Ciudad de México / Oviedo, Efe / P. Á.

El catedrático en Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo Carlos López Otín recibió ayer el premio «México» de Ciencia y Tecnología 2011 de manos del presidente mexicano, Felipe Calderón. «Su nombre, doctor Carlos López Otín, ya está asociado a los avances más notables de la biología molecular mundial», subrayó el mandatario en una ceremonia que tuvo como escenario la residencia oficial de Los Pinos.

Nacido en Sabiñánigo (Huesca), López Otín es desde 1993 profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo, donde desarrolla su labor investigadora desde 1987. Calderón celebró la labor de un científico que «ha dado nuevas luces para el tratamiento del cáncer y nuevas luces para prevenir o corregir el envejecimiento prematuro». «Usted ha sido ampliamente reconocido en todo el mundo ya por la originalidad y por el valor de sus investigaciones, que dan nuevas luces para desafíos y padecimientos del hombre, que son avasalladores todavía para cualquier ser humano», agregó el presidente de México.

La candidatura de López Otín fue presentada por la Universidad de Oviedo y resultó elegida por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (Conacyt) entre 40 científicos de Centroamérica, Sudamérica, Caribe, España y Portugal. Ante representantes del Conacyt, rectores y representantes de instituciones como el Colegio de México (Colmex), Calderón elogió la «calidad humana» del científico español y su capacidad para formar a nuevos investigadores.

El mandatario azteca enfatizó que la lucha contra el cáncer representa un gran reto para la Humanidad, ya que en 2030 se estima que 21 millones de personas padezcan esta enfermedad.

En el acto, el catedrático -que lució traje y corbata, un gesto inusual en él- agradeció a sus colegas mexicanos y a la Universidad de Oviedo el apoyo recibido, y recordó unas palabras de un gran poeta asturiano: «Para que yo me llame Ángel González, para que mi ser pese sobre el suelo, fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo».

Esos versos, señaló López Otín, también valen para él, quien recibió el apoyo de sus padres cuando vivía en el Pirineo aragonés y después de «grandes maestros» como la también experta en biología molecular Margarita Salas, que recibió este mismo galardón en 1998.

El científico advirtió de que en la lucha contra las enfermedades relacionadas con el envejecimiento «queda muchísimo por hacer». No obstante, precisó, parafraseando al Nobel asturiano Severo Ochoa (1905-1993), que es necesario mirar al futuro «con confianza».

Finalizado el acto, Otín manifestó su gratitud por la deferencia con la que fue tratado por las autoridades y sus colegas aztecas. Asimismo, enfatizó «la emoción» que observó en los numerosos descendientes de asturianos que acudieron a la ceremonia.

Antes que López Otín habían recibido el galardón otros españoles como el químico Miguel Ángel Alario (2009), el biólogo celular Antonio García-Bellido (2006), el experto en catálisis Avelino Corma (2005), el biólogo Ginés Morata (2004) y la bioquímica asturiana Margarita Salas (1998). El premio «México» de Ciencia y Tecnología fue instituida en 1990 por la Presidencia de la República mexicana para reconocer la labor científica y tecnológica de destacados investigadores de América Latina y el Caribe.

Entre otras muchas investigaciones, Carlos López Otín dirige, junto a Elías Campo, el proyecto español para la secuenciación del genoma de la leucemia linfática crónica, inscrito en el Proyecto Internacional del Genoma del Cáncer. Dentro de este proyecto, ha logrado secuenciar el genoma completo de la leucemia linfática crónica, un hito en la historia de la ciencia española.

Cuando el pasado mes de noviembre le fue comunicada la concesión del premio «México» de Ciencia y Tecnología había declarado a LA NUEVA ESPAÑA: «Quiero compartir esta distinción con todos mis colaboradores». Asimismo, tuvo un recuerdo especial para los científicos de origen mexicano que han pasado por su laboratorio, así como para «los excelentes colaboradores que hemos tenido en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en otros institutos de investigación, entre los que quiero destacar a los doctores Annie Pardo y Moisés Selman».

El catedrático oscense afincado en el Principado es actualmente una de las figuras más destacadas de la ciencia española y europea. Ha alcanzado renombre internacional en las investigaciones sobre los genomas, el cáncer y el envejecimiento acelerado (progeria). Su firma se ha hecho casi habitual en las revistas científicas más prominentes del mundo.