Villa histórica y caminera, centro urbano de la Montaña Central, pola recrecida por la residencia minera, padece hoy el mal de las comarcas hulleras: decrecimiento, envejecimiento y desactivación. Hay que volver a la senda de la actividad, la iniciativa, los proyectos. Y al aprovechamiento de su entidad urbana para crecer, compitiendo con otros en el seno del mundo metropolitano y abriendo posibilidades vitales a los jóvenes.