¿Considerará Rajoy un traspiés lo sucedido en Andalucía? Desde la transición, una política fuertemente redistributiva transformó el que antaño había sido polvorín anarquista en un granero socialdemócrata. Ese modelo fue, a la vez, el sostén del socialismo felipista, que introdujo un aire califal y monolítico en un viejo partido dividido en tendencias. Desde entonces tanto el PSOE como la misma España funcionan como una especie de tentetieso, con su base de estabilidad en la paz social de Andalucía y en su capacidad para contrarrestar las tensiones separatistas del Norte. Quizá por eso Rajoy no debería ver lo ocurrido con preocupación, sino con alivio. Aunque Arenas tire a centrista, la derecha andaluza es, en el fondo, demasiado reaccionaria y clasista como para que no acabase despertando, antes o después, al dragón que duerme bajo la subsidiada paz socialdemócrata del Sur.