José Ángel Fernández Villa anunció ayer su «renuncia irrevocable» a continuar al frente del SOMA-FITAG-UGT. Lo hizo, casi en voz baja, en la Casa del Pueblo de Mieres, el mismo sitio donde fue elegido secretario general del influyente sindicato minero hace 34 años. «La renuncia se debe única y exclusivamente al desgaste de mi salud y de mi cuerpo, que acumula ya demasiadas enfermedades como para poder sobreponerme a ellas», señaló Villa con un tono muy alejado al de sus habituales discursos, en los que la voz sonaba con la contundencia de un martillo picador. Dejaba de encarnar, tras más de un cuarto de siglo, al sindicato más poderoso de la región. Se abre ahora un incierto proceso de relevo en el SOMA en un momento dramático para la minería, el sector enseña de la organización.

Tras comunicar la decisión de la renuncia a la ejecutiva del sindicato en la tarde de ayer, Villa compareció ante los medios de comunicación en solitario. Cubierto por un abrigo azul que no se quitó y que escondía la camisa a cuadros de las reivindicaciones, Villa justificó su marcha por el «empeoramiento de mi delicado estado de salud, agravado especialmente tras el último conflicto minero que requirió de un gran desgaste físico». Desde agosto, cuando concluyó la última huelga general en la minería -que incluyó todo tipo de manifestaciones, encierros y la «marcha negra»-, Villa no comparecía públicamente. Fueron nueve meses de silencio que alumbraron la renuncia que ayer comunicó.

«Que nadie dude que si tuviera al menos unos mínimos de salud y calidad de vida podría sacar fuerzas de flaqueza y con el apoyo de mis compañeros proseguir en mi responsabilidad, pero no tengo esos mínimos», señaló Villa antes de detallar que en el último año se ha sometido a una operación de próstata y a su tercera intervención cardiaca (tras las de 2010 y 2011). En septiembre ya presentó a la ejecutiva del sindicato su renuncia al cargo de secretario general, pero finalmente lo convencieron para que siguiera. Aceptó continuar dos años más si el cuerpo aguantaba, pero afirma que ahora está al límite. «Ya he dado lo que he podido, y para no estar a tope... es una decisión muy meditada», afirmó el sindicalista, que con lágrimas en los ojos también se refirió a la pérdida, en los últimos años, de su madre, dos hermanos y un sobrino. «No se puede ir contra natura, quiero abrir paso a una nueva etapa y dedicar el resto de mi vida a recuperar el tiempo personal y, sobre todo, a estar al lado de mi familia, que ha tenido que convivir todos estos más de 30 años con mis constantes ausencias», declaró.

Con 35 años, cuando era minero del pozo Candín de Hunosa, José Ángel Fernández Villa fue elegido secretario general del SOMA. «Veníamos de años muy difíciles, de luchar en la clandestinidad por un nuevo sistema democrático para restaurar la libertad y la democracia. Años que parecen muy lejanos, pero que nos han dejado una huella indeleble», afirmó con satisfacción el sindicalista antes de realizar un pequeño balance de su trayectoria al frente del sindicato.

Fiel a la herencia de Manuel Llaneza, el fundador del SOMA, Villa señaló que «siempre he defendido un proyecto sindical cimentado en el diálogo, la negociación y la concertación social; manteniendo una lealtad y una coherencia, independientemente de las circunstancias que en cada momento nos han tocado vivir, con nuestro referente político el PSOE, no siempre correspondidas o comprendidas». El sindicalista de Tuilla, que fue senador y diputado regional con el PSOE, señaló que a lo largo de estos años ha trabajado, fundamentalmente, en la defensa de la permanencia del sector minero, con unas condiciones de trabajo y salariales dignas, y en la defensa de los intereses de Asturias, en especial los de su clase trabajadora.

El sindicato aborda la renovación en el momento más delicado para el sector del carbón

«Ha sido un tercio de siglo de luchas, defendiendo un sector económico y laboral al que se ha intentado liquidar a lo largo de todos estos años», afirmó Villa en referencia a la minería y antes de destacar el crecimiento sectorial del sindicato durante su mandato, con la fusión con los sectores de química, energía, textil-piel, agrario, alimentación, bebidas y tabaco para conformar el actual SOMA-FITAG-UGT. Y siempre a la cabeza, durante treinta y cuatro años, la misma persona. «Esa confianza, a lo largo de un período tan largo de tiempo, es el mayor honor del que he disfrutado, y me llena de orgullo», destacó Villa, personificación del sindicato desde que tomó sus riendas.

Destacó que sin el SOMA «sería imposible explicar la Historia de la Asturias contemporánea» y él ha movido sus hilos desde 1979. «Por mi parte habrá habido algún acierto y, con toda seguridad, errores», señaló. «La estrategia seguida ha requerido de una combinación contante de pacto político y social, en muchas ocasiones incomprendida por muchos, junto con la presión de la movilización, a través de manifestaciones, huelgas de hambre o encierros a los que hemos tenido que acudir cuando no ha quedado otra salida», destacó Villa, que puso el ejemplo de las últimas movilizaciones en defensa del carbón, el empleo en la minería y de las Cuencas «frente a un Gobierno que nunca mostró intención de negociar, por lo que hemos tenido que realizar un fortísimo y heroico esfuerzo». Un gasto de energía que, de momento, no ha variado la política del Gobierno del PP con respecto al carbón pero que ha minado la delicada salud del líder del SOMA.

«Algunos nos han acusado y acusan de haber defendido con todas nuestras fuerzas a la minería, de haber mantenido los empleos más allá de lo que hace treinta años se vaticinaba, de haber conseguido unas dignas y justas condiciones sociolaborales para los mineros y sus familias, que han contribuido a sostener en lo posible las rentas de las Cuencas y de Asturias y han contribuido a cambiar la estructura socioeconómica de las comarcas mineras. ¡Es una bonita acusación!», afirmó Villa recuperando por momentos el tono de sus mítines. «No me imagino que las Cuencas y Asturias estuvieran hoy mejor si hubiéramos permitido que acabaran con la minería», añadió.

El lider sindical afirmó que durante los últimos años se había planteado en varias ocasiones dejar su cargo, la primera vez «fruto de las desavenencias con un Gobierno del PSOE». «En etapas distintas, gobernando el PSOE, o el PP, existieron luces y sombras e importantes discrepancias, especialmente a partir de 2008, con la deriva social y económica que estamos padeciendo», afirmó el líder sindical. Él, que perteneció a la ejecutiva federal de los socialistas españoles, demandó que el PSOE y todos los partidos socialdemócratas europeos «marquen una clara diferencia con la política de la derecha, con el neoliberalismo». Ahí se acordó de Margaret Thatcher, que cerró las minas del Reino Unido y falleció un día antes de que el líder más carismático de la minería española abandonara su cargo.

Villa comunicó su renuncia ayer a la ejecutiva del sindicato y posteriormente la trasladó al comité regional, reunido extraordinariamente en la Casa del Pueblo de Mieres. Ahora, cuando la minería está en una situación límite, el sindicato pone en marcha el proceso para convocar un congreso y renovar sus cargos. «Muchos de los compañeros que integran el sindicato tienen una formación, desde luego, muy superior a la mía, capacidad de lucha y voluntad clara de servir a nuestra clase. A ellos les corresponde tomar el relevo», señaló Villa, que añadió que «sea quien sea el elegido tendrá mi apoyo moral, aunque en la práctica poca ayuda podré prestarle ya, pues mi salud no me permite ninguna implicación efectiva en las tareas sindicales».

No obstante, el histórico líder del SOMA lanzó un último mensaje desde su cargo de responsabilidad: «Hago un llamamiento a los trabajadores mineros y no mineros. Desde mi perspectiva Asturias necesita de una huelga general y las comarcas mineras nos van a conducir nuevamente a movilizaciones. Habrá que defender nuevas estrategias y nuevas formas de contestación, pero siempre respetando a la ciudadanía».

Tras comunicar su renuncia al cargo al comité regional del sindicato, Villa recibió muestras de cariño de sus compañeros materializadas en abrazos. Villa habló de «renuncia irrevocable» pero, como siempre, al final de su discurso de despedida, quiso dejar una sombra de duda. «Tengo mi derecho a dimitir y estoy también en mi derecho de que, ante las situaciones que se puedan plantear, hacer oídos sordos a todo y reincorporarme a la lucha sindical, previa consulta médica y previa aceptación por parte de la organización», afirmó.