El estallido del denominado «caso Gürtel», la supuesta trama de corrupción ligada al Partido Popular, desató los nervios del hoy presidente de Foro Asturias, Francisco Álvarez-Cascos. Hasta tres fuentes del Partido Popular, muy ligadas a la dirección nacional del mismo, confirmaron a este periódico que cuando en febrero de 2009 trascendió que el entonces juez Baltasar Garzón había abierto una investigación sobre los manejos de las empresas encabezadas por Francisco Correa, Álvarez-Cascos llamó de inmediato a dirigentes del PP con importantes responsabilidades en el partido para pedirles que le tuvieran informado de todo lo que apareciera en el sumario sobre él mismo o sobre Luis Bárcenas, tesorero del partido y hombre de su confianza mientras él fue secretario general. Cascos sabía que el PP tendría acceso a cada parte de la investigación antes de que la información fuera filtrándose a los medios, y quería que esa información que tuviera el PP se le trasladara a él también con antelación.

Como se recordará, el sumario de Gürtel («correa» en alemán, como el apellido del principal acusado), investiga las relaciones presuntamente corruptas entre dirigentes y cargos públicos del PP y una trama de empresas montadas por Francisco Correa y otros socios, trama que habría financiado ilegalmente al partido, habría repartido comisiones y regalos a algunos de sus cargos y habría obtenido a cambio contratas de diferentes administraciones.

Entre los primeros imputados figuró Luis Bárcenas, que fue durante años gerente del PP y luego tesorero del partido, al que se acusa de haber sido el nexo entre las empresas de Correa y el PP y de haberse enriquecido con ello, además de organizar a través de esta trama la financiación irregular del partido.

Amigo de Rosendo Naseiro, destituido como tesorero del partido por Aznar nada más llegar a la presidencia del mismo después de que fuera detenido, acusado también de financiación irregular, Luis Bárcenas mantuvo una estrecha relación con Álvarez-Cascos cuando éste era secretario general del PP, tan estrecha que un colaborador de Cascos, que prefiere mantener el anonimato, confesó a este periódico su convencimiento de que el tesorero nunca podría haber hecho nada sin que Cascos lo conociera, por la forma en que éste dirigía la secretaría general, desde la que intentaba tenerlo todo bajo control. Esa misma fuente especifica que eso no quiere decir que Cascos esté implicado en irregularidades, pero lo cierto es que, entre los distintos dirigentes del PP consultados por este periódico, nadie acusa ni siquiera en privado a Cascos de haberse enriquecido de forma fraudulenta, pero nadie tampoco quiere comprometerse a defenderlo.

La estrecha relación entre Álvarez-Cascos y Luis Bárcenas se puso en evidencia no sólo por las llamadas del antiguo secretario general del PP a Génova interesándose por el contenido del sumario respecto de ambos, sino también por dos discusiones mantenidas cuando el caso saltó al conocimiento público. En ambos casos, se trató de cenas de las que habitualmente organiza el ex presidente Aznar en Madrid y a las que suelen asistir, además del propio Cascos algunas veces, Eduardo Zaplana, Esperanza Aguirre, Ruiz-Gallardón, Carlos Aragonés o José María Michavila, entre otros.

En una de esas cenas, según las fuentes consultadas por este periódico, Aznar planteó la conveniencia de que Luis Bárcenas, que además de tesorero era en ese momento senador, dimitiera por el bien del partido o Rajoy le obligara a hacerlo, aunque bromeó con esta última posibilidad, dada la estrategia habitual del hoy presidente del Gobierno de dejar que las situaciones se resuelvan por sí solas sin intervenir. Para sorpresa de los presentes, Cascos montó en cólera y reprochó que se planteara siquiera la dimisión de Bárcenas, cuando era un hombre al que el partido «le debía mucho». En otro encuentro distinto, según las fuentes consultadas, también Cascos se encaró a Zaplana cuando éste dijo que, al menos en la parte valenciana, las acusaciones que figuraban en la investigación eran sólidas.

Bárcenas acabó dimitiendo de sus cargos, entre ellos el de senador, lo que evitó que el caso acabara siendo juzgado por el Tribunal Supremo, cosa que habría ocurrido de seguir él en sus puestos al ser persona aforada, aunque los procedimientos judiciales continúan y las investigaciones policiales también. El periódico «El Mundo» publicó que en los informes de la Unidad de Delitos Económicos y Financieros de la Policía (UDEF) figura un estadillo de contabilidad donde aparecen las iniciales «L.B.» y «P.A.C.», como receptores de dinero por parte de las empresas de Correa, en el caso concreto de «P.A.C.» de un millón de euros según los agentes. Según el citado periódico, la fiscalía anticorrupción identifica las iniciales «P.A.C.» con Paco Álvarez-Cascos, aunque éste no ha sido a día de hoy objeto de ninguna acusación formal. Sí han sido imputados dos empleados que trabajaban en AENA cuando el gestor aeroportuario dependía de Álvarez-Cascos como ministro de Fomento, etapa en la que Correa facturó trabajos por valor de 2,4 millones de euros al citado ente rector de los aeropuertos.