No era de Tineo, pero era el secretario de los tinetenses en la pequeña diáspora de Oviedo y cercanías. Fue uno de los más activos miembros de los Amigos del Monasterio de Obona. Era un fijo en sus tertulias, en sus comidas o en sus cenas, siempre en el restaurante de un paisano del concejo.

Precisamente estábamos preparando una comida para el mes que viene allí, en Tineo, o en El Crucero, o en Tuña; confieso que en esta ocasión no habíamos contemplado Navelgas, lo que él utilizaría sin duda para atizarle a Manolo Linares cuando tuviese ocasión. No llegamos a tiempo, pero seguro que a lo largo de este año unos pocos cogeremos el coche, nos acercaremos a comer un potaje en alguna casa de comidas del concejo y le echaremos de menos.

Pero no, no era de Tineo. Por razones variopintas tengo bastantes referencias de su niñez en los años cuarenta en la Pola, en Allande, viviendo al lado del río, en el que cogía truchas a mano y ya daba muestras de ser un chiquillo espabilado, también travieso, aunque noble y que se hacía querer.

Fue allí donde se entrelazaron la fotografía, Tineo y Vélez. Eran tiempos en los que Foto Pérez de Tineo acudía a ferias y romerías por la zona a prestar sus servicios y fue así como encontró a un avispado «guaje» para ser su ayudante en la persona de Vélez, al que seguramente le entró el veneno de la fotografía en el cuerpo.

Luego pasó un tiempo en Tineo y muy joven vino a Oviedo, donde fue una persona importante en el periodismo, siendo reportero gráfico y sin tener necesariamente que escribir; pero sí, su opinión siempre fue de peso, como nos demostraba en cada tertulia, ámbito en el que se manejaba a las mil maravillas y explotaba su habilidad como gran contador de anécdotas.

Era una persona muy curiosa y muy observadora, amigo de sus amigos, podríamos calificarle de célebre, de los que más gente conocían y a su vez de los más conocidos, también entre los paisanos de Tineo. También le ayudaba su gran capacidad para salir de las situaciones más comprometidas o su acerada lengua para calificar contextos o personas con la más exquisita precisión.

Su trayectoria vital en Allande y en Tineo le hizo ser uno de los profesionales más comprometidos con la emigración de los nuestros en América Latina, como bien conoce Manolo de la Cera, y allí viajó Vélez en multitud de ocasiones, como nos relataba frecuentemente. Era ovetense del alma y a la vez un paisano del suroccidente asturiano, con estrecha relación con Tineo y sus gentes, las que viven allí y las que no viven allí.

Todavía hace unos días cogía el autobús número uno en la calle Uría para ir a Buenavista, en un recorrido que hizo miles de veces andando, y en la parada se encontró con otro tinetense al que le comentó que teníamos un grupo de gente del concejo que de vez en cuando comíamos.

Vélez, seguiremos reuniéndonos, aunque faltes tú. Te echaremos de menos, sin duda. Con afecto de los amigos de Tineo, personificado en los Amigos del Monasterio de Obona.

Ramiro Lomba Monjardín, en representación de los Amigos del Monasterio de Obona