Oviedo, Eloy MÉNDEZ

Los movimientos para suceder a Vicente Gotor en el Rectorado de la Universidad de Oviedo han comenzado a más de tres años de las próximas elecciones académicas, previstas para marzo de 2016. Los duros ajustes que sufre la institución y la falta de una oposición con rostro desde el adiós a la «política académica» de la jurista Paz Andrés, derrotada el pasado año, han acelerado la articulación de corrientes críticas en torno a dos catedráticos: Santiago García Granda y Pedro Manuel Sánchez Lazo, ambos ex vicerrectores de Investigación y miembros del Consejo de Gobierno por elección claustral. Ninguno ha decidido anunciar su candidatura por el momento, pero perfilan proyectos alternativos y tantean apoyos en sus respectivos grupos de afines.

Santiago García Granda nunca perdió conexión con la primera línea de la gestión universitaria pese a convertirse en el gran sacrificado de la exigua reestructuración del equipo rectoral llevada a cabo por Gotor tras su abrumadora victoria en marzo de 2012 (se limitó a suprimir dos departamentos y mantuvo en el cargo a ocho de los diez anteriores responsables). El catedrático de Química-Física abandonó el Vicerrectorado de Investigación tras cuatro años de un mandato marcado por la consecución del sello de calidad «Campus de Excelencia» y sin apenas estrecheces económicas, lo que le permitió fortalecer los servicios científicos-técnicos, donde cuenta con un nutrido grupo de colaboradores. Defensor de la lengua y la cultura asturianas, es reacio a encuadrarse de manera clara en un determinado espectro ideológico. Fue mano derecha del rector y alcanzó unas importantes cotas de poder entre 2008 y 2012. Su inesperada salida del gobierno académico le permitiría ahora luchar por la sucesión sin ataduras.

Mucho menos madura está la opción de Sánchez Lazo, que fue vicerrector durante el último mandato de Juan Vázquez y que actualmente es el director del departamento de Bioquímica y Biología Molecular. El catedrático rechaza en público cualquier pretensión de encabezar una candidatura, aunque varios docentes de su entorno han afirmado a este periódico que podría tomar las riendas de la alternativa progresista, huérfana desde la marcha de Andrés. Aún así, los integrantes más destacados de esta facción (algunos asistieron hace unos días en la asamblea constitutiva de la plataforma Movimiento Universitario Crítico), son conscientes de que queda por delante una carrera de fondo para presentar batalla tras su prolongada travesía por el desierto.

Más allá de las quinielas, es evidente que algunos de los «pesos pesados» de la Universidad están dispuestos a presentar sus credenciales para relevar a Gotor, que no podrá optar a la reelección, tras dos mandatos, por imposición normativa. Otra incógnita es si el actual rector prestará su apoyo a algún «delfín», práctica bastante habitual. El tiempo sentará cátedra.