Durante más de una década, los padres de Scott Routley, un canadiense de 39 años que hace 12 quedó en estado vegetativo tras un grave accidente de automóvil, mantuvieron, contra la opinión de casi todos, que su hijo estaba consciente pese a no poder demostrarlo. Recientemente dos científicos se reunieron con los padres de Scott y les confirmaron que, tal como sospechaban, su hijo estaba consciente y había podido comunicarse con los investigadores.

Uno de ellos fue el director del proyecto, el científico británico Adrian Owen. La otra persona fue la asturiana Davinia Fernández Espejo, licenciada en Psicología por la Universidad de Oviedo, con un máster en neurociencias de la Universidad de Barcelona, y desde enero de 2011 científica del Instituto del Cerebro y la Mente de la Universidad Western Ontario (Canadá), donde realiza su tesis posdoctoral. La tecnología actual permite «preguntar sobre cualquier cosa» a pacientes que hasta ahora se consideraban perdidos, declaró Fernández Espejo.

Su papel ha sido clave en el caso de Routley, al ser la encargada de analizar los resultados de las resonancias magnéticas realizados al paciente, pruebas con las que se han podido visualizar sus respuestas. Fernández Espejo admite que el caso de Routley ha sido espectacular «por el tiempo que lleva este paciente en estado vegetativo y por el número de evaluaciones que se le habían hecho».

«Los clínicos estaban convencidos de que no había consciencia en este paciente porque lo habían visto muchas veces. Y, de hecho, tenían razón, no había nada que se pudiera ver desde fuera, pero cuando le pusimos en la resonancia magnética vimos que era consciente a pesar de 10 años de evaluaciones que decían lo contrario», dijo.

Routley es el segundo paciente en estado vegetativo con el que el equipo de Owen ha conseguido comunicarse. La diferencia es que con Routley los científicos han dado un paso cualitativo con profundas consecuencias científicas y éticas. El equipo de Owen preguntó a Routley si sentía dolor y respondió «no».

Fernández Espejo advierte de que sólo un 20% de los pacientes en estado vegetativo están conscientes, y no hay ninguna señal exterior que indique cuáles lo están y cuáles no. «La mayoría de los que están en estado vegetativo no tienen ningún tipo de comprensión del lenguaje. No sabemos bien lo que significa estar en este estado, porque no lo pueden expresar, pero sabemos que no tienen ningún tipo de conciencia de su propia situación ni de lo que está ocurriendo alrededor», agregó.

«Aplicamos esta técnica a un grupo de más de 50 pacientes que externamente estaban en estado vegetativo y vimos que el 20% de ellos sí estaban conscientes y lo podían demostrar con la resonancia magnética. Este 20% es una estimación», añadió.

En el caso de Routley, los investigadores le pidieron que para responder a sus preguntas se imaginase jugando al tenis para decir «no» y caminando por su casa para responder «sí», mientras se le analizaba con un escáner de resonancia magnética. «Hay una región que está en la parte superior de la cabeza que se activa cuando nos movemos. Y sabemos que esta región se ilumina cuando nos imaginamos ese movimiento. Caminar por las habitaciones de tu casa provoca la misma respuesta, iluminación de un área, pero en la parte inferior del cerebro», explicó.

«Tenemos la tecnología que nos permite preguntar sobre cualquier cosa. El problema de preguntar sobre sentimientos es que son preguntas más difíciles de interpretar. Describir un sentimiento sería mucho más complicado, y no sabemos hasta qué punto el paciente entiende la pregunta», explica.

El siguiente paso es facilitar las pruebas para detectar a los pacientes conscientes, algo que podría lograrse con encefalogramas, más baratos, «y avanzar en el entendimiento de las causas de ese estado», apunta.