Pola de Lena,

David MONTAÑÉS

Pola de Lena fue escenario la madrugada del jueves al viernes de un violento enfrentamiento entre mineros y antidisturbios que, por primera vez desde que arrancaran las movilizaciones del sector, se libró dentro de una población. Una niña de 5 años y una mujer resultaron heridas por el impacto en sus viviendas de una pelota de goma y un volador, respectivamente. Además, más de 40 contenedores fueron destrozados, la mayoría quemados, y se causaron daños en el mobiliario urbano por valor de unos 20.000 euros. La autopista Oviedo-Campomanes permaneció cortada durante casi cinco horas y la localidad estuvo prácticamente sitiada durante ese tiempo, con sus dos principales arterias internas de distribución del tráfico también colapsadas. Nadie pudo entrar ni salir del núcleo mientras cohetes, tuercas, botes de gas y pelotas de goma volaban por los aires. El conflicto se ha recrudecido y, como sucedió hace veinte años, durante el encierro de Barredo (Mieres), los enfrentamientos entre mineros y fuerzas de orden ya no se libran sólo en los pozos y las carreteras, ya están picando en los portales.

En Pola de Lena sólo había ayer un tema de conversación. A lo largo de la mañana numerosos vecinos desfilaban por el cuartel de la Guardia Civil para denunciar daños en sus viviendas, en la mayoría de los casos debido a ventanas rotas por el impacto de pelotas de goma y algún volador. Mientras, en la plaza de Santa Cristina se formaban corrillos en los que se cambiaban impresiones sobre lo sucedido la noche anterior. En ese céntrico lugar se reunieron, entre las doce de la noche del jueves al viernes y las tres de la madrugada, centenares de personas para asistir al enfrentamiento entre antidisturbios y mineros que se libraba a unos 50 metros de distancia. Las fuerzas del orden habían tomado la autopista, donde una gran barricada impedía la circulación. Los piquetes pararon un autobús con más de 30 pasajeros, pincharon sus ruedas y lo atravesaron en la calzada para después tirar las llaves. Al otro lado de la vía, en la ladera de la montaña situada por encima de El Corraón, los mineros, atrincherados, disparaban cohetes. Los vecinos aseguran haber visto hasta seis lanzaderas.

Mientras los antidisturbios intentaban hacer retroceder a los mineros, desde las viviendas del barrio de Santa Cristina algunos vecinos les empezaron a increpar, primero con insultos y luego arrojando petardos y tornillería. La Delegación del Gobierno asegura que el grupo de «hostigadores» tenía más de cien miembros. Antes de que el enfrentamiento se encolerizase, sobre las diez y media de la noche, una niña de 5 años de origen dominicano resultó herida. «Se había lavado los dientes y estaba acostándose cuando una pelota dio en la ventana y varios cristales le hicieron cortes en la cara», explicó ayer su padre. La pequeña precisó de varios puntos de sutura, aunque ayer ya estaba en casa. El padre de la menor acudió al mediodía al cuartel de la Guardia Civil para denunciar los hechos: «Nos llevamos un enorme susto cuando vimos que mi hija estaba sangrando y llorando». El matrimonio tiene otras dos hijas gemelas recién nacidas, que en el momento del suceso ya estaban acostadas. «Nunca te imaginas que una pelota puede entrar volando por la ventana de tu casa», comentaron.

La Delegación del Gobierno reconoció que la pelota es de las que habitualmente emplean los antidisturbios, pero matizó que «presentaba marcas que hacen presuponer que pudo ser recuperada y reutilizada por los mineros con algún artefacto artesanal». El líder del SOMA-FITAG-UGT, José Ángel Fernández Villa, calificó ayer al delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, de «mezquino y sinvergüenza» por estas afirmaciones. Una muestra de que la crispación va en aumento.

Los duros enfrentamientos protagonizados ayer por mineros y agentes de la Policía Nacional provocaron importantes daños materiales en los concejos de Lena y Aller y colapsaron la parte alta de la cuenca del Caudal durante varias horas.

Oviedo, D. M.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, pidió ayer «mesura y responsabilidad» a los mineros. Lo hizo en el transcurso de una nueva jornada de movilizaciones que se saldó con cuatro heridos, dos de ellos guardias civiles. Además, seis piquetes fueron detenidos tras producirse un violento enfrentamiento con los antidisturbios en el pozo Santiago (Aller). La sede del PP en Cangas del Narcea fue asaltada, sufriendo daños materiales debido al impacto de piedras y otros objetos.

El punto más caliente del día se localizó en la localidad allerana de Caborana, donde los piquetes realizaron cortes de carretera desde primera hora de la mañana. A primera hora de la tarde se intensificaron los enfrentamientos con la Guardia Civil. Seis mineros fueron detenidos tras resultar heridos dos agentes por quemaduras a consecuencia de la explosión de cohetes. La actuación de la Guardia Civil tenía como objetivo restablecer la circulación de vehículos en la carretera AS-112, interrumpida desde las seis de la mañana por las barricadas de los mineros. Como consecuencia de la movilización y el bloqueo de la carretera, la asistencia sanitaria que habitualmente prestan los centros de salud de Moreda y Cabañaquinta, pertenecientes al municipio de Aller, se ha visto seriamente alterada dada la imposibilidad de acceso a sus puestos de trabajo del personal. La Delegación del Gobierno en Asturias también informó de que en el transcurso del corte de carretera que tuvo lugar anoche en Pola de Lena, donde se produjeron enfrentamientos entre mineros y miembros de las fuerzas de seguridad, la evacuación de una persona que padecía un infarto de miocardio se retrasó más de dos horas, «poniendo en peligro su vida».

Jorge Fernández Díaz, remarcó ayer que si no fuera por la «extraordinaria profesionalidad y el esfuerzo de contención y de prudencia» que está llevando a cabo la Policía en sus actuaciones para contener las manifestaciones de los mineros, ya se habría producido «alguna desgracia». En este contexto, los colectivos profesionales de la Guardia Civil pidieron ayer a la UGT en el transcurso de una reunión que intervenga para los mineros rebajen «su nivel de violencia» en las protestas que están desarrollando dentro de su plan de movilizaciones.