Oviedo, Álvaro FAES

Una decisión judicial sin precedentes en la historia democrática asturiana llevó ayer al punto de ebullición a la Junta General del Principado. A poco más de media hora del Pleno de su constitución, el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) emitió un fallo que instaló por momentos el caos en la sede del Parlamento regional, donde se despachaban los últimos tiras y aflojas para consensuar la composición de la Mesa. Al final, y después de peripecias varias, con desencuentros, presiones y concesiones de unos y otros, el PSOE salvó la Presidencia del órgano de gobierno de la Cámara, que quedó en manos de Pedro Sanjurjo. Se cumplió así la intención de UPyD y la Mesa se compone por un representante de cada uno de los partidos con escaño. Pelayo Roces (Foro) tiene la vicepresidencia primera y José Agustín Cuervas-Mons (PP) ocupó la segunda. Las secretarías son para Izquierda Unida, con Aurelio Martín, y para el único representante de UPyD, Ignacio Prendes. Del río revuelto IU sacó la ganancia del senador de designación autonómica que le correspondía al PSOE (si es que éste gobierna en el Principado), una compensación hacia la coalición por no poder cumplir con su promesa de llevarlos a presidir la Junta. A falta de que el interesado lo confirme, Jesús Iglesias es el elegido.

Todo saltó por los aires cuando se supo que la sala del tribunal estimaba en parte el recurso de Foro Asturias contra el voto emigrante y dejaba en suspenso el nombramiento del socialista Francisco González como diputado por el Occidente. Los jueces retiraban al PSOE el escaño en litigio, pero no se lo entregaban a Foro, sino que ordenaban repetir las elecciones entre los residentes ausentes de la circunscripción occidental. Los socialistas tienen ahora tres días para presentar recurso de amparo en el Tribunal Constitucional -ya anunciaron que así lo harán-, que a su vez cuenta con otros quince días para tomar una decisión ya definitiva.

La sentencia del TSJA especifica que en la nueva votación únicamente estará en juego el escaño objeto de controversia (Foro denunció que 332 votos habían llegado a la Junta Electoral sin pasar por la correspondiente Embajada u oficina consular) y que se mantienen los otros cinco del Occidente.

Además, el alto tribunal asturiano fija un plazo de tres meses para que se celebre la nueva votación, una fecha que será necesario cuadrar con los plazos del reglamento de la Junta para la formación de Gobierno.

Desde ayer, hay diez días para convocar la sesión de investidura, que será, según acordaron ayer los partidos, en una fecha posterior al dictamen del Tribunal Constitucional, que tiene hasta el 14 de mayo para pronunciarse.

La decisión del TSJA desató la crisis en el palacio de la calle Fruela. La sesión constitutiva de la Junta debía comenzar al mediodía. A las once y media la situación había desbordado cualquier previsión.

Por momentos la celebración del Pleno estuvo en el aire. El Partido Popular fue partidario de la cancelación, mientras se sucedían las reuniones y el retraso se convertía en una certeza. El letrado mayor de la Junta, Alberto Arce, tras analizar la sentencia, decidió que los planes seguirían adelante, aunque la constitución del Parlamento se haría con un diputado menos, cuarenta y cuatro.

Preparado para proceder a las votaciones y prometer o jurar su nuevo cargo, Francisco González quedó relegado de la sesión y su partido, el PSOE, en una situación comprometida. Los socialistas, a costa de romper la promesa de aupar a Izquierda Unida a la Presidencia de la Junta, y de cederles a cambio el senador que les corresponde por designación autonómica, lograron salvar el sillón principal de la Cámara. Lo hicieron sin más oposición que la de los votos en blanco, después de un nuevo desencuentro ente Foro y el Partido Popular. Ambos pretendían votar al candidato opuesto para no quemar sus posibilidades, más adelante, de optar a la Presidencia del Principado.

Francisco González abandonó la Junta y mató el tiempo en una cafetería, a la espera de sus compañeros de partido, con los que después de la sesión compartió mesa.

Foro recibió el fallo del TSJA con alborozo, desmedido en algunos casos, como el de un miembro del partido que resumió la resolución al grito de «¡mayoría absoluta!» en el transitado café frente a la Junta. Fue un diputado del Partido Popular quien le sacó del error. Una percepción que los foristas también llevaron durante varias minutos en su página web, donde anunciaron que les habían devuelto un diputado. «El TSJA anula el voto emigrante en Asturias y Foro recupera el escaño número 13», decía el titular, también convenientemente lanzado a las redes sociales. Poco más tarde, no había rastro de la noticia.

Pasaba ya un cuarto de hora del momento fijado para el inicio de la sesión y nada había resuelto. Fue en ese momento cuando se formó la cumbre que iba a resolverlo todo. En la sala anexa al hemiciclo se juntaron ocho representantes de los cinco partidos. Javier Fernández y Fernando Lastra, por el PSOE; Cristina Coto y José Antonio Martínez, por Foro; Mercedes Fernández, por parte del Partido Popular; Jesús Iglesias y Ángel González, en representación de Izquierda Unida, e Ignacio Prendes, por UPyD. Fue allí donde se desbloqueó una situación que amenazaba colapso. Del encuentro salió la solución de una mesa plural, como finalmente fue, con representación de un miembro de cada partido en cada puesto. Y lo hicieron, por importancia de cargos, en un orden que respeta la proporcionalidad de votos conseguida en las elecciones del 25-M.

Después de fajarse en este encuentro de última hora, al filo de la una de la tarde dio comienzo la sesión. Pero llegar al acuerdo no había resultado nada sencillo.

Las conversaciones de los días previos no habían resuelto el sentido de las votaciones a la hora de decidir la composición de la Mesa de la Junta, y tampoco lo habían hecho ayer los tratos matinales de pasillo. El impactante fallo del TSJA no sirvió para destensar las posturas más enconadas.

Por un lado, la pugna entre la derecha fue una película muda. Apenas hubo tratos entre Foro y el Partido Popular, a pesar de que las dos formaciones insistían en que tenían pensado votar para la Presidencia al candidato del otro grupo. Ni uno ni otro tenían la certeza de lo que pasaría después: que ninguno iba a presentarse para presidir la Junta. Con su pacto prácticamente roto por las enfrentadas propuestas que ambos se han presentado, actuaron como si todo marchase sobre ruedas y pusieron en práctica los pasos de su propio plan. En el partido de Cascos conocían lo que se cocía en el PP por medio del único diputado de UPyD, Ignacio Prendes. Y los populares extendían sus intenciones sin consultar si los foristas propondrían candidato.

Cuando llegó la reunión definitiva, Mercedes Fernández expresó su contrariedad. «Yo no estoy satisfecha, porque hubiese preferido que presidiera la Junta Foro Asturias», dijo a la salida, escenificando un paso adelante en los reiterados desencuentros entre las dos formaciones conservadoras. Fue cuando llegó la confirmación de que el órgano de gobierno de la Junta respondería a una configuración plural, con una silla para cada partido.

Los miembros de Foro apenas se dejaban ver. Francisco Álvarez-Cascos trató de pasar desapercibido toda la mañana. Y lo logró, porque no apareció por el hemiciclo hasta el momento justo de comenzar la sesión. Y a la hora de ofrecer valoraciones era Cristina Coto la que llevaba el peso.

Fue en la votación por la vicepresidencia cuando se enfrentaron los dos grupos conservadores, donde Pelayo Roces recogió los votos propios y los de UPyD, que escogía de nuevo al más votado en las elecciones.

El PSOE cargaba en la sesión constitutiva con el compromiso de convertir en presidente al representante de Izquierda Unida, que se mostró férreo en su posición. No era una idea peregrina de la coalición, sino que el escenario venía del pacto de investidura entre ambos, que colocaba a IU al frente de la Junta. Así pagaría el PSOE con creces haberles dejado fuera el año pasado, cuando escogieron al candidato del Partido Popular.

El breve encuentro múltiple, de apenas veinte minutos y con urgencia para comenzar la sesión cuanto antes, tuvo tanto de corto como de intenso. Aun conociendo la decisión del TSJA de privar de un escaño al PSOE, Izquierda Unida se mantuvo firme en su postura de hacer valer el acuerdo con los socialistas.

En UPyD no tenían pensado pasar por ahí. Ya lo habían advertido, y no sólo por la nada disimulada desafección entre ellos e Izquierda Unida, sino porque en su declaración de intenciones siempre apostaron por una Mesa plural en la que fuera el presidente un diputado de la fuerza más votada. Si Prendes no apoyaba al PSOE, el riesgo de que la derecha se envalentonase y aparcase sus diferencias para mejor ocasión era latente.

Los representantes de IU en la reunión exprés, Jesús Iglesias y Ángel González, se enrocaron en su posición y se expresaron con dureza frente a Ignacio Prendes. Presionaron en pos de la Presidencia y también por la vicepresidencia, para la que UPyD volvería a votar a la fuerza con más apoyos en las elecciones de las que se presentasen.

Y no se movió de ahí Prendes, hasta que el PSOE constató que la situación no se desbloquearía y ofreció a la coalición de izquierda su senador de designación autonómica, siempre y cuando cedieran a la Presidencia del Principado.

Era complicado que UPyD fuese a echarse atrás. Tenía poco que perder y, en realidad, salió fortalecida. Primero, porque logró su propósito de una representación plural en el órgano que dirige la Junta. Segundo, porque una de esas cinco sillas fue para ellos, con un único diputado, aunque fuese la secretaría segunda, lo que, por otra parte, casa con sus teorías de proporcionalidad. Lo hizo con cuatro votos. El suyo y los de Mercedes Fernández, Francisco Álvarez-Cascos y Javier Fernández, los tres capitanes de los otros partidos. No los eligió Izquierda Unida, que en esa misma votación, la de la secretaría, tenía a uno de los suyos: Aurelio Martín.

Al acabar, recogió la felicitación de la jefa nacional de su partido, Rosa Díez, discreta en la tribuna de invitados, armada con cámara de fotos para retratar a su pupilo asturiano, sin hacer declaraciones, pero preparada para felicitarle en la comida que compartieron en un restaurante del centro.