El sistema-dinero es manejado por honrados padres de familia que quieren lo mejor para sus hijos y, por tanto, desean que en la ceremonia de graduación del colegio de élite los papás de otros niños los miren con respeto y no como a unos piratas. Por eso el sistema-dinero no aspira sólo a arruinar a unos para enriquecer a otros, quedándose los gestores con su parte, sino a hacerlo de manera honorable y debidamente cubiertos con las coartadas morales necesarias. Para ello el sistema-dinero, además de proteger el anonimato de sus secuaces bajo la capucha de los mercados, ha logrado que éstos operen sin contaminarse moralmente, como si el mecanismo se moviera solo. Leo la última idea al respecto: el alto interés que se paga por la deuda de España viene de la desconfianza y ésta, del propio alto interés, al desconfiar de cómo se las arreglará España para pagarlo. Ninguna mano mueve la cuna.