Geóloga experta en agua y profesora de la Universidad de Oviedo

La ovetense Beatriz González Fernández es geóloga y profesora de la Universidad de Oviedo. Actualmente da clases en el campus de Mieres y es experta en todo lo relacionado con el agua, un recurso cada vez más escaso en el planeta.

-Los asturianos gastan una media de 159 litros de agua por persona y día, se trata de una de las comunidades más derrochadoras de España, ¿puede permitirse ese lujo la región?

-En Asturias podemos decir que tenemos abundancia de agua, pero eso no quiere decir que podamos derrocharla. Tradicionalmente no hemos sufrido muchos problemas y quizá sea eso lo que nos ha hecho relajarnos y consumir más de lo que necesitamos. Pienso que los políticos deberían tomar medidas para fomentar el ahorro.

-Ha dicho el ministro Arias Cañete que recomienda ducharse en agua fría para ahorrar en consumo, ¿qué opina usted?

-Ese planteamiento es absurdo, como muchos de los que pone sobre la mesa ese señor. Evidentemente si toda su política se basa en ese tipo de medidas y en otras similares que ya le he oído, me parece que vamos muy mal. Habrá que ducharse con agua templada, que es lo lógico. Lo que hay que hacer es estar debajo de la ducha tres o cuatro minutos y no dos horas, pero me parece que eso es tan evidente que ya sólo comentarlo refleja un poco lo que tiene en la cabeza el Ministro.

-Pues el ministro italiano de Medio Ambiente, Corrado Clini, ha propuesto no cambiarse de ropa interior en cuatro días para dejar descansar la lavadora y ahorrar agua y energía.

-Me parece demagógico totalmente. Como si ése fuera el problema de donde parte el gasto de energía. Lo que hay que plantear es una reconversión total del sistema, empezando por el sistema capitalista, que es totalmente absurdo y pide continuamente crecer y crecer cuando sabemos que vivimos en un planeta limitado. Vuelvo a repetir que hay que disminuir el consumo de agua, pero no me parecen serias esas ocurrencias que plantean esos dos políticos.

-Suele decirse que el agua va a ser el oro líquido del futuro, ¿podría ser un recurso, tan abundante en Asturias, válido para el desarrollo de la región?

-Más que un recurso yo prefiero llamarlo un bien natural, un bien que siempre que esté bien gestionado va a ser beneficioso para todo, sobremanera para los ecosistemas. Hay que tener muy en cuenta que el hombre no es el único ser que necesita el agua para vivir, y no pensar sólo en nosotros. Es necesario fomentar el uso sostenible de ese bien natural, somos un elemento más en la naturaleza y no podemos consumir todo el agua que nos apetezca.

-¿Es cierto que en Asturias también se pierde mucha agua a consecuencia del mal estado de la red de distribución?

-Hay muchas pérdidas en la red. Hace unos años participé en un trabajo relacionado con esto y el porcentaje de pérdidas se situaba en el 19 por ciento. Todo eso se arreglaría poniendo los medios tecnológicos necesarios. También es necesario trabajar para prevenir la contaminación, porque el agua siempre es la misma desde que se formó la tierra, pero la estamos haciendo más escasa porque la estamos contaminando.

-Todo eso necesitaría inversiones, ¿no es así?

-Se necesitarían inversiones, pero mucho menos costosas que las que a veces se plantean. Por ejemplo, más baratas que la propuesta del embalse de Caleao, que no estoy muy segura de que se haya desechado aún del todo. Realmente son inversiones que repercuten muy positivamente.

-Algunas empresas con sede en Asturias utilizan agua potable para procesos industriales, ¿qué le parece?

-Me parece una barbaridad. Por ejemplo, está el caso de Arcelor, que utiliza agua del embalse de Tanes, el mismo agua del que bebemos los asturianos. Hay empresas que sí necesitan una buena calidad de agua, pero ni mucho menos una empresa siderúrgica. En el resto de España el consumo más importante proviene del regadío, pero en Asturias hay mucho consumo industrial y ahí los políticos tienen mucho que decir al respecto.

-¿Cree usted que hay que gravar a los grandes consumidores? ¿Sería una solución?

-Por supuesto, pero más que gravar lo que habría que hacer es impedirles que utilicen ese agua. El precio tiene que ir acorde a los beneficios.