Las máquinas lucen como nuevas gracias a las investigaciones de Rubén González. El contratado doctor de Construcciones Navales imparte docencia en la gijonesa Escuela de Marina Civil y forma parte del prestigioso grupo universitario de tribología (la ciencia relativa al estudio de los fenómenos de desgaste, fricción y lubricación de los materiales), que está compuesto por una docena de especialistas de diferentes áreas, con un laboratorio en el campus de Mieres, donde desarrollan recubrimientos para frenar el progresivo deterioro en la superficie de los mecanismos industriales. «Las empresas de tierra cada vez valoran más a los expertos en mi materia, acostumbrados a trabajar en condiciones de urgencia en altamar. Porque está claro que el armador que pretenda ahorrar con una tripulación poco preparada lo acaba pagando», explica.

González realizó las prácticas de embarque en varios buques de mercancía general que realizaban la ruta entre Sevilla y Canarias. Tras conseguir la licenciatura, trabajó varios meses en el mantenimiento de la maquinaria de empresas textiles, antes de regresar a la Universidad para realizar el doctorado, gracias a una beca de Formación del Profesorado Investigador (FPI). Tras un breve paso por el departamento de Ingeniería Mecánica, en la Politécnica de Gijón, consiguió en 2010 su actual plaza en la Escuela donde se formó. Tras acreditarse para profesor titular, espera como agua de mayo una nueva convocatoria de plaza pública, paralizada por el Gobierno. «Por doce días, no llegué a la última. Creo que va para largo», se lamenta.

El langreano desarrolla en la actualidad dos líneas de investigación. Por una parte, es integrante del equipo dirigido por el profesor Modesto Cadenas encargado de alargar la vida de los componentes mecánicos aplicando en su superficie técnicas de resistencia al desgaste. Para ello emplean un doble proceso: bien a través de la proyección térmica (depositando una capa nueva en el mecanismo) o bien mediante tecnología láser. Los materiales que emplean son, entre otros, aleaciones de níquel, de cobalto o carburos de tusteno. «El objetivo final es dar con una nueva aleación que permita un recubrimiento gradual para alargar la vida de los componentes», explica, lo que propiciará además un importante ahorro energético.

Por otro lado, está inmerso en el proyecto dirigido por Antolín Hernández para el desarrollo de líquidos iónicos (sales que se utilizan en procesos químicos) como aditivos de lubricantes que frenen el desgaste de las multiplicadoras, cajas de engranajes de los aerogeneradores empleados para conseguir energía eólica, muy propensas a estropearse. El grupo de tribología cuenta para casi todos sus avances con la ayuda de varias empresas, entre ellas la multinacional Repsol.

El contacto diario con los materiales de conservación permite a González hacer un análisis certero sobre el estado de la maquinaria en la industria española. «En muchos casos, sobre todo en empresas pequeñas, no se hacen inversiones necesarias por desconocimiento. Una pena, porque esto lleva aparejado gastos añadidos, fácilmente evitables», comenta. Algo que se evitaría con una mayor presencia en tierra de los marinos expertos en máquinas. «Muchos compañeros trabajan en Central Lechera, Reny Picot, Arcelor... Las compañías saben que somos rápidos resolviendo problemas y, por eso, confían cada vez más en nosotros», dice. Y rompe una lanza en favor del cuestionado mantenimiento de muchos buques, por sucesos como el hundimiento del «Prestige». «En líneas generales, se cumple», concluye.

Buscar un lugar para los jóvenes. Rubén González Rodríguez sufre en sus propias carnes la escasez de plaza pública en la Universidad impuesta por el Gobierno, que tan sólo permite un 10 por ciento de reemplazo de jubilados. Por eso, pide que se busque «un hueco» para los jóvenes. «No lo hago tanto para mí, que al fin y al cabo estoy contratado, sino por todos aquellos que se van a quedar fuera, muchos brillantes», sostiene. «Es tremendo tener que decirle a alguien que no puede continuar cuando reúne los requisitos», finaliza.

- El langreano Rubén González Rodríguez es profesor contratado doctor del área de Construcciones Navales, perteneciente al departamento de Ciencia y Tecnología Náutica. Imparte clases en la Escuela de Marina Civil de Gijón y forma parte del grupo de investigación de tribología, con laboratorio en el campus de Mieres.

- El joven investigador desarrolla una doble línea de investigación: una dedicada a los tratamientos de las superficies y los recubrimientos para alargar la vida de los componentes mecánicos y, otra, orientada al desarrollo de aditivos de lubricantes que frenen el deterioro de unos dispositivos que emplean los aerogeneradores.