Foro ha decidido impugnar ante la Junta Electoral Provincial el voto de la emigración, por razones formales, sólo apenas unas horas después de haber convocado una rueda de prensa para reprocharles a los socialistas la falta de respeto por ese tipo de sufragio. ¿En qué quedamos? Un día el partido de Cascos critica «la ansiedad» del PSOE por no esperar o no creer en la relevancia del voto emigrante y, al siguiente, cuando ese voto resulta desfavorable a sus intereses va y lo impugna, mostrando un desprecio absoluto por la voluntad soberana de las urnas. O sea, que «la opinión de la diáspora», como dice Cristina Coto, no vale, hay que anularla.

Ya sé que la paranoia analizada bajo criterios racionales puede suponer una pérdida de tiempo a la vista de cualquier persona con dos dedos de frente, pero UPyD, un partido que presume de sensatez, sabe a lo que se arriesga si su candidato Ignacio Prendes decidiese por un azar decantar la gobernabilidad de esta maltratada región del lado de las pretensiones de Cascos. No lo creo, ni lo quiero pensar, teniendo en cuenta, para empezar, que la palabra progreso está en las siglas del partido de Rosa Díez, que en todo momento ha hablado del regeneracionismo de la política. Regeneracionismo y Cascos es como aquello de Baroja de pensamiento y navarro, un imposible. Para comprobarlo, sólo hay que repasar la hoja de servicios del líder de Foro.

Está bien que Prendes diga ahora, para hacer valer la importancia del voto del partido que representa, que él nunca habló de apoyar explícita o implícitamente al candidato más votado, pero en aspectos regenerativos es algo que no cabe discutir, va de suyo, cae por su propio peso si UPyD es el partido que yo creo que es. Y si su mensaje no busca el equívoco.

Vista la correlación de fuerzas, 17-12-10-5-1, el PP también lo tiene mucho más fácil para decidirse.