Aeropuerto de Asturias,

M. J. IGLESIAS / J. ORDÓÑEZ

Los recortes de personal pasan factura, denuncian los viajeros. El aeropuerto de Asturias registró ayer -por segundo fin de semana consecutivo- colas de pasajeros ante los controles de entrada a la zona de embarque de la terminal. La situación no adquirió la extrema gravedad del pasado domingo, cuando quedaron en tierra una veintena de personas con billete, por la saturación de los arcos de seguridad, pero a primera hora de la mañana y última de la tarde, el acceso al embarque fue mucho más lento de lo habitual, lo que motivó el malestar y las críticas de numerosos usuarios y, también, una nueva advertencia del comité de empresa para ampliar la plantilla de seguridad y de atención al cliente.

Fuentes internas de la terminal aseguran que la saturación de los arcos de control motivó que dos personas no pudieran coger sus vuelos en torno a las nueve de la mañana de ayer. Una de ellas, incluso, habría necesitado asistencia hospitalaria debido a un ataque de ansiedad. Sin embargo, portavoces del gestor aeroportuario (Aena) precisaron a mediodía que nadie se había quedado sin viajar por la escasez de personal en los puestos de seguridad. Según esta versión, una pasajera que iba a viajar en el primer vuelo de Ryanair para Madrid acudió a la puerta de embarque y, tras pasar el arco de seguridad, el personal de la compañía de bajo coste le indicó que debía sacar otra tarjeta, porque la que llevaba era ilegible. La viajera se dispuso a hacer la gestión y cuando regresó el avión ya había partido, siempre según los portavoces de Aena. A continuación, sufrió un ataque de ansiedad por lo que, tras ser atendida por el personal médico del aeropuerto, fue trasladada al hospital avilesino.

LA NUEVA ESPAÑA estuvo por la tarde en el aeropuerto para asistir al embarque de pasajeros en un momento en el que coincidían varios despegues en Santiago del Monte, concretamente hacia Madrid, Barcelona, Ginebra y Londres. Durante ese período, se abrieron dos arcos de seguridad, algo muy inusual en las últimas semanas, y personal de Aena se hizo cargo de la atención al cliente que hasta comienzos de mes hacía la plantilla de «chaquetas verdes», ahora prácticamente suprimida. Varios trabajadores aseguran que la presencia de este diario, que Aena tuvo que autorizar para acceder a las instalaciones, hizo que el ritmo de embarque fuera especialmente ágil, frente a las importantes colas que se produjeron por la mañana y que ya son una constante.

Los trabajadores de la terminal achacan los problemas a los recortes del personal de seguridad privada y de información al cliente, que se hicieron efectivos a principios de mes, pese al incremento del pasaje por la implantación de Ryanair en las rutas con Madrid y Barcelona. Asunción Fernández es una de las usuarias habituales del aeródromo y ayer mismo, mientras esperaba el embarque para un vuelo a Barcelona, se quejaba de la merma de calidad de la atención al cliente. «Vamos a peor, también con la cafetería», aseguró. Jesús Fernández, otro pasajero, también denunció que el recorte de personal se nota «para mal» y criticó «la falta de previsión» de la dirección del aeródromo ante la llegada de Ryanair.

El comité de empresa sostiene que los problemas se iniciaron el pasado día 1, cuando se llevó a cabo una reducción del personal de atención al cliente, conocido como «chaquetas verdes» por su vestimenta. Estos empleados se encargaban de realizar un primer filtro ante los arcos de control de acceso al embarque. La plantilla ha pasado de seis trabajadores con dedicación exclusiva a uno solo, que está cuatro horas al día, y de lunes a viernes. La dirección también ha decido recortar el número de vigilantes de seguridad. Ahora son cuatro trabajadores, que apenas dan abasto cuando se produce una gran presencia de viajeros y, a excepción de ayer, justo durante la visita de este diario, rara vez abren los dos arcos.

La situación ya ha llegado al Congreso. El diputado socialista asturiano Antonio Trevín ha presentado una batería de preguntas a la ministra de Fomento en las que pone de manifiesto que en las últimas semanas varias personas han perdido sus vuelos por colas en el embarque y se interesa por su relación con la reducción de la plantilla.