Oviedo, M. J. IGLESIAS

Crear empleo haciendo trabajos forestales en fincas de la Iglesia y de particulares, reciclar ropa vieja donada por los colaboradores para venderla en una red de tiendas, impulsar un servicio de «catering» y crear una agencia de colocación para dar empleo a trabajadores del servicio doméstico. Éstos son los planes de Cáritas, el brazo social de la Iglesia católica, que atiende a 40.000 personas en Asturias y pretende, en estos tiempos de intensa crisis económica, convertirse en la patronal de los más desfavorecidos para darles un empleo y contribuir a que salgan de la pobreza.

El objetivo de Cáritas es, por un lado, crear empleos entre los más desfavorecidos de quienes acuden a la organización, que también son los que tienen más problemas para trabajar. Por otro, aprovechar estas nuevas actividades para formar a gente con grandes carencias y a la que resulta muy difícil ubicar en un sector de actividad.

Los nuevos planes de Cáritas, anunciados ayer en Oviedo por Adolfo Rivas, su director en Asturias; el administrador, Luis Hernández Berasaluce, y la responsable del programa de empleo e inserción sociolaboral, Eloísa Bermejo Lozano, coinciden con el desbordamiento de peticiones de ayuda que recibe la entidad desde que la crisis se manifestó en toda su crudeza en 2009.

Cáritas se nutre de aportaciones de particulares y en un pequeño porcentaje de subvenciones públicas, que se han visto recortadas un veinte por ciento este año. Para emprender la nueva andadura empresarial se apoyarán en la colaboración de instituciones como los ayuntamientos de Oviedo y Gijón, en este caso para llevar a la práctica el proyecto de «catering» que se desarrollará en el equipamiento sociosanitario de El Natahoyo (Gijón). En las cocinas del nuevo espacio, que comenzarán a funcionar en verano, se elaborarán menús para los centros de Cáritas en toda Asturias. Está previsto que se elaboren comidas y cenas para cientos de personas al día, con una plantilla de tres personas y previsiones de ampliar la actividad.

Para sacar adelante el plan de reciclaje y venta de ropa usada la base de operaciones será una nave solicitada al Ayuntamiento de Oviedo. Cáritas asturiana trabajará en colaboración con su homónima de Bilbao, donde desde el año 2000 funciona una cooperativa en la que colaboran unas 400 personas y que desarrolla un proyecto de recuperación de textil y comercialización de prendas de segunda mano con la marca Ekorropa.

Allí se enviarán las prendas donadas en Asturias para su recuperación, que luego se venderán en tiendas «con dinero de verdad y de mentira», según apuntó Rivas en referencia a que los necesitados podrán seguir recibiendo estas prendas de manera gratuita. El director de Cáritas ve en el proyecto una forma de dignificar el reparto de ropa, que en vez de realizarse en los roperos, como hasta ahora, se efectuará en tiendas, «dando otra apariencia a casos en los que el cliente no puede pagar». El proyecto vasco tuvo tal éxito que se ha trasladado a Chile.

En la planta de tratamiento, la ropa es sometida a un proceso de selección e higienización. Un porcentaje se plancha, etiqueta para venderse en la red de tiendas o enviarla a Chile. Con el resto se elaboran trapos para limpieza industrial. Los desechos se llevan a un vertedero.

Los responsables de Cáritas aún no ven posible cuantificar el total de empleos que generarán las actividades, pero resaltan que el año pasado ya encontraron trabajo a 180 personas en el servicio doméstico. La agencia de colocación, otra de las patas de la nueva andadura de Cáritas, atenderá a las peticiones de profesionales que llegan en el ámbito del servicio doméstico y la atención a las personas, que se nutrirá de trabajadores formados en Cáritas.

Según considera Hernández Berasaluce, los cuatro proyectos comparten como denominador común la generación de expectativas reales entre los posibles beneficiarios. En el ámbito forestal la actividad se diversificará entre acciones novedosas como la «adopción» de árboles, la limpieza de fincas y la plantación de productos de temporada.

Rivas recalcó que la iniciativa se desarrollará a través de una fundación que gestionará las acciones formativas y dará soporte jurídico a las futuras empresas, de modo similar a las que se han hecho en otras comunidades autónomas.

Reconoció que Cáritas no va a conseguir salvar del drama del desempleo a los casi 100.000 asturianos que se encuentran sin trabajo, pero sí ayudar a generar puestos empleo en colectivos de difícil reinserción, como inmigrantes o mujeres. Explicó también que en una sociedad en la que la pobreza es cada vez más intensa, «es importante transmitir compromiso y esperanza». Remarcó que el proyecto parte sin apenas medios económicos. «Cáritas no los tiene, y si los tuviera los daría, que es su función; los recursos se agotan en la acción social directa», explicó.

Eloísa Bermejo destacó que el domingo Cáritas celebra en Asturias la jornada de la lucha contra el paro que comenzó en los años ochenta, coincidiendo con otra crisis económica. El importe de las cuestaciones parroquiales se dedicará a fomentar la creación de empleo.