Oviedo, L. Á. VEGA

«Yo nunca creí en esas cosas, pero nos convenció de que mi mujer tenía espíritus malignos. Creí en ella a ciegas», relató ayer Ángel G. de C., a quien la pitonisa María del Carmen C. F. supuestamente desplumó a base de bebedizos y un «tratamiento muy caro» que la obligaba a desplazarse a Barcelona a proveerse del material. En total, fueron 12.000 euros del ala los que pagó este hombre, según declaró ayer en el Juzgado de lo penal número 1 de Oviedo. Este policía municipal retirado estaba convencido de que la vidente iba a curar a su mujer, Elena B. C. El hombre notaba en su esposa «cosas raras» y los médicos no daban con lo que tenía. Tres años después, la mujer, a la que finalmente diagnosticaron de una enfermedad psiquiátrica, «sigue mal y no sale de casa».

El caso es que, según la vidente, el motivo que llevó al matrimonio a su «consulta» fue otro muy distinto. «Vinieron a que les echase el tarot, para ver si su hijo, que es policía, se separaba de la novia. Me trajeron una foto del hijo y otra de la nuera, en ropa interior», aseguró María del Carmen C. F., hermana de un dirigente socialista de Siero.

«Yo sólo le pregunté al marido que qué le pasaba a la señora. Él me dijo que estaba mal de los nervios, y yo le respondí que, si me necesitaban, me tenían para lo que quisieran. Pero, ¿cómo puedo curar yo a una "persona psiquiátrica"? Yo echo el tarot y soy espiritista, porque creo que hay algo más de lo que vemos aquí. Pero yo no puedo curar a nadie, no soy sanadora. Soy tarorista de toda la vida», explicó.

Según la pitonisa, volvieron luego. «Me dijo el marido que yo le había gustado mucho a su mujer y que quería ver si podía curarla. Yo le expliqué que no podía, pero que si me necesitaba para darle la receta de algún puré o algo no había problema. Les cobré 200 euros, por tres o cuatro consultas», afirmó tajante. Luego vinieron las lamentaciones: «¡Con lo buena que fui con ellos! Les mandaba comida y hasta hablé con un psiquiatra en Navarra para que la atendiera a ella. Ni un duro me dio este señor. Había una relación de amistad, vinieron mucho a mi finca. Y a un hijo le escribí para que cuidase a sus padres, que estaban muy solos», aseguró.

Pero Ángel G. de C. expuso otra versión. «Me dijo que en un mes arreglaba a mi esposa. Y que si no la llego a llevar allí, no me llega a finales de año», relató. «Así estuvimos seis meses. Íbamos a su casa y ella a la nuestra. Nos traía en el coche bolsas con comida, mucha y buena, porque mi mujer estaba enferma y yo no sé nada de cocina. Le pagué primero 6.000, luego 4.000 y al final 2.000, o sea, 12.000 euros que tenía en la cartilla. Y al final me dice que no podía hacer más, porque no era cosa de ella, sino del psiquiatra», concluyó.

La defensa, a cargo de María Luisa Duque, pidió la libre absolución y apuntó a que el dinero se sacó de la cuenta del denunciante antes de las consultas. La fiscal mantuvo su petición de un año y nueve meses de cárcel para la pitonisa, así como la devolución de los 12.000 euros supuestamente estafados.