Juan Vázquez | Presidente del consejo asesor del Principado

Juan Vázquez -Boo (Aller), 1953- preside el consejo asesor de asuntos económicos del presidente del Principado, órgano que la pasada semana presentó su primer trabajo: el boceto de una agenda para una nueva estrategia de crecimiento cuyas reflexiones y propuestas dejan ver que no pocas de las tareas que la región se planteaba hace ya décadas siguen pendientes. En esta entrevista, Vázquez, catedrático de Economía Aplicada, ahonda en los pormenores del documento, procura no ajustar cuentas con el pasado y llama a poner las miras en la Asturias de la próxima década.

-El consejo ha alumbrado su primer documento. ¿Qué viene ahora?

-Sé que el Presidente lo recibió con mucho interés y me consta que su grado de acuerdo es muy alto, a la vez que hay algunos desacuerdos, como es lógico. Es bueno que sea así, porque reafirma la autonomía que tenemos las partes. Sé que su intención es que se pongan en marcha al menos algunas de las propuestas. Cuáles o cuándo no me corresponde decirlo.

-Pero tienen una opinión sobre las tareas más urgentes...

-Primero, una cuestión de carácter general: lo hemos llamado premeditadamente ideas y hemos añadido que son para una agenda de crecimiento, competitividad y empleo; lo que aportamos son reflexiones y propuestas para una agenda que corresponde poner en marcha al Gobierno con las participaciones de la sociedad civil. No obstante, se podrían desarrollar ya algunas medidas, como las dirigidas a las pymes. Por otra parte, de algún modo el Presidente ya está atendiendo con su reciente visita a Bruselas una de las tareas que sugeríamos relacionada con la industria.

-¿Cómo debe maniobrar Asturias en el terreno industrial?

-Europa se ha dado cuenta de que hay un proceso de deslocalización industrial y va a tener un plan detallado para potenciar el sector. Nuestra recomendación es que debemos sumarnos a ese impulso.

-¿Por dónde debería crecer la industria?

-Nosotros decimos que hay cimientos básicos de la economía regional que hay que preservar, como la siderurgia. También que están apareciendo actividades, como las relacionadas con las TIC, donde hay oportunidades. Citamos más sectores -metal-mecánico, alimentario, químico...- y podíamos haber abundado en cuáles tienen ventajas comparativas. Pero no creemos en sectores ganadores o perdedores, sino en empresas ganadoras o perdedoras, actividades que saben posicionarse y renovarse y otras que no. Lo ilustro con un ejemplo conocido: el circo es un sector declinante, pero el Circo del Sol es una actividad emergente, ha sabido cambiar y adaptarse a los nuevos tiempos. Lo que estamos diciendo es: cambiemos de las chimeneas a la especialización inteligente.

-¿Qué significa?

-No hacer café para todos y concentrar los incentivos y los recursos en las actividades que estén demostrando que merecen la pena.

-Ponen mucho énfasis en la pyme y vienen a decir que, más que un problema de falta de empresarios, lo que hay es un problema de tamaño de empresas...

-Entre casi setenta mil empresas, sólo 32.000 tienen asalariados y de éstas casi 29.000 tienen menos de diez empleos. Hemos hecho un ejercicio retórico: si Asturias tiene más de cien mil parados y a la vez cerca de setenta mil empresas; si cada una creara un empleo, estaríamos absorbiendo el paro. Obviamente es un ejercico retórico, pero con él queremos ilustrar que la única estrategia posible es la de «muchos pocos» en lugar de «pocos muchos». Por eso orientamos tres tipos de acciones a la pyme.

-¿Cuáles?

-Primero quitarles obstáculos a las pymes en su funcionamiento y segundo procurar que ganen tamaño, porque si no tienes una dimensión mayor no puedes incorporar tecnología ni capital humano, ni innovar, ni salir a mercados. Y tercero: hay un desfase que corregir en la incorporación de tecnología y capital humano. Son vías fundamentales para dinamizar la economía.

-Insisten mucho en la falta de dinamismo. Hasta 2008 la región estuvo enganchada al ciclo de crecimiento nacional...

-Crecimos, pero menos que otros. Todos los indicadores de distribución de la renta nos dicen que en comparación con otros estamos razonablemente, pero a la vez todos los indicadores de dinamismo nos dice que no. No es una cosa de este último año, ni de los tres últimos, sino de bastante tiempo.

-Durante décadas Asturias ha buscado ese dinamismo con la ayuda de abundantes recursos públicos. ¿Una oportunidad perdida vistos los resultados?

-No se trata de ajustar cuentas con el pasado, sino de mirar hacia los próximos diez años.

-Pero habrá lecciones que sacar de lo ocurrido en ese tiempo...

-Si hubiese que hacer un catálogo de principios, el primero lo formularía así: pasar de la subvención a la creación de entornos favorables para la empresa. Y avanzar hacia los incentivos selectivos, a la especialización inteligente de la que hablaba antes. Añadiría también: pasar del gasto a la inversión social y la igualdad de oportunidades.

-¿En qué consiste ese cambio?

-Todos los miembros del consejo nos sentimos con sensibilidad social y si ponemos el acento en la competitividad es precisamente porque es la fuente para crear empleo. Soy un economista de los que ha practicado aquello de Paul Samuelson que sonaba muy bonito: «Sueño con una economía con corazón, pero sin que eso signifique una economía sin cabeza». Puede resumir mi posición y la del consejo. La propia definición evita la expresión «gasto» y habla de «inversión», y es una diferencia importante: se hace una labor social, pero no para cubrir sin más una necesidad, sino para invertir, de modo que me permita crecer a la vez que atender. Otra cosa muy importante: en lugar de tratar simplemente de corregir al final de la cadena las desigualdades que hayan surgido, debemos poner el énfasis en el inicio, en dar igualdad de oportunidades a todos para que se hagan responsables de sus capacidades y de crecer con ellas. Aunque habrá que seguir actuando al final de la cadena cuando haya situaciones de marginación.

-Ese planteamiento remite a la educación...

-La educación es un proceso acumulativo en el que todo depende de las fases anteriores. Por lo tanto es muy decisivo lo que ocurra en la etapa primaria y hay que prestarle muchísima atención. En la FP decimos, como todo el mundo, que hay que tener una FP dual de tipo centroeuropeo. Pero decimos algo más: es muy importante que haya empresas que se incorporen al sistema y tenemos que ajustar la oferta de titulaciones a las necesidades.

-Hablan también de «planes específicos» para contener la emigración de titulados, la fuga de talento. ¿Puede concretar más?

-No es fácil inventar cosas en este aspecto y probablemente es un tema sobre el que deberíamos profundizar más, si así lo estima el Goberno. Hablamos de planes de incorporación de titulados a las empresas, pero sabemos que no es sencillo, que corre en paralelo a que las empresas aumenten de tamaño. Hay una sangría y un desaprovechamiento indudable de recursos humanos en esta región.

-¿Reformar la Administración asturiana está entre lo que se podría abordar de inmediato?

-Hay medidas que se deberían tomar ya. Quiero ser respetuoso con los funcionarios y con los miembros de la Administración y creo que ha habido un proceso de linchamiento general, cuando hay cuadros y colectivos muy valiosos. Pero también es verdad que hay disfunciones muy claras, aunque sólo sea porque la naturaleza de las tareas ha cambiado, porque el servicio que demanda el ciudadano es otro y porque los medios para trabajar son otros. Esto exige modernización y flexibilidad, que siempre se echa en falta. Sería una forma también de prestigiar el sector público. El mejor modo de defender lo público es hacerlo eficiente. El Gobierno debe empezar a hacer cosas y a emitir señales en ese campo.

-¿Y en las infraestructuras?

-Las obras retrasadas deben culminarse de una vez y en ello deben confluir todas las fuerzas, en lugar de convertirlo en un elemento de choque político. A la vez decimos que las visiones sobre las infraestucturas han cambiado mucho. Si se conciben bien contribuyen al crecimiento; en otro caso no lo hacen. Y añadimos un concepto muy elemental de economía que no está muy arraigado en Asturias: el coste de oportunidad.

-Explíquelo.

-Cada vez que gastas en una cosa dejas de gastar en otra y por lo tanto no se pueden pedir todas las cosas a la vez. Quizá la cultura de estos años nos ha dejado la impresión de que todo era posible, pero ya no. Esta idea debe calar mucho más en Asturias.

-Aplicando ese principio, el consejo dice que la variante ferroviaria debe ser de uso mixto (viajeros y mercancías) y que conviene renunciar a un trazado de AVE entre Pola de Lena y Gijón. ¿Por qué?

-La conexión de mercancías es vital para la región y por lo tanto debe proponerse una solución que lo contemple. El coste de un trazado interior puede ser desproporcionado y esos recursos pueden tener mejores usos. Entre ellos, disponer de un sistema interno de transporte ferroviario más eficaz, más barato y mejor conectado. En ese terreno hay mucho margen de mejora.

-¿El Musel ampliado es una hipoteca o una oportunidad?

-El tiempo lo dirá. Se plantea el reto de conseguir tráficos. pero no entramos en cómo se puede hacer.

-El consejo ha criticado la concertación social e incomodado a patronal y sindicatos. ¿Por qué no vale el modelo?

-Queremos ser muy respetuosos y dar nuestra posición, pero no con afán descalificatorio ni polémico. Esperamos por eso que nuestro trabajo suscite también respeto. La concertación ha tenido algunos logros, pero para la competitividad y el empleo es mejor que se oriente de otros modos, a producir mejoras en los mercados, y fundamentalmente en el mercado de trabajo, que es propiamente el de la competencia de los agentes sociales y donde además no existen interferencias con las políticas que debe desarrollar el gobierno o el parlamento.

-Sugieren como alternativa un pacto de rentas. ¿Como sería?

-Tiene que ver con ajustar los salarios y los beneficios para adecuarlos al mejor desarrollo de la empresa. No es justo que sólo se ponga el énfasis en la moderación salarial, aunque también habrá que ponerlo.

-Entre los capítulos que no han gustado a Fernández está la alusión a la «falta de rendimiento» de la política autonómica...

-El Presidente ha sido muy valiente encomendando a unos expertos que le digan cosas que no necesariamente tiene que compartir. En esa valentía va implítica la dosis de autonomía que él tiene y que nosotros tenemos y el objetivo que nos mueve, que es dar ideas o asentarlas, porque muchas veces están dadas. No hemos pretendido descalificar a nadie sino exponer una idea. Más que una apelación a la clase política, es una llamada a la sociedad civil. Estamos diciendo que, no el rendimiento de los políticos, sino el rendimiento global del sistema político no ha dado todos los resultados que debiera para la modernización de Asturias . Hay sitios donde han sido más dinámico incluso en condiciones peores, como en el País Vasco. Quizá porque allí han implicado mucho más a la sociedad civil, a los intelectuales, a los profesionales...También porque en el ámbito político la capacidad técnica ha sido un valor indiscutible.

-Del documento se infiere que la sociedad asturiana se resiste a los cambios...

-Las mentalidades han cambiado mucho, pero siguen subsistiendo los problemas. Eso quiere decir que estos procesos son demasiado lentos e insuficientes, aún reconociendo los avances. En cuestión de mentalidades, de identificar las oportunidades o las posibilidades de negocio importa mucho no llegar tarde. Probablemente el cambio que aquí se ha producido tendría que tener ritmos más rápidos.

-¿Por que no los han tenido?

-Las fuerzas de modernización han encontrado seguramente resistencias. Y para que nadie se enfade no es una apelación que estemos haciendo a quienes están ahora ni a los que estuvieron hace dos años, porque estos procesos son mucho más largos, de décadas. Probablemente aquí lo emergente siempre ha encontrado más dificultades para salir a flote que en otros sitios. Quizá la obsesión por lo declinante nunca ha permitido permear claramente lo emergente.

-¿De dónde vienen principalmente las resistencias?

-De nuevo no es tanto cuestión de acusaciones como de oportunidades. Con los años soy cada vez más de quienes creen que hace falta mucha gente a favor, y que en Asturias hay demasiada gente en contra. Por lo tanto no se trata de hacer juicios sumarísimos sobre lo que fue, sino de hablar de oportunidades: de sectores, negocios, actividades que conecten con la nueva relaidad, que tengan mercados... Hay que apoyarlos más de lo que se aquí se apoya. Mi impresión es que les ha costado mucho más salir que en otras partes.