Oviedo,

M. J. IGLESIAS / F. VALLINA

El ex comandante revolucionario cubano y anticastrista, Eloy Gutiérrez Menoyo, de origen asturiano y fallecido el pasado viernes en La Habana, fue incinerado ayer y su entierro tendrá lugar mañana en la capital de la isla con la asistencia de su hija mayor y heredera de su testamento político, Ana Patricia Gutiérrez, residente en Puerto Rico.

La muerte del opositor más atípico del castrismo -desde el año 2003 vivía en Cuba sin documentos cubanos pero con la tolerancia del régimen- ha causado honda impresión en Asturias, de donde eran sus padres. De hecho, su padre, un médico militar republicano exiliado a Cuba en 1945, está enterrado en Lugo de Llanera. Menoyo fue condenado a 30 años de cárcel por Fidel Castro, de los que cumplió 22. La campaña emprendida por su liberación en 1985 fue secundada por el entonces alcalde de Oviedo y actual eurodiputado socialista, Antonio Masip, quien conoció la historia a través de una hermana de Menoyo que regentaba un comercio en Oviedo y de otros familiares que vivían en Avilés. «Vinieron a verme y me explicaron el asunto, yo llamé al ministro de Asuntos Exteriores, que a su vez medió con el régimen cubano, y a los pocos meses Castro le dejó libre», señalaba ayer a LA NUEVA ESPAÑA.

Cuando salió de la cárcel aterrizó en Barajas, donde lo recibió un director general de Asuntos Consulares que le entregó el pasaporte español, al que tenía derecho porque además de ser hijo de españoles había nacido en Madrid en 1934.

Días después Menoyo se desplazó a Oviedo y Masip le recibió en el Ayuntamiento.«Recuerdo que era fin de semana, luego se fue a Miami, donde fundó Cambio Cubano», comenta Masip, quien califica a Menoyo de «figura relevante del anticastrismo moderado». Precisamente ese perfil no lo hizo popular entre el exilio de Miami.

El velatorio del opositor tuvo lugar durante toda la jornada del viernes, en la funeraria habanera de Calzada y K, en presencia de su viuda, Flor Torres, y otros familiares. El único disidente cubano que asistió al funeral fue el líder del grupo Arco Progresista, Manuel Cuesta Morúa.

Gutiérrez Menoyo le ha dejado a su hija un testamento político en el que se refleja sin tapujos su visión sobre «una Cuba desolada en la que el carácter ético del proceso de 1959 se ha hecho inexistente». Menoyo quiso llevar su anticastrismo más allá de la muerte y durante su enfermedad le dictó a Patricia Gutiérrez, la mayor de su descendencia, las ideas que quería dejarle como herencia para que salieran a la luz tras su fallecimiento. Parte de ese testamento salió publicado ayer en las páginas de «El País» y en este texto se recoge algún extracto de una conversación histórica. «El año 1959 registró un acontecimiento que parecía marcado por la poesía: la Revolución Cubana. De aquella Revolución, esparcidos por la isla y por el mundo, quedan hoy restos dolorosos de un naufragio (...). Hoy día, sin perder mi fe en el pueblo cubano, denuncio que aquella empresa, llena de generosidad y lirismo, que situaría de nuevo a Cuba a la vanguardia del pensamiento progresista, ha agotado su capacidad de concretarse en un proyecto viable», recoge el documento.