Oviedo,

Félix VALLINA

El fiscal jefe de Asturias, Gerardo Herrero, aseguró ayer en Oviedo que las fuerzas del orden ya han «comenzado a detectar» en la región una nueva droga que está causando estragos en Estados Unidos. Se trata de las «sales de baño», una sustancia que se está extendiendo por el país americano y cuyo consumo se ha relacionado con varios ataques caníbales registrados en los últimos meses. «Por el momento no se ha hecho ninguna aprehensión, pero tenemos constancia de que se está empezado a mover y ya estamos de detrás de ello», señaló Gerardo Herrero.

Las «sales de baño» se dieron a conocer a nivel mundial tras salir a la luz el caso de Rudy Eugene, el hombre que en Florida devoró a mordiscos el rostro de un indigente al que atacó brutalmente a plena luz del día. Rudy Eugene se comió el ochenta por ciento de la cara de la víctima supuestamente bajo los efectos de este poderoso alucinógeno, que además les da a los consumidores una fuerza descomunal y un calor interno extremo. «Eugene estaba desnudo y gruñía como un animal mientras continuaba devorando el rostro del otro hombre», señaló en su día uno de los policías que estuvo presente el día de los hechos. El «caníbal de Miami» no se detuvo con las advertencias ni con dos disparos, sólo dejó de morder a su víctima cuando cayó muerto a consecuencia de un tercer disparo de los agentes.

Pero el caso de Rudy Eugene no es aislado. En Florida y en otras ciudades del país ya se han registrado varios hechos similares. Sólo en el condado de Miami Dade, según publicaron algunos medios locales, se han presentado cuatro incidentes con las mismas características en los últimos seis meses, y al menos cinco muertes asociadas al uso de las «sales de baño». El año pasado, por poner un solo ejemplo, un hombre fue atropellado cuando huía de las autoridades. Pese a ello se levantó y se necesitaron siete policías para contenerlo. En otra ocasión se requirió de varios disparos con una pistola de balas de goma para someter a un hombre que intentó morder el cuello a una mujer.

Las «sales de baño» son cristales blanquecinos que se venden en pequeñas botellas o en paquetes de papel de aluminio. También se conocen como «Paloma roja», «Púrpura», «Cloud nine», «Onda lunar», «Marfil puro», «Ola de marfil», «Cielo de vainilla», «Bendición» o «Relámpago blanco». Su nombre científico es metilendioxipirovalerona (MDPV) y tiene potentes efectos alucinógenos y estimulantes que actúan como un inhibidor de la recaptación de la noradrenalina y la dopamina. El uso de esta droga produce agitación, paranoia, dolor en el pecho, conductas suicidas, agresividad, hipertensión y aceleración del ritmo cardiaco. Incluso después de que los efectos estimulantes hayan desaparecido, la conducta suicida puede permanecer varios días tras haberse consumido. La forma de uso puede ser muy variada: se esnifa, se inyecta o se mezcla con comida o bebida.

Algunos expertos aseguran que esta sustancia forma parte de las «spice drugs», es decir, drogas picantes, que se venden camufladas en distintos formatos: incienso, maquillaje o sales de baño elaboradas en laboratorios clandestinos. Aquellos delincuentes que hacen negocio con ellas utilizan la picaresca para eludir los controles. Añaden al envoltorio la etiqueta «no apto para el consumo humano», y en sus instrucciones emplean un doble lenguaje. «El efecto de nuestras sales durará varias horas, por favor, espera varias horas entre aplicación y aplicación», reza alguno de sus prospectos. Las mismas fuentes sostienen que comprar «sales de baño» está tan sólo un clic en internet. Se busca el producto, se elige la cantidad y por una cantidad que ronda los 35 euros llega al consumidor en menos de una semana.

Al ser una droga muy nueva, no existen aún datos suficientes sobre ella. Lo que sí se conoce es su alta toxicidad a corto plazo. Se piensa, además, que tiene un alto potencial adictivo, produciendo un deseo intenso de consumir más. El principal problema con estas drogas de diseño es que continúan surgiendo nuevas sustancias. Aunque se prohíban, se siguen fabricando en laboratorios clandestinos y vendiendo ilegalmente, y las personas que las utilizan no saben realmente lo que están tomando ni los graves efectos que puede producir en ellos.