Como irse de viaje sin hacer la maleta y acordarse de ella al llegar al destino, tarde, cuando todavía el problema tiene arreglo, pero va a costar resolverlo. La metáfora es de Miguel Luis Rodríguez, jefe de la unidad de Oviedo del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), para buscar una imagen que se aproxime a lo que ocurre en los túneles de la variante de Pajares. A su juicio, el problema de las filtraciones de agua, que condiciona gravemente la obra, denota que la hidrogeología tuvo poco peso en los trabajos previos a la perforación. «Lo que está pasando era previsible desde el punto de vista hidrogeológico», apunta. «Estaba claro» que con dos tubos de 25 kilómetros avanzando en línea recta a través del subsuelo de la Cordillera «se iban a encontrar materiales permeables», que se atravesarían acuíferos. «Habría que tener mucha suerte para traspasar solamente pizarras y areniscas», concreta. Y «si sabes que eso va a ocurrir, debes adelantarte a los acontecimientos», porque ahora «es mucho más caro y complejo arreglar lo que deshiciste» que haber puesto los medios para intentar no deshacerlo. Recuperar la maleta cuesta mucho más que hacerla antes de salir. Aquí, de momento, 232,3 millones de euros.

El problema es, al decir de Miguel Luis Rodríguez, que «no se dio importancia a la hidrogeología», que el estudio riguroso sobre las interacciones entre los túneles y el medio acuífero que perfora tiene fecha de 2009, cuando la excavación había avanzado ya significativamente desde 2005 y ya se había comprobado con profusión que, como afirma el propio análisis, los túneles eran «la principal vía de drenaje de los acuíferos intersectados». El IGME presta asesoramiento en materia de geología e hidrogeología en todas las obras del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF). En la de Pajares recibieron una llamada de solicitud de ayuda «cuando comenzaron los problemas con los acuíferos» y el horadado de los tubos de la Variante empezó a drenar hacia Asturias el agua de la red hidrográfica del norte de la provincia de León, dejando sin suministro de agua potable a algunos pueblos del entorno leonés del puerto.

Para entonces, aún no estaba encargado el estudio hidrogeológico profundo y serio que al decir de los geólogos consultados «debería haberse hecho en 1999». Después, la obra siguió a pesar de que se habían hecho más que evidentes los problemas con el agua. La imprevisión consiste en este caso, a su juicio, en no haber estudiado en profundidad el terreno que iba a pisar la tuneladora para orientar en consecuencia el método de construcción, buscando el más adecuado al tipo de suelo. «El acuífero lo tienes que atravesar necesariamente», resume la geóloga del IGME Mónica Meléndez, que trabajó sobre el terreno en la Variante. «Luego, la mayor o menor afección depende de la técnica constructiva».

De la evidencia de que «el estudio hidrogeológico debería haber tenido más valor» dan fe ellos y también diversos geólogos e ingenieros del ADIF y de la consultora Ineco, que en un libro que sintetiza las ponencias de unas jornadas sobre la Variante organizadas en 2009 llaman la atención sobre el ahorro de tiempo y dinero que habría supuesto la previsión. «La predicción de los incidentes relacionados con el agua en las grandes obras subterráneas es tanto más acertada cuanto mayor inversión en tiempo y en dinero se dedica a los estudios geológicos e hidrogeológicos previos. Obviamente, dicha inversión queda compensada con creces si se considera el ahorro que supone (en plazo y presupuesto) prever las posibles afecciones que se producirán mutuamente entre túnel y medio».

Ahora que la fórmula elegida para construir los tubos permite filtraciones y que por los túneles se van 500 litros de agua por segundo, la primera alternativa de solución dice que, desde el punto de vista geológico, «no hay más remedio que drenar el agua», apunta Miguel Rodríguez. «Sellar los conductos abiertos resultaría mucho más difícil» que conducir el agua. El resto exige soluciones de ingeniería y en todo caso impermeabilizar los tubos, aunque esta labor, precisa Mónica Meléndez, «es mucho más difícil una vez que se han colocado las dovelas de los túneles».

En la misma línea, la opinión de Beatriz González, hidrogeóloga, profesora de la Universidad de Oviedo, apunta directamente a «la mala planificación previa». «Da la impresión», asegura, «de que el problema les pilló por sorpresa, cuando era perfectamente previsible conociendo la geología de la zona. No lo puedo entender». Ella también considera que «hay soluciones», pero que se han puesto muy cuesta arriba desde que se ha hecho tarde y ya no es posible impermeabilizar la estructura a medida que se va construyendo.

En su dimensión política, el problema de las filtraciones ha llevado a la consejera de Fomento, Belén Fernández, a pedir una reunión urgente con el secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá, para «conocer de primera mano la situación exacta de la Variante», cuyos contratiempos el Principado dice conocer únicamente «a través de los medios de comunicación». Pese a ello, Fernández deberá responder hoy en la Junta General del Principado a una pregunta del diputado de IU Aurelio Martín relativa a las filtraciones.

«No se dio importancia a la hidrogeología»

Miguel Luis Rodríguez

Jefe de unidad del IGME

«Impermeabilizar es mucho más difícil cuando se han colocado las dovelas»

Mónica Meléndez

Hidrogeóloga

«Parece que les pilló por sorpresa algo que era perfectamente previsible, no lo puedo entender»

Beatriz González

Hidrogeóloga