Oviedo, Álvaro FAES

Tres escaños menos que en mayo, 54.261 votos perdidos y 4,85 puntos de retraso respecto a las anteriores autonómicas. Todo esto, en el debe de Foro después de la noche electoral. En el haber, tres diputados más que el Partido Popular, la hegemonía entre la derecha y la seguridad de que Francisco Álvarez-Cascos puede ser presidente si consigue el apoyo de los populares, aunque esta vez sin posibilidad de gobernar en minoría porque el ganador resultó el PSOE. Quizá por eso, por haber conseguido el objetivo a medias, las reacciones en el hotel Regente de Oviedo, sede electoral de FAC, eran contenidas. Ni un aplauso y apenas unos abrazos al 90 por ciento del escrutinio hasta que apareció el líder, pronunció su discurso y al terminar, por fin, la primera ovación de la noche antes del encuentro con los afiliados y simpatizantes en otro hotel, el Tryp. Pasada la medianoche, en torno a las doce y media, la reunión estaba prácticamente disuelta.

La llegada de Cascos al Regente, junto a su esposa, María Porto, llevó el silencio a una sala atestada de periodistas y con un ramillete de miembros destacados del partido: el diputado nacional Enrique Álvarez-Sostres, el senador Isidro Martínez Oblanca, los candidatos Cristina Coto y José Antonio Martínez y también Pelayo Roces, que acompañó a Coto en la primera comparecencia, al cierre de los colegios electorales.

En su discurso, Álvarez-Cascos encontró el lado positivo al resultado electoral, lo que consideró «resistir con fortaleza al empuje sin precedentes desplegado por los dos grandes partidos nacionales, situándonos por delante del PP, que se coloca como tercera fuerza política, sin aumentar su representación».

El líder de Foro cree que del nuevo proceso electoral debe salir un gobierno que «se alíe con el progreso frente al inmovilismo». Cascos dibujó el escenario para conseguirlo. «Serán imprescindibles el diálogo, los acuerdos, los pactos, las renuncias parciales, la aceptación de tesis ajenas, la colaboración y el respeto».

Al PSOE lo felicitó «por su victoria», igual que a UPyD, «que estrena presencia parlamentaria. Aprovechó para explicar que «no se puede establecer una comparación homogénea (respecto al pasado mayo) por el número de votos por el diferente nivel de participación». Interpretó Cascos el resultado como la apuesta de Asturias, «alta y clara, por el cambio de la política desarrollada por la izquierda los últimos doce años».

Señaló a la sanidad, la educación y el bienestar social como las «prioridades irrenunciables» de su formación y se comprometió a actuar, «con la responsabilidad que nos exigen los asturianos, teniendo en cuenta los resultados».

Al final de su discurso, breve y sin turno de preguntas, se brindó a la negociación y manifestó el empeño de Foro por «dialogar con todos los que estén dispuestos a aceptar y aportar ideas y esfuerzos para llevar a Asturias a la senda del crecimiento, del empleo, del progreso y del bienestar, para que los asturianos nos hagamos responsables del futuro de nuestro país y orgullosos de nuestro pueblo». Un término, país, que utilizó en otra ocasión más, cuando aseguró que no es una persona «instalada en los cargos», se mostró dispuesto a asumir «los desafíos que la vida pública asturiana me exija» y se reconoció «más apasionado que nunca en la lucha por nuestro país para no ser más que nadie ni menos que los demás».