Oviedo / La Espina,

José A. ORDÓÑEZ

Enormes pilares sin tablero, tajos abandonados cuando su ejecución rondaba el 50%, un lote suspendido en el que están «enterrados» 20 millones de euros, tramos que se han quedado sin proyecto constructivo, ni rastro de maquinaria o de trabajadores, y ningún compromiso de finalización pese a que el retraso global se acerca ya a los cuatro años. La imagen retrata un corredor fallido que, además, se ha caído de las prioridades de Fomento y cuyo futuro inmediato no es nada halagüeño. Es la fotografía de la Autovía del Suroccidente de Asturias, de Oviedo a La Espina, y su posterior prolongación hasta León, a través de Tineo, Cangas del Narcea y Degaña. Un simple dato económico da buena cuenta de su estado: sólo para concluir el trazado de Doriga a La Espina hace falta todavía una inversión superior a los 74 millones de euros.

La Autovía del Suroccidente (A-63) se limita hoy al trazado de Latores, en Oviedo, a Doriga. A partir de ahí, un dolor. Los dos tramos que llevan hasta Salas están oficialmente en obras, aunque la paralización en los tajos es prácticamente total desde el verano de 2010. El trayecto desde Salas hasta La Espina sólo tiene lista una calzada, abierta al tráfico recientemente para la circulación en doble sentido. La segunda calzada se cayó de la programación de Fomento hace casi dos años, una vez que el entonces ministro de Fomento, el socialista José Blanco, decidió anular el contrato con las constructoras encargadas de la ejecución. La suspensión se produjo cuando ya se habían gastado 22 millones de euros. Buena parte de la caja está abierta, pero abandonada. Se ve perfectamente desde la calzada gemela y da una impresión de despilfarro.

Superado el alto de La Espina, el proyecto hasta León duerme el sueño de los justos y nadie espera que se despierte en el corto o medio plazo. El túnel del Rañadoiro, de 50 millones de euros y financiado con cargo a los fondos mineros, es la única realidad de un trazado para el que el Principado, con el socialista Vicente Álvarez al frente, planteaba una combinación de autovía, vía rápida y vía verde.

La Autovía del Occidente vuela de Oviedo a Grado, un trayecto que se hace en apenas un cuarto de hora, y después hasta Doriga. Pero el proyecto ya no está marcado en rojo en la agenda ministerial y se nota. Las prioridades asturianas para Ana Pastor son la Autovía del Cantábrico y la variante ferroviaria de Pajares, las dos actuaciones que centrarán el grueso de la inversión en infraestructuras hasta su conclusión, en 2013 y 2014, respectivamente, si no se producen más retrasos. El resto deberá esperar.

De acuerdo con los informes económicos del Gobierno central, para terminar el tramo de Doriga a Cornellana quedan pendientes obras por valor de 19,50 millones de euros, sobre un presupuesto total actualizado de 36,99 millones. Por tanto, la ejecución del lote, totalmente paralizado, no llega al 50%. En el caso de Cornellana-Salas, Fomento reconoce una inversión pendiente de 38,58 millones en una actuación cuyo coste es de 60,56. ¿Para cuándo está prevista la conclusión de estos dos lotes? El Ministerio no se define: «La finalización de las obras se realizará conforme lo permita la disponibilidad presupuestaria», señala. El trazado de Doriga a Salas está salpicado hoy de enormes pilastras sin tablero, algunas a medio levantar. Y ello pese a que en los Presupuestos Generales de este año hay una partida de 14 millones de euros para la autovía hasta La Espina, cantidad que no da ni para concluir uno sólo de los tramos iniciados.

El futuro de la segunda calzada del tramo de Salas a La Espina también es una incógnita. Y el trazado del puerto está condenado a seguir siendo de calzada única, con un carril para cada sentido, unos años más. ¿Cuántos? Nadie lo sabe.

Esta segunda calzada se adjudicó con un presupuesto de 41 millones que, luego, fue modificado a la baja en 2,9 millones de euros. Cuando Blanco decidió anular el contrato, se habían ejecutado obras por unos 22 millones de euros. En consecuencia, para terminarlo Fomento tendrá que invertir en torno a 16 millones de euros.

Si el trazado de la autovía hasta La Espina está plagado de retrasos y paralizaciones, con un futuro repleto de incógnitas, el resto del proyecto hasta el límite interprovincial con León no ha pasado del papel, excepción hecha del citado túnel del Rañadoiro. De acuerdo con el proyecto que manejaba el Principado en la última legislatura de Areces, la prolongación del trazado preveía una autovía La Espina-Tineo-Cangas del Narcea, de 32 kilómetros de longitud y 512 millones de inversión; una vía rápida de Cangas del Narcea a Vega de Rengos, de 15,3 kilómetros y 99 millones de coste, y una «vía verde» de salida a la provincia vecina por Degaña, con una longitud de 17,8 kilómetros y 75 millones de inversión. Se trata de un ambicioso planteamiento que, en las circunstancias actuales, toma tintes utópicos.

Con unos tramos parados, otros suspendidos y varios más sin proyecto, sin actividad alguna y sin calendario de finalización, la Autovía del Suroccidente, que debería llegar a Ponferrada y se queda en Doriga, languidece y no ofrece visos inmediatos de recuperación.