Coronel jefe de la Guardia Civil de Asturias

Oviedo, Félix VALLINA

El coronel Juan Bautista Martínez-Raposo (Sabiñánigo, Huesca, 1954) sólo se pone la chaqueta del traje oficial a la hora de hacerse la foto. Para afrontar el resto de la entrevista prefiere estar cómodo y se queda en camisa y corbata. Martínez-Raposo es desde hace cinco meses el jefe de la XIV Zona de la Guardia Civil, el máximo responsable del cuerpo en Asturias, pero lleva en la región más de siete años, ya que anteriormente fue el jefe de la Comandancia de Gijón. Como buen hijo del cuerpo, pasó su infancia acompañando a su padre de destino en destino, un trasiego al que también tuvo que amoldarse su propia familia cuando su carrera como Guardia Civil -un periplo que inició a los 18 años- le fue llevando por los cuarteles de media España. Ahora, veterano y curtido en mil batallas, sigue teniendo la misma ilusión que el primer día y espera «hacer un buen trabajo para los ciudadanos de una región que ya es mi segunda patria».

-Lleva usted cinco meses al frente de la Guardia Civil asturiana, ¿ya le ha dado tiempo a hacer un balance de la situación?

-El balance es totalmente positivo. La zona ya la conocía a raíz de mi estancia en Gijón y de haberme quedado en varias ocasiones como mando interino o mando accidental en la región, así que ya sabía que todo funciona muy bien. Actualmente contamos con algo más de 2.100 guardias, 61 puestos repartidos entre las dos comandancias (Oviedo y Gijón) y, sobre todo, con un equipo de hombres y mujeres concienciados con su trabajo y con sus responsabilidades. Creo que nuestra gran ventaja es que tenemos en la plantilla a mucha gente de la tierra, algo que siempre es muy importante de cara al conocimiento a fondo del terreno y a la conexión con los ciudadanos.

-¿Es muy diferente el cargo con respecto a las labores que usted desempeñaba en Gijón?

-Sí, lo es. Aquí tengo la labor de coordinar el trabajo de las dos comandancias y eso es un reto nuevo. No obstante, se trata de un destino muy bonito porque ahora mismo Asturias es la única zona de España que cuenta con dos comandancias a pesar de ser una comunidad uniprovincial.

-En algún momento llegó a plantearse la posibilidad de unificarlas, ¿qué opina usted de eso?

-Creo que hace tiempo que ese es un tema muy manido. Cuando yo llegué a Asturias como teniente coronel, hace más de siete años, ya se escuchaba hablar sobre ello, pero la verdad es que hoy por hoy, al menos hasta donde yo sé, es una posibilidad que ni se plantea. Si las cosas funcionan bien, no creo que sea necesario cambiar la estructura, pienso que lo que hay que hacer es mantenerla tal y como está.

-¿Qué objetivos se ha marcado para el mandato?

-Mis objetivos principales son bajar las tasas delincuenciales, mejorar las condiciones de vida y servicio de los guardias civiles y lograr una mayor conexión con los ciudadanos. También me gustaría mejorar la capacidad de respuesta de nuestros efectivos, tanto en el tiempo como en las formas.

-Asturias tiene una tasa muy baja de criminalidad y muy alta de esclarecimiento de delitos, ¿no es así?

-Pues sí. El año pasado la tasa de criminalidad fue de 20 infracciones penales por cada mil habitantes, mientras que en el resto de España la media estuvo en 37. No obstante, en contra de lo que a veces se piensa, España es un país seguro con respecto al resto de los de nuestro entorno. Además, la tasa de esclarecimiento en el 2012 fue del 55 por ciento, mientras que la media española se situó en el 38 por ciento. Asturias es muy bonita, es un paraíso natural, pero además es un paraíso natural seguro.

-¿Qué tipo de delitos son los que más abundan en la región?

-Los que más se dan son los robos, la mayoría en casas. El perfil del delincuente que tenemos en Asturias se corresponde con el delincuente autóctono, aunque no quita que todos los años aparezcan bandas organizadas que vienen de afuera y que se dedican sobre todo a robar en viviendas, especialmente en chalés, o en las empresas situadas en los polígonos industriales.

-Usted alertó recientemente sobre el aumento de delitos relacionados con personas que conducen a pesar de haber perdido los puntos del carné.

-Se trata de un tema que es muy preocupante. Estamos detectando muchos delitos de ese tipo y seguiremos luchando para que nadie salga a la carretera sin permiso porque están en juego muchas vidas. También se siguen registrando bastantes positivos en controles de alcoholemia, no más que en otras comunidades, pero hay que tratar de seguir luchando en ese sentido.

-¿Se están realizando pruebas de drogas entre los conductores?

-Se están empezando a hacer análisis de estupefacientes. Menos que de alcoholemia, pero también se hacen porque tenemos los medios.

-Hablando de medios. Entre los años 2011 y 2012 la plantilla de la Guardia Civil se redujo en Asturias en 51 personas y a nivel nacional en 1.730 agentes, ¿hay suficiente personal en la región para hacer frente a las necesidades?

-Yo creo que sí hay suficiente personal. No obstante, si tuviésemos más plantilla mucho mejor, como me imagino que pasará en todos los sitios. Lo que hemos hecho es amoldarnos a la situación para cambiar la estructura y agrupar al personal en los sitios donde más se necesita. Ahora mismo podemos garantizar que en todos los puestos, durante las 24 horas del día, hay una patrulla activa por turno como mínimo.

-Este año ya van dos osos muertos, ¿eso les preocupa? De usted depende el Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona)...

-Por supuesto, matar un oso es una auténtica salvajada. Por eso el Seprona está tan encima y lo seguirá estando en lo sucesivo.

-Hay quienes apuestan por la fusión entre la Guardia Civil y la Policía Nacional, ¿qué les diría?

-Yo nací en un cuartel y me acuerdo que desde que era pequeño también se hablaba de eso. Lo respeto, pero en todas las encuestas la Guardia Civil sale como una de las instituciones más valoradas por los ciudadanos de todo el Estado español y no entiendo, al igual que me pasa con el tema de la fusión de las comandancias, por qué habría que cambiar algo que funciona bien. Además, en los países de nuestro entorno el modelo policial es bastante parecido al nuestro, en Italia están los Carabinieri y en Francia la Gendarmería y no existe ese debate.

-¿Pero es buena la relación con el resto de cuerpos que operan en la región?

-Es muy buena, tanto a nivel institucional como a nivel operativo. Trabajamos mucho juntos. También hay que tener en cuenta a la seguridad privada, que hay bastante. Hemos hecho un plan de cooperación con ellos y se han conseguido buenos resultados. Las asociaciones de vecinos y la colaboración ciudadana en general también son fundamentales para nosotros.

-También hay quien pide la desmilitarización del cuerpo.

-Tampoco estoy de acuerdo. Gracias a nuestra formación militar somos un cuerpo que seguimos aquí después de casi 200 años. La Guardia Civil se ha mantenido con las repúblicas, en monarquía, con la dictadura... Hay quien piensa que el carácter militar nos hace ser rígidos, pero yo pienso que es al revés, nos hace muy flexibles, es uno de los principios que nos inculcan, nos enseñan a amoldarnos a las distintas circunstancias.

-¿En qué se nota esa militarización en el día a día?

-En nada. Lo único, que en vez de decir buenos días saludamos.

-¿Cree que las fuerzas del orden en general han perdido peso en la sociedad?

-No creo que tengamos menos peso, pero un poco de respeto sí que se nos ha perdido. Pero no sólo a los cuerpos policiales, también a los jueces, a los profesores... A todas las instituciones. Eso es un reflejo de la sociedad actual, se trata de un tema de educación.

-Los guardias civiles siempre se quejan de que cobran muy poco, ¿está usted de acuerdo?

-La verdad es que a mí me gustaría cobrar más, pero como a todo el mundo. Probablemente, si se hace la comparación con algún otro cuerpo, quizá exista un pequeño agravio, pero se puede vivir bien como guardia civil. Hoy en día tener un puesto seguro es un lujo. El mayor problema que tenemos nosotros es la movilidad, sobre todo si entras en una dinámica de ascensos, pero para eso están los pabellones de las casas cuartel.

-Pues en Asturias hay algunas que están que se caen.

-Al final dependemos de los presupuestos. Se ha hecho un esfuerzo grande y se han mejorado mucho, sobre todo en épocas anteriores más boyantes, pero lo que pasa es que tenemos muchos.

-¿Qué pasa con el de La Felguera?

-El nuevo lo van a inaugurar muy pronto. Ha habido una serie de problemas burocráticos que a mí se me escapan, pero yo creo que ese tema ya está desbloqueado. Otro que me preocupa es el de Mieres, pero puedo decir que vamos a empezar muy pronto con el proyecto.

-El suyo es un colectivo en el que se registra un alto número de bajas psicológicas, ¿por qué?

-Ahora han bajado un poco. Sobre todo se debe al estrés que a veces es necesario vivir en esta profesión.

-¿Ha cambiado mucho el tipo de delincuencia desde que usted comenzó su carrera?

-Cuando yo empecé la delincuencia era la del día a día, ahora está más organizada y técnicamente existen más medios. También hay que tener muy en cuenta los delitos asociados a las nuevas tecnologías, como las estafas por la utilización de tarjetas de crédito en sitios inseguros de internet o los acosos en las redes sociales.