Aquel día también era 13 de marzo, pero de 1954, y en Camarmeña nevaba mucho más que ayer. Una nevada «de las de antes» cerraba el paso a lo que hoy es la casa de Tomás Lobeto Martínez, enriscada como todo el pueblo en una peña que mira directamente a la Canal del Texu y al Picu Urriellu. Dentro, su madre daba a luz mientras fuera el padre se hacía camino a paladas para llegar al cobertizo donde se almacenaba la leña que necesitaba para calentar a su mujer y al recién nacido. Ese día de hizo ayer 59 años nació Tomás y ayer, en su cumpleaños, lo celebró volviendo a retirar a paladas la nieve de la puerta de casa, como hizo su padre aquel otro 13 de marzo. Tomás, que tiene costumbre de desbrozar por su cuenta el pueblo entero, esta vez palea nieve paladeando y compartiendo el relato que Teresa Martínez, su madre, le acaba de hacer sobre la gran nevada tardía que sepultó el día de su nacimiento aquella Camarmeña sin carretera ni previsiones de tenerla.

Aquella era una nevada inusual, de finales de invierno, más o menos tan inesperada como ésta que ayer cerró el paso en la carretera que da acceso a la localidad cabraliega por primera vez en las tres últimas temporadas. «La carretera tiene diecisiete años», informa Tomás, «y de no ser por esta nevada habríamos pasado el tercer invierno consecutivo sin que la cerrase la nieve». El dato y la altitud moderada de este pueblo dan fe de lo que ayer estaba pasando en toda Asturias, sin ir más lejos enfrente de Camarmeña, en la carretera que dificultaba el tráfico de Poncebos a Tielve y Sotres y que lo prohibía por completo de Sotres hacia arriba.

Tomás y Teresa son dos de las tres únicas personas que ayer resistían en Camarmeña bajo una capa de unos treinta centímetros de nieve, prueba fidedigna de la violencia de un temporal que incluso cubrió esta pequeña localidad de altitud no demasiado amenazante, 426 metros. A última hora de la mañana, con el termómetro alrededor de los cero grados y la nieve «engordando» a ojos vista en el ascenso por la estrecha comarcal que sube a Camarmeña, Lobeto no espera a nadie tras el mostrador del bar Mirador al Naranjo. Hay que llamar a la puerta. De los pocos vecinos permanentes no queda ninguno salvo él, su madre y otra vecina. Por la mañana, ha podido bajar a buscar el pan a Poncebos y ha visto el panorama «peligrosillo». «Es nieve polvo», anuncia, «y por menos de nada una ventisca te prepara un "poveríu" que te envuelve como un tornado. Como se levante aire, cuidado». Tomás cuenta historias del pasado, de cuando los temporales eran mucho peores que esto y los pueblos incomunicados quedaban encerrados de verdad. En su pueblo natal, que forma parroquia con Bulnes y fue junto a él el último del municipio en contar con acceso rodado, su establecimiento está abierto desde aquella época lejana en la que sólo se columbraba muy a lo lejos el turismo como alternativa de futuro para los Picos de Europa, hace al menos cuarenta años.

El ascenso desde Poncebos a Camarmeña es un kilómetro y medio de empinado ascenso en zigzag. Ayer se hacía imposible en coche y con mucho esfuerzo caminando entre la nieve. El penúltimo miércoles del invierno aproximó lo peor de la invernada tardía de marzo a la vera de los Picos de Europa. Desde las alturas donde se agarra Camarmeña se ve serpentear a lo lejos la carretera AS-264, la que asciende de Poncebos a Tielve y Sotres, por donde una quitanieves subía en torno a las cuatro de la tarde por primera vez desde bien entrada la mañana. Para poder recorrer los once kilómetros que separan los 250 metros de Poncebos de los 1.050 de Sotres hacían falta en un turismo algo más que cadenas a primera hora de la tarde de ayer e incluso en algunos tramos persistían los problemas incluso después del paso de la máquina.

Sotres, la entidad de población más elevada del concejo de Cabrales, cubierta por un manto espeso de más de un metro de nieve, también era ayer el final del camino, cerrada como estaba por segundo día consecutivo la comunicación desde aquí a Tresviso (Cantabria). Una avería de la fresa que habitualmente da servicio y abre paso en la vía fronteriza se añadió a los problemas de tráfico que planteó el temporal en toda la zona.

En el Oriente de la región, entre niños sin clase y cortes de electricidad, la nieve mantuvo cerrada además la carretera de Covadonga a los Lagos y, entre otras, la de acceso a la collada de Moandi, el alto de San Ignacio y la carretera de Carangas, todas ellas en el concejo de Ponga.