Nuevo presidente del Colegio de Médicos de Asturias

Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

Alejandro Braña Vigil (Oviedo, 1950), jefe de traumatología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), acaba de ser elegido presidente del Colegio de Médicos de Asturias, una entidad que aglutina a casi 6.000 facultativos de la región.

-Ha sido secretario general del Colegio durante doce años con Carmen Rodríguez como presidenta. ¿Es usted su delfín?

-No soy su delfín ni muchísimo menos. Vamos a imprimir nuestro propio carácter a la junta directiva. Eso sí, a Carmen Rodríguez tengo que agradecerle su determinación, su tesón, y algo que quiero hacer mío: la obsesión por la defensa del colegiado.

-Terceras elecciones consecutivas con una candidatura única. ¿Hay desinterés entre los médicos por el Colegio?

-Cada vez es mayor el número de colegiados que recurren a los servicios que presta el Colegio, por ejemplo las asesorías jurídica y fiscal. Es más utilizado en las reuniones de las asociaciones profesionales. Más utilizado por los médicos jubilados. Por ese lado, hay interés. Pero, además, el Colegio se está erigiendo como un importante defensor, con éxito, de determinadas causas que no son perdidas gracias a la defensa que hace el Colegio. La gestión de las tres últimas juntas directivas fue muy bien valorada. Si hubiera contestación, habría aflorado.

-Tres objetivos fundamentales.

-Reforzar el papel del Colegio como agente de diálogo e intermediario obligado con la Administración, como representante de los médicos. Segundo: estimular el concepto del Colegio como algo necesario para la vida del médico en cualquier faceta en que desarrolle su profesión. Por ejemplo, para la formación continuada. Tercero: dar mucho más contenido y protagonismo a las sociedades médicas de las diversas especialidades. Queremos potenciar el Plan de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME).

-¿Cómo va ese plan?

-Muy bien, pero todavía no viene el volumen de casos que deberían venir. Estamos en un porcentaje muy bajo para lo que es España. En España hay un 10 por ciento de problemas de adicciones y de drogodependencias y de psicopatías. Los hay en la sociedad y nosotros formamos parte de la sociedad. Casi todos los médicos han respondido y evolucionado muy bien y están trabajando.

-Estamos en pleno conflicto médico por segunda vez en pocos meses. ¿Son los mineros y los médicos los sectores más conflictivos en la Asturias de hoy?

-Creo que no. La sociedad está muy convulsa. Los mineros están protestando por su problema, con su estilo de protesta, y se nota quizá mucho. Los médicos protestamos por nuestro problema, que son muchos problemas, y quizá se nota mucho porque nuestra actividad se nota mucho y es muy sensible, no porque sea especialmente violenta.

-¿No temen perder reputación social?

-En el colectivo médico hay mucha gente que sufre mucho durante los conflictos, que lo pasa mal: yo el primero. El que luego tiene que dar explicaciones es el médico, y se las da a una persona que tiene familia y que te cuenta una historia de personas, de sentimientos, de miedo...

-Hay quien sostiene que entre los médicos abunda el «refalfiu».

-No es un problema de refalfiu. Las ilusiones, de pronto, se vinieron abajo. Y hablo de profesionales en la treintena y la cuarentena, las edades de aportar más desde el punto de vista profesional. La gente ve que esto va a menos, y que va a seguir yendo a menos durante mucho tiempo. También pasa en otras profesiones.

-¿Cómo valora las reivindicaciones actuales de sus colegas?

-Ha habido una actuación sensata por parte del colectivo y de la Administración. La idea de implantar el trabajo programado por las tardes me parece bien, pero en condiciones en las que pueda hacerse como es debido. Ni desmontando la actividad de los servicios por las mañanas ni dañando la continuidad asistencial o las visitas o los programas o las investigaciones o las sesiones clínicas... Si hay personal y medios para hacer cirugía o asistencia médica por la tarde, ¿por qué no?

-¿Y hay medios ahora?

-No los hay. O, por lo menos, en algunos servicios no los había.

-A algunos de sus colegas les disgusta que se hayan erradicado las horas extra («peonadas»).

-La peonada ha sido demonizada por una Administración del mismo signo que la que la implantó. Que se hayan quitado no lo veo ni bien ni mal, pero en sí mismas no tienen nada de malo: son una compensación económica por un trabajo.

-¿No las ve intrínsecamente perversas?

-No deberían serlo. La Administración tiene recursos para analizar y controlar las perversiones del sistema. Lo que hay que hacer es, una vez que se hace la norma, vigilar y controlar que esa norma se cumple.

-Pero la peonada genera tentaciones.

-Sin duda. Tentaciones las tenemos por todos los lados: no existe un mundo sin tentaciones. Bien, contrólese, que es bastante fácil. Vivimos en un mundo tan sumamente controlado que el que no controla es porque no le da la gana. No digo que la peonada sea la maravilla de las maravillas: digo que permitía hacer cirugía por las tardes de una manera muy eficiente y controlaba las listas de espera.

-Su antecesora en la presidencia del Colegio se pronunció muy activamente en todos los conflictos de carácter laboral. ¿Mantendrá esa línea?

-En los conflictos meramente laborales el Colegio no interviene. Los conflictos laborales los llevan los sindicatos. Otra cosa es que el conflicto genere problemas de trabajo a los médicos o riesgo de una merma de la calidad de la asistencia: entonces el Colegio sí tendrá que estar.

-¿Cómo valora el papel del Sindicato Médico (SIMPA)?

-Ha conseguido aglutinar las inquietudes y la frustración de muchos médicos.

-¿Está afiliado al SIMPA?

-Sí, desde el principio.

-Se habla de un alto nivel de desmotivación entre los facultativos. ¿Usted lo percibe así?

-Sí, y eso lo reconocen hasta jefes de servicio poco sospechosos de beligerancia con el poder político. La gente se siente desamparada. El médico está sufriendo muy intensamente los recortes de personal, y eso no está ocurriendo sólo aquí, sino en todo el país. Y va a obligar a muchos médicos a abandonar España. En muchas comunidades autónomas ya está sucediendo; quizá entre los profesionales asturianos hay más resistencia a marcharse.

-¿Está de acuerdo con el modo en que la Consejería de Sanidad quiere aplicar la renuncia a la dedicación exclusiva?

-No, y ya hemos presentado alegaciones porque la sentencia del Tribunal Constitucional incide en que la dedicación exclusiva va ligada a la persona, no al cargo. Las restricciones introducidas por la Consejería -a jefes de servicio, jefes de sección, coordinadores de área...- hacen inviable que se aplique la sentencia. O hay dedicación exclusiva o no la hay: no hay términos medios. Eso lo ha entendido así prácticamente todo el mundo en todos los sitios.

-Siempre hay sospechas de «chanchullos» entre la pública y la privada.

-Eso es leyenda negra. Siempre digo lo mismo: compruébese y castíguese. Es muy fácil. Lo que me parece casi imposible, y desde luego no merece la pena, es montar un sistema en el que la actividad privada se beneficie de la pública. Creo sinceramente que no se da.

-Asunto polémico: ¿Qué procedimiento debe seguirse a la hora de cubrir jefaturas?

-Soy un ardiente defensor de la excelencia profesional por encima de cualquier otra consideración. Pienso que el concurso-oposición es el menos imperfecto de todos los procedimientos. En algunos otros sitios son contratos temporales que se renuevan o no en función de resultados: también es aceptable.

-¿Le gusta el modelo de gestión basado en la gestión clínica?

-En lo que hoy tenemos no le veo contenido. La gestión clínica no tiene sentido si no hay gestión de personal y gestión económica. Lo demás ya lo estamos haciendo todo el mundo todos los días.

-El Gobierno central anuncia cambios en la ley del aborto.

-Me remito a nuestro código de ética médica. Es un código que se jura y que te prohíbe acabar con la vida de una persona. Otra cosa muy distinta son las terapias en el final de la vida o este tipo de cuestiones. Ahora bien, acabar voluntariamente y activamente con la vida de una persona, es decir, matar a otra persona, es algo contra lo que los médicos debemos estar activamente posicionados. Y todos podremos oír casos que te desgarran el corazón, como tantas cosas son terribles humanamente, pero el médico siempre tiene la obligación de preservar la vida, aunque esté atendiendo en el quirófano al peor de los criminales.

-¿Qué opinión le merece la dispensación gratuita y sin receta de la píldora poscoital?

-Gratuita y sin receta es una expenduría al voleo que no tiene razón de ser, porque hablamos de una terapia hormonal. Es una atrocidad.

-¿Para cuándo ve abierto el nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA)?

-Creo que va abrirse el año que viene. Lo veo crudo, porque falta mucho. Lo que veo muy difícil es tenerlo el año que viene a pleno rendimiento.