El objetivo de estas líneas es describir algunos aspectos relevantes del impacto que está teniendo la crisis en la economía asturiana a partir de la evolución del empleo por sectores y ramas de actividad. Los datos disponibles permiten evaluar la situación de la región en comparación con las restantes autonomías proporcionando una imagen clara y útil no solamente sobre las consecuencias generales de la crisis sino también sobre los puntos fuertes y débiles de nuestro sistema productivo. Más concretamente, trataremos de responder a las siguientes cuestiones: ¿En qué sectores y ramas de producción se ha perdido más empleo? ¿Son más resistentes las actividades más competitivas? ¿Es posible intervenir a escala regional para mejorar la posición de los diferentes sectores ante la crisis?

Para responder a estas cuestiones trataremos de resumir en una serie de puntos los resultados obtenidos del análisis de los datos de empleo de la EPA, correspondientes al segundo trimestre de 2008 y 2012. Como se puede observar en el gráfico adjunto, Asturias es una de las regiones donde más empleo se perdió durante este período de crisis, un poco más del 16% del empleo existente en 2008, unos 73.000 ocupados.

l Construcción. Desde el punto de vista sectorial y, al igual que en todas las regiones españolas, la construcción ha sido el sector que más empleo ha perdido durante el período, casi un 43%. No obstante, dicha tasa es muy inferior a la media nacional y sólo es mayor que las del País Vasco y La Rioja. Por otra parte, en el Cuadro II se puede observar que el empleo amortizado en la construcción supone aproximadamente el 33% del total de empleo amortizado en la región. Por lo tanto, se puede decir que en Asturias el impacto directo del ajuste sectorial no ha sido tan intenso como en otras entre las que destacan Baleares, Murcia, Cantabria o Madrid. Dada la naturaleza de la crisis es obvio que el empleo perdido en la Construcción tiene, en su mayor parte, el carácter de irrecuperable y deberá reasignarse a otras actividades. ¿Qué sectores pueden hacer de receptores de los casi 25.000 excedentes actuales de la construcción? Es difícil hacer conjeturas pero la eficacia del proceso no solamente dependerá de la recuperación general de la economía sino también de su adecuada recualificación así como del funcionamiento del mercado de trabajo. A este respecto, se puede afirmar que es posible actuar a nivel regional sobre, al menos, estos dos últimos condicionantes. En cuanto al reciclaje, lo que se requiere esencialmente es un diseño de la oferta de Formación Profesional Ocupacional consistente con las necesidades de los receptores y, en relación al segundo, se trata de propiciar la colaboración y el entendimiento pleno entre los sindicatos y la patronal para flexibilizar los procesos de negociación que la reasignación laboral implica.

l Industria. Sin tener en cuenta, por el momento, al sector primario, la industria es el segundo sector que ha registrado la mayor caída del empleo en casi todas las regiones. Sin embargo, la industria asturiana es la que menores pérdidas ha registrado, un 16,5%. Esta tasa es muy inferior a la media nacional y a las correspondientes al País Vasco, Cataluña y Madrid. Este mejor comportamiento del empleo de la industria regional se ha traducido también en una menor repercusión sobre la destrucción de empleo regional en comparación con cualquier otra comunidad. Efectivamente, como se puede ver en el gráfico adjunto, el empleo perdido en este sector supone algo más del 15% del total del empleo amortizado en Asturias. Por lo tanto, dicha cuota se sitúa unos 11 puntos porcentuales por debajo de la media nacional y también muy por debajo del dato correspondiente al País Vasco y Cataluña donde, al contrario de lo ocurrido en la mayoría de las regiones, la industria es el sector que más ha contribuido al saldo negativo del empleo global respectivo. Estos datos revelan que en dichas comunidades la crisis se manifiesta sobre todo en la industria, mientras que para la mayoría de las regiones el protagonismo directo corresponde a la construcción.

No obstante, es evidente que las negativas contribuciones de la industria en estas dos regiones de referencia están reflejando indirectamente la crisis de la construcción nacional y del ambiente recesivo general, pero también sugieren la existencia de problemas de competitividad, al menos en alguna de sus ramas, que dificultan su reorientación hacia el mercado internacional. Consistentemente, el buen dato relativo de la industria asturiana es un indicador que ratifica el alto nivel de competitividad relativo alcanzado por este sector clave de nuestro sistema productivo y de enorme importancia para el futuro de la región. Obviamente, ante estos resultados es difícil aceptar que siendo una industria tan competitiva tenga, en cambio, una participación menguante en la economía asturiana, tal y como revela el hecho de que el número de personas ocupadas que absorbe representa menos de un 15% de todo el empleo regional, situando a Asturias en el undécimo puesto, entre todas las comunidades autónomas, muy lejos del peso que tiene la industria vasca y catalana, donde representan el 22% y 19%, respectivamente. Para dimensionar este diferencial baste indicar que la industria asturiana debería, ceteris paribus, incrementar su empleo actual, en 27.000 o 16.000 personas, respectivamente, para igualar dichas cuotas de participación del empleo industrial en la economía asturiana.

l Servicios. El sector servicios es el que ha registrado una menor pérdida de empleo en comparación con los sectores anteriores, un poco menos del 11%. Sin embargo, este porcentaje es prácticamente el doble del correspondiente al conjunto del país y sólo es peor que el de Extremadura y La Rioja. Si dicha tasa hubiera sido equivalente a la media nacional, 5,5%, se habrían perdido cerca de 17.000 empleados menos en la región. No obstante, la gravedad de este dato se amplifica al medir su impacto sobre el saldo negativo del empleo asturiano, un 45,6%. En otros términos, casi el 46% del empleo perdido durante la crisis tiene su origen en el sector servicios. Este impacto negativo no está muy lejos de doblar la media nacional y sitúa a Asturias junto con las comunidades mencionadas en el grupo de las tres únicas donde la crisis se manifiesta fundamentalmente en los servicios.

¿Eran de esperar estos resultados tan negativos del sector servicios asturiano? En primer lugar, es clarificador constatar que las pérdidas de empleo registradas en el subsector del comercio asturiano explican por sí solas la inmensa mayoría del empleo amortizado en todo el sector. Concretamente, la reducción del empleo comercial representa más de dos tercios de la ocupación perdida en el conjunto de este sector. Por otra parte, es necesario recordar que investigaciones previas, de las cuales se hizo oportunamente eco LA NUEVA ESPAÑA, revelaron que el comercio asturiano adolece de problemas estructurales que perjudican seriamente su competitividad. Esencialmente, en estos trabajos se llama la atención sobre su baja productividad relativa que además de perjudicar la supervivencia de las empresas comerciales perjudica la eficiencia de las restantes actividades económicas.

La buena noticia es que influir favorablemente sobre la evolución del comercio asturiano es mucho más sencillo y barato que en la mayoría de las actividades productivas. Concretamente, se podría, en primer lugar, corregir el retraso que padece el comercio asturiano en cuanto a la incorporación de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. La experiencia de otros países corrobora que la generalización del uso de estas tecnologías propiciaría un incremento muy importante de la productividad. En segundo lugar, se trataría de promover la asociación de las empresas en centrales de compras para mejorar su posición frente a proveedores. En tercer lugar, se podría incentivar la integración vertical desde los distribuidores al detalle hasta el productor y, por último, la competitividad de todo el sistema de distribución comercial también se vería muy potenciada con la finalización y puesta en servicio de las infraestructuras viarias pendientes.

l Sector primario. En cuanto al sector primario, los datos son muy contundentes y muestran un fuerte retroceso del empleo, un 21%, casi el doble del correspondiente al conjunto del país y la segunda caída más importante de la cornisa cantábrica. Evidentemente, estos hechos sugieren que las dificultades que frenaban la consolidación del sector antes de la crisis están acentuando su influencia negativa con la recesión. Es importante subrayar que, aunque la participación de este sector en la amortización de empleos global no es comparable con la de los otros sectores mencionados, su pervivencia es decisiva para el desarrollo de la industria agroalimentaria regional. En este caso también se puede influir favorablemente y de forma poco onerosa para las arcas públicas. Concretamente, podría ser muy importante para la modernización del sector el desarrollo pleno y consecuente de los llamados «contratos de suministro» entre productores y transformadores y distribuidores, si incluyeran de forma expresa, con las cláusulas de salvaguarda necesarias, compromisos claros sobre precios, cantidades y calidades de las producciones. Así definidos, estos contratos permitirían a los productores agropecuarios reducir la incertidumbre sobre los ingresos futuros que dificulta los estudios de viabilidad de las inversiones requeridas para la modernización de las explotaciones.

En síntesis, a pesar de que la superación de la crisis depende sustancialmente de instancias suprarregionales, tal y como se ha comentado a lo largo de este artículo, a nivel regional es posible y necesario hacer políticas que mejorarían significativamente la posición actual de los diferentes sectores productivos.