Oviedo, L. Á. VEGA

Entre los asuntos más oscuros de la trayectoria de Santiago Carrillo, el histórico líder comunista fallecido el martes de la semana pasada, está sin duda el de su primera esposa, Asunción Sánchez Tudela, a la que el gijonés llamaba por el diminutivo de «Chon» y que le dio una hija, Aurora (por el acorazado «Aurora» que bombardeó el Palacio de Invierno en octubre de 1917), que falleció a muy corta edad. Sobre el destino de Asunción y Aurora, la forma en que se produjo la separación de ellas, Carrillo ofreció versiones contradictorias. Y el final de Chon es también un misterio vidrioso. Otro histórico comunista español, el general Enrique Líster, llegó a asegurar que la mujer había sido estrangulada y enterrada en el jardín de la casa en la que Dolores Ibárruri, «La Pasionaria», vivía en Toulouse, en 1945. Hay quien pone serias objeciones a esta versión, lanzada en un momento en que Líster estaba enfrentado a muerte con Carrillo, y que el general republicano había tomado de otro dirigente del PCE purgado. Hay historiadores, como Ricardo de la Cierva, que dibujan otro final más prosaico para la relación entre Carrillo y Chon: ésta conoció a un tal Muñoz y se marchó a Cuba. Allí murió, asegura otro historiador, en la época del dictador Batista.

De Asunción Sánchez dicen que era una joven morena muy hermosa, muy militante, pero también aquejada de una enfermedad grave, que la llevaría a la tumba. El propio Carrillo, en una entrevista televisiva, aseguró que su hija Aurora había nacido muy discapacitada debido a la enfermedad cardiaca que sufría Chon. A Asunción la conoció, según algunos, durante la Revolución de Octubre de 1934 en Asturias. Carrillo así lo reconoció. Aunque también dijo que la había conocido un poco antes. Se casaron en 1936, aunque esto tampoco está muy claro, porque el propio Carrillo se refirió a ella como su «primera compañera».

Pocos conocieron a Asunción Sánchez en esta época. Uno de ellos fue Fernando Claudín, el dirigente de la Juventud Comunista que llegó a un acuerdo con Carrillo para reunir éstas con las Juventudes Socialistas en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) en marzo de 1936. Un historiador asturiano recuerda haber estado en cierta ocasión en casa de Claudín, cuando éste ya había cortado con Carrillo. Un poco tomado, hizo algún comentario sobre Chon, que a quienes no conocían la historia de Asunción les sonó a chino. Otros amigos cercanos de Carrillo, como el poeta Marcos Ana, el ex dirigente de Comisiones Obreras Julián Ariza o el empresario Teodulfo Lagunero jamás oyeron hablar de Chon ni de su hija Aurora.

Aurora, la primera hija de Carrillo, nació en 1938, en plena guerra, y murió dos años después. El lugar en el que se produjo este fallecimiento es otro misterio. Carrillo aseguró en una entrevista que, en 1940, él y Chon partieron de Moscú hacia América y la dejaron en un hospital de la capital soviética, a punto ya de morir. Eso según sus memorias.

En una entrevista para la televisión pública en 2005, Carrillo ofreció otra versión. La caída de la República le cogió a Carrillo en Barcelona, y a su mujer y su hija en Alicante. Allí las atraparon y las metieron en el campo de concentración de Albatera, en Alicante, y más tarde estuvieron en varios pueblos. Finalmente, el partido pudo sacarlas de España hacia Francia, donde los Carrillo permanecieron unos seis meses antes de partir a Moscú. La niña está «prácticamente muriéndose», reconocía Carrillo, y al parecer pudo fallecer en Francia.

Hay una tercera versión, ésta de Ricardo de la Cierva, quien asegura que la niña murió durante el exilio americano de Carrillo, en Cuba. Y una cuarta variante de la salida de España y la muerte de la niña, a cargo esta vez de Enrique Líster. Según este «Héroe de la Unión Soviética», Carrillo, su mujer y su hija partieron de España el 8 de febrero de 1939, casi un mes antes del golpe de Casado (que fue apoyado por el padre del dirigente comunista, el socialista Wenceslao) y un mes y tres semanas antes del fin de la guerra. Líster añade que partieron a la Unión Soviética, donde Carrillo se sintió ignorado, y luego se trasladó a Japón, y de allí a Nueva York, para recalar en La Habana, donde murió Aurora. De Cuba, la pareja marchó a México, más tarde a la capital argentina, Buenos Aires (donde Carrillo pudo iniciar una nueva relación) y Montevideo, en Uruguay. Estamos en 1944 y Carrillo se marcha a Lisboa, y más tarde a Francia, pero deja orden al comunista vigués Luis Cabo Giorla de que impida a Asunción Sánchez que le siga a Francia.

En un capítulo de su biografía que fue eliminado por el editor José María Lara, Líster desarrollaba una historia que le había contado, en 1961, el comunista Vicente Uribe, purgado de los órganos de dirección del partido. Uribe le contó a Líster, y esto lo ratifica el propio hijo del general, Enrique Líster López, profesor jubilado de la Universidad de Poitiers, que Cabo Giorla dejó que Chon viajase finalmente a Toulouse, donde al parecer ocasionó un problema a Carrillo y al partido. Sostenía Uribe que decidieron eliminarla, que la estrangularon y la enterraron en el jardín de la casa donde vivía Pasionaria. Otros indican que se deshicieron del cadáver en una casa que tenía el PCE, también en Toulouse. De la versión escrita de esta historia no queda rastro. El hijo de Líster asegura que un miembro de la ejecutiva del PCE se llevó los papeles del general cuando éste murió en Madrid a finales de 1994.

Ricardo de la Cierva sostiene que fue Chon quien inició otra relación con un tal Muñoz, después de que Carrillo iniciase otra relación, y terminó marchándose a Cuba. Una vez en Francia, Carrillo rompió la relación con la mujer que había conocido en Buenos Aires y terminó casándose, en 1949, con la compañera que estaría junto a él hasta el final de sus días y que le daría tres hijos, Carmen Menéndez Menéndez.

Entre los dirigentes comunistas corría el rumor de que Asunción Sánchez se había suicidado en Moscú, incapaz de superar la depresión por la muerte de su hija. Si esta versión es cierta, el final de Chon sería similar al que sufrió la segunda esposa de Stalin, Nadejda Aliluyeva, fallecida en 1932, aunque, en este caso, presentada oficialmente como una muerte por peritonitis, ha llegado a hablarse incluso de un homicidio.

Carrillo no expresó grandes sentimientos hacia su primera compañera cuando le preguntaron en el año 2005. «Era una simple muchacha como había muchas, no era ninguna persona conocida», aseguró, sin darle mucha importancia. Quienes han conocido más de aquella relación sostienen que, simplemente, la pareja siguió caminos diferentes cuando llegaron a América, una consecuencia quizá lógica de las experiencias que había vivido este matrimonio: una guerra fratricida y cruel, el estallido de una Guerra Mundial, el exilio, la pérdida de su única hija. Como tantos otros aspectos de la extensa y prolífica vida de Santiago Carrillo, la historia de Asunción Sánchez Tudela quedará velada entre sombras.