Oviedo, Félix VALLINA

El 90 por ciento de la droga decomisada en España por las fuerzas de seguridad del Estado se reduce a cenizas en Asturias. El horno rotatorio situado en el Centro de Tratamiento de Residuos de Asturias -el polígono situado en Serín en el que están ubicados el vertedero y el resto de las instalaciones de Cogersa- destruye anualmente una media de 300 toneladas de todo tipo de sustancias estupefacientes.

La seguridad es el principal argumento del Ministerio del Interior a la hora de elegir Asturias como destino para la mayoría de la droga decomisada en las operaciones contra el narcotráfico. Las características del polígono y de su entorno -las instalaciones cuentan con entradas vigiladas las 24 horas y su perímetro es fácilmente «acordonable»- han evitado hasta ahora que se produzcan sucesos como el ocurrido en la aduana de Huelva durante la pasada Nochevieja, cuando una decena de encapuchados aprovecharon las campanadas de fin de año para llevarse un total de 31 fardos con unos mil kilos de hachís.

Los traslados de la droga hasta Cogersa, en algunos casos desde la otra punta de España, se realizan a través de complicadas operaciones en las que intervienen camiones pesados para el transporte de las sustancias y se activan importantes dispositivos de seguridad. La Guardia Civil -en el contexto del Plan Nacional Antidrogas- es la encargada de custodiar los «envíos» y son sus agentes los que vigilan el perímetro mientras la droga está siendo incinerada. En España hay otras instalaciones que cuentan con los recursos necesarios para quemar la droga, pero hasta ahora las características del polígono de Cogersa han sido determinantes para que Asturias sea protagonista en cuanto a la destrucción de los decomisos.

No obstante, el riesgo que entraña mantener almacenadas las sustancias estupefacientes ha hecho que el propio fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, distribuyese recientemente una circular entre las fiscalías superiores para que los fiscales antidroga soliciten la inmediata destrucción de la droga aprehendida, salvo las muestras para posibles comprobaciones o investigaciones posteriores. La respuesta ha sido inmediata en Andalucía. La delegada del Gobierno en la comunidad, Carmen Crespo, anunció la semana pasada que, «en breve», entrarán en servicio dos hornos incineradores -en Sevilla y en Cádiz- para quemar droga en la región. Ahora se encuentran en período de pruebas.

La confianza de Interior en Asturias supone un negocio para Cogersa -la entidad pública mantiene un contrato con el Estado y cobra 616 euros por tonelada de droga destruida- que ahora puede verse mermado a consecuencia de la apertura de los dos hornos en la comunidad andaluza. Las nuevas infraestructuras no sólo le restarán a la planta asturiana las toneladas de droga aprehendidas en Andalucía, sino que también podrían «captar» aquellos alijos que se descubran en zonas más cercanas al sur de España a consecuencia del elevado coste del transporte de las sustancias.