Oviedo, J. A. O.

El modelo de mancomunidades no ha dado los resultados esperados en Asturias. Se trata de organismos que nacieron con el objetivo de que los municipios pudieran optimizar recursos y ofrecer unas prestaciones al ciudadano a las que difícilmente podrían llegar en solitario. Sin embargo, muchos de estos entes han ido fracasando, frecuentemente por la falta de implicación económica de los concejos.

«Los municipios tienen pocos recursos y, en consecuencia, las mancomunidades también tienen pocos recursos, y así es difícil que cumplan los objetivos», estima Rafael Menéndez, geógrafo del Ce-Codet de la Universidad de Oviedo, que aboga por una reorientación de estos organismos.

El fracaso de las mancomunidades es el argumento de referencia de Ignacio Prendes, diputado electo de UPyD, para dar un paso más y abogar directamente por la fusión de concejos. La cuestión es cómo encajan esos procesos en una región en la que hay un fuerte sentimiento de pertenencia al territorio y en la que tampoco ha prosperado la ley de constitución de comarcas, que se aprobó con Pedro de Silva en la Presidencia del Principado. La experiencia de aquellos años le dice a Bernardo Fernández que la modificación del mapa municipal únicamente puede salir adelante desde la imposición y no por la voluntad popular.