Era costumbre hace siglos que algunos invidentes recorriesen las plazas y los mercados de los pueblos describiendo con versos algunos hechos y sucesos de amplia resonancia, que por su dramatismo, atrocidad o espanto, así como por su desenlace trágico, impresionaban a las gentes. Los llamados romances de ciego calaban hondo y corrían de boca en boca, por eso los funcionarios públicos asturianos, que ya están hartos de difundir su mensaje de alarma a través de las nuevas tecnologías sin obtener resultados, han decidido recurrir a métodos más tradicionales para denunciar los recortes que afectan a los trabajadores del sector y a los servicios públicos que reciben los ciudadanos. Para ellos, la situación actual es lo suficientemente «trágica» como para cantarla en un romance de ciego y ayer lo hicieron en pleno mercado de Grado. Lo único que cambia «es que nosotros tenemos los ojos bien abiertos y somos capaces de ver que la situación es dramática», asegura Emilio Rabanal, que fue el «ciego» encargado de leer las coplas compuestas por los miembros de la Asamblea General de Trabajadores Públicos de Asturias, entidad organizadora del acto.

Rabanal trabaja a diario como ordenanza en la Consejería de Bienestar Social, pero ayer se puso un parche en el ojo, gafas oscuras, se caló el sombrero de fieltro y se echó sobre los hombros una capa negra que le daba aspecto de cansado, de peregrino con mucho camino recorrido y aún ve borroso el destino. «Atiéndame todo el mundo / Mozos neños y paisanos / También que presten oído / Señoritas y casados», comenzó a relatar el falso ciego para llamar la atención en el mercado moscón. A continuación desarrolló un pliego de cordel y empezó a disparar poesía de ataque a discreción: «Érase que se era / un país al sur de Europa / de charanga y pandereta / donde los sus gobernantes / eren unos mangantes / presididos por un barbas / que no está ni se le siente / pero cuando abre la boca / más que hablar, el castrón miente», espetó Rabanal. El funcionario continuó gritando su mensaje a viva voz ante un amplio corrillo de curiosos. «Hubo un tiempo en el pasado / que ser público empleado / era motivo de honra / por la gente respetado; / Maestros, bomberos, médicos, / conserjes, bibliotecarios, / operarios, enfermeros... / de toles administraciones, / empezamos ya nel branu / a sufrir polos recortes. / Primero quítote perres / después quedeste sin extra / y pa jodevos aún más / voy a quitate los días / que te pusieron a cambio / de un sueldu que no subía».

Los romances de ciego solían venderse en los pueblos para ser recitados y cantados en reuniones familiares, entre los amigos o en actos sociales, pero el de los funcionarios se repartió entre los asistentes por miembros de la asamblea en formato de octavilla. Las coplas también hacen referencia «a la criminalización a la que nos han sometido los mandatarios a los trabajadores públicos», afirma Rabanal. «¿Sabéis que ye lo peor? / que encima lo que ficieron, / dieron como explicación / que ye que no trabayamos, / que somos lo más peor / y na foguera taríamos / si hubiera Inquisición». Hubo para todos: «Mientras crisis y parados / continúan aumentando / abundan en los palacios / corruptos y despreocupados», recitó Emilio Rabanal.

Las «verdades como puños» de los funcionarios -al menos así lo piensa Serafín Tuñón, un ovetense que ayer estaba en Grado- arrancaron los aplausos de los presentes. «Agradezco su atención / y su bien recibimiento / de esta villa me despido / no sin recordarles antes/ que ni ustedes ni nosotros / somos vagos ni maleantes», se despidió Rabanal.

Hubo un tiempo en el pasado

Que ser público empleado

Era motivo de honra

Por la gente respetado;

Maestros, bomberos, médicos,

conserjes, bibliotecarios,

operarios, enfermeros?

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¿Sabéis que ye lo peor?

Que encima lo que ficieron,

dieron como explicación

que ye que no trabayamos,

que somos lo más peor

y na foguera taríamos

si hubiera Inquisición.

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Y ye que tan confundíos.

Laborales, funcionarios

empleaos públicos somos,

sacamos oposición

y nuestru únicu baldón

ye tar mandaos por trapazas,

que usen la Administración

pa enchufar a los amigos.

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Conserjes y profesores

También investigadores

Van a mandaivos al paro

Y traerán muchos asesores