Oviedo, J. A. A.

Francisco Álvarez-Cascos asumió la portavocía de Foro en el debate de orientación política, con un discurso en el que, de entrada, cuestionó «las graves irregularidades» del voto emigrante que «aún están sin investigar». Cascos puso en duda la legitimidad del Gobierno de Javier Fernández y calificó de «anomalía» las instrucciones de la Junta Electoral para dar validez a los votos que llegaron directamente a la Junta Electoral de Asturias sin pasar por los consulados. El portavoz de Foro recalcó que la Junta Electoral Central ha dado instrucciones para considerar nulos los votos que no lleguen de las misiones diplomáticas, en contra del criterio mantenido en el caso de las elecciones asturianas y que fue ratificado por el Tribunal Constitucional. «No agite el voto exterior, parece un mal perdedor», replicó el presidente del Principado a su predecesor.

El intercambio entre Cascos y Fernández estuvo sembrado de referencias al pasado. Si Cascos atribuía la decadencia de España y de Asturias al PSOE, Fernández contraatacaba con la «participación decisiva» del ahora presidente de Foro en el Gobierno de Aznar, «donde se incubó el virus de la burbuja inmobiliaria». Si Cascos denunciaba sobrecostes de los ejecutivos socialistas, Fernández responsabiliza al líder forista de los sobrecostes de la T-4 y las autopistas radiales de Madrid.

Cascos echó en cara a Fernández el «exageradamente autocomplaciente» discurso socialista de «la vuelta a la normalidad» y reprochó a su sucesor «ser fuerte con los débiles y sumiso con los poderosos», en alusión a los conflictos con la sanidad y la educación y a los resultados de su entrevista con Rajoy sobre infraestructuras, la tarifa eléctrica y los fondos mineros.