Es imposible. En las actuales circunstancias, un acuerdo entre Foro y el PP en Asturias es inviable. Lo sucedido ayer en el acto de constitución de la Junta General del Principado no deja lugar a dudas. O mucho, pero que mucho, cambian las cosas en los próximos días, o el nuevo presidente del Principado, con 44 o con 45 diputados en la Cámara, será el socialista Javier Fernández.

Los dos partidos de la derecha regional no están en condiciones de pactar nada, ni siquiera un candidato para presidir el Parlamento autónomo. Cada reunión que celebran más que aproximarlos los separa. No hay sintonía alguna, y, así, hablar de acercamiento de posturas, de programas más o menos similares, es absurdo. La política la hacen los políticos y si, como es el caso, estos no se soportan, no se aguantan, no hay nada que hacer. Lo mejor que harían unos y otros para no seguir creando falsas expectativas a sus votantes sería reconocer lo que cada día se hace más evidente, que el pacto es una entelequia. Pueden seguir negociando, pero si lo hacen en los mismos términos que hasta ahora se estarían engañando a ellos mismos y, lo que es peor, a los asturianos. A lo máximo que podría llegar el PP, según señalan en conversaciones privadas algunos de sus dirigentes, sería a permitir que Álvarez-Cascos gobernase en solitario, sin ningún tipo de acuerdo con el partido de Mariano Rajoy. Una solución a todas luces inaudita e impresentable, ya que sería darle el poder ejecutivo de la región a una fuerza que ni siquiera ganó las elecciones, con sólo doce o trece diputados de los 45 que conforman la Junta (ahora 44), cuando el triunfador, el PSOE, tendría 16 o 17. Que simplemente alguien pueda pensar que esta opción de Gobierno es posible demuestra hasta qué límites de estulticia ha llegado la vida política asturiana.

La región va de sobresalto en sobresalto. ¡Mira que había días para que el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) se pronunciara sobre el recurso de Foro pidiendo la anulación de una parte del voto emigrante! Pues los magistrados tuvieron que hacer coincidir el fallo con prácticamente la hora de celebración de la sesión constitutiva de la Junta General del Principado. Debieron de pensar que si no lo hacían así podían desentonar, no estar a la altura de una clase política empeñada en demostrar un día sí y otro también su ineptitud, unos, los que gobiernan (o más bien lo intentan), más que otros.

Ahora, que haya nuevas elecciones en la mesa del voto emigrante del Occidente o que no las haya depende del Tribunal Constitucional. Está en juego un escaño muy importante, pero casi seguro no trascendental. Es cierto que de repetirse los comicios el bloque de la derecha podría acabar obteniendo la mayoría absoluta en la Cámara, trece diputados para Foro y diez para el PP (23 de 45), pero también lo es que sería sólo una mayoría absoluta teórica, si tal como todo hace indicar no hay ningún tipo de acuerdo entre casquistas y populares.

Pero para Javier Fernández, caso de ser elegido presidente del Principado, este último parlamentario, el 17 para él, tendría gran valor estratégico: la derecha, aun votando en bloque, únicamente empataría con la izquierda (PSOE e IU) y le dejaría al menos capacidad para buscar entendimientos tanto con la misma IU como con UPyD.