Bueño (Ribera de Arriba),

Pablo GALLEGO

Atechados bajo el alero de la capilla de San Juan de Mata, los Príncipes de Asturias escucharon jazz. Enganchada al brazo de don Felipe, quizá para refugiarse del frío húmedo que ayer envolvía al nuevo Pueblo Ejemplar de Asturias, doña Letizia siguió con atención los compases de «Nieve», la composición que el «Quinteto Jazz Bueño» estrenó para los Príncipes. El heredero de la Corona y su esposa llevaban ya más de una hora de paseo, bajo una lluvia intensa y rodeados de gente ansiosa por saludarles, y junto al pórtico de la capilla disfrutaron de un momento de tranquilidad. Un pequeño descanso todo lo íntimo que las más de dos decenas de cámaras y fotógrafos que les acompañaban en el recorrido pueden permitir.

El Festival de jazz, que cada verano llena Bueño de música, estuvo representado en la visita de los Príncipes por cinco de los músicos más relevantes de este género en Asturias. El pianista Jacobo de Miguel, el guitarrista Carlos Pizarro -compositor de «Nieve»-, el saxofonista Javier Rubio, Horacio García al contrabajo y el batería Félix Morales se reunieron para tocar bajo un hórreo convertido en club al aire libre. A su lado, un panel con los carteles de las doce ediciones del festival. Tantas como años han pasado desde el cambio de milenio, «al que Bueño entró con música», rememoró Antonio Barral, «alma máter» del certamen. Por él han pasado las más relevantes figuras del panorama internacional del jazz, como Pat Martino o Christian Scott.

Terminado el concierto, don Felipe y doña Letizia se acercaron al quinteto. Con ellos hablaron de música -una de sus pasiones compartidas-, preguntándoles si eran «profesionales» e interesándose por las trayectorias de cada intérprete, repartidas entre el jazz y la docencia. El Príncipe se fijó en los carteles, y con su esposa debatió sobre cuál de ellos les gustaba más. La partida quedó en tablas, incapaces de decidir entre los diseños del pintor Roberto Díaz de Orosia, para el séptimo festival, y de José Pantaleón creador del primero. Él firmó, además, el retrato que los Príncipes recibieron de la Cámara de Comercio de Oviedo como regalo de boda, y tres efigies del Rey. Una de ellas cuelga en el Colegio de Farmacéuticos de Madrid, y otra en el Ayuntamiento de Siero.

Tras despedirse de los músicos -que regalaron a los Príncipes dos camisetas para las Infantas Leonor y Sofía, estampadas con el cartel del séptimo festival, el preferido de doña Letizia-, la caravana real se desplazó hasta la Casa de Cultura de Bueño, que ocupa el edificio de las antiguas escuelas infantiles. Allí les esperaba su junta directiva, y los ganadores, desde 2004, del Certamen de Pintura Rápida de Hórreos y Paisajes.

Los Príncipes, acompañados únicamente por las autoridades del Principado, «observaron atentamente y comentaron las obras», explicó tras la visita Julio Gomena, el ganador de 2008. «Les llamó la atención la diferencia de luz que hay entre cada cuadro, aunque todos se hayan pintado el mismo día», añadió el campeón de 2005, Luis Riestra, de pie junto a los ganadores en 2006, José Reyes, y en 2007, el cántabro Pedro Barrio Arciniega.

Dos miembros del personal de seguridad sacaron de la Casa de Cultura parte de los obsequios del Ayuntamiento para los Príncipes: una cesta trenzada con productos tradicionales, y una reproducción a escala de la escultura «Homenaje a los hórreos», del artista Juan Zaratiegui, en la que don Felipe descubrió, al principio de la visita, la placa que certifica que desde ayer Bueño es Pueblo Ejemplar.

La lluvia amainaba por fin, y de la Casa de Cultura los Príncipes avanzaron, de nuevo en coche, hacia el Centro de Interpretación del Hórreo, la última parada en su recorrido por Bueño antes del almuerzo en el polideportivo de las instalaciones deportivas El Llosalín. En el edificio dedicado al hórreo, diseñado para Procoin por los arquitectos Rogelio Ruiz Fernández y Macario Luis González Astorga, don Felipe y doña Letizia estuvieron largo rato, más de lo previsto. Acompañados por el director del Centro, Roberto Álvarez, vieron en primicia un documental sobre el hórreo, símbolo de la Asturias rural. Como despedida, la Corporación municipal obsequió a los Príncipes con un hórreo en miniatura «pero con todos los detalles», explicó el alcalde de Ribera de Arriba, José Ramón García.