había matizado antes Prendes. La puerta, concretó, «por la que se van a abrir las grandes alamedas por las que pasarán los ciudadanos libres para construir la Asturias del futuro». Era lo mismo que con menos lirismo había dicho antes acerca de la actitud que tomará UPyD si aciertan las encuestas y se ve sometido al cortejo de las organizaciones más votadas. «Presentamos un programa para gobernar Asturias, que va a la raíz de los problemas de la región y sin ánimo de subsidiariedad», afirmó. «Este partido no es la muleta de nadie, no nacimos con vocación de bisagra, sino de Gobierno». Y Asturias, perseveró, «necesita menos ruido y más debate serio en torno a ideas y políticas». Prendes desgranó las armas con las que entrará su partido en esa confrontación de proyectos reclamando atención para la Asturias de «los que se arriesgan», para la región de la «austeridad selectiva» y de la «transparencia». No sin antes exigir la finalización de las grandes infraestructuras o la necesidad de «llevar la cultura de la empresa al campo asturiano», el candidato desembocó en un repaso a la filiación de algunos componentes de su lista -una funcionaria, un profesor de instituto, una «leyenda urbana» emigrante...- para concluir que «la candidatura de UPyD es la que más se parece a la sociedad asturiana».

En su turno, Rosa Díez definió su alternativa como «la que más vertebra España desde el punto de vista político» y la única «que puede defender las mismas cosas con el mismo amor y pasión en todos los sitios». La reflexión «sobre política y democracia» que prometió al comienzo de su intervención llevó a la diputada a proclamar que «hemos nacido para desbloquear la política» y a bromear con el lema electoral de su partido -«Lo que nos une»-, que podría servir «para hacer una campaña con las dos siglas» del PSOE y el PP. «Son intercambiables, como la Visa y la Máster», remató. Díez repartió equitativamente las críticas e instó a «terminar con el despilfarro y las duplicidades», a «fusionar ayuntamientos» antes de tocar los sueldos de los funcionarios y a perseguir «de verdad» el fraude fiscal y a reformar el impuesto de sociedades antes que el IRPF. Al final, sin pedir el voto, instó a los presentes a «dar valor a la fuerza transformadora» de las papeletas y a cambiar el sentido del voto, que «no es pecado, para el que crea, ni está en el Código Penal, para el que tema».

El cierre de campaña de UPyD en Oviedo se convirtió en un clamor contra la polarización política entre izquierdas y derechas, que Ignacio Prendes invita a «suturar» y Francisco Sosa Wagner ve «pulverizada». El eurodiputado identificó «nuestro desafío» en la necesidad de «buscar la acción de gobierno más allá de los tópicos».