Suspenso en excelencia para la Universidad de Oviedo. La primera edición de un pormenorizado ranking nacional elaborado por un amplio grupo de especialistas de varias regiones desvela importantes carencias en los ámbitos docente e investigador de la institución académica asturiana, con posiciones mediocres en casi todos los apartados. El mayor déficit tiene que ver con la productividad, que mide el trabajo total en relación al número de profesores, donde ocupa el 40º puesto de 48. «No concedo ninguna credibilidad a esta clasificación, que toma datos de 2008, completamente desfasados en número de profesores, titulaciones e internacionalización», señaló ayer el rector, Vicente Gotor, que ha encargado a su equipo de gobierno la elaboración urgente de un informe para «contrarrestar con números de verdad una lista con omisiones que nos hace mucho daño».

La clasificación U-Ranking, hecha pública ayer en Madrid e impulsada por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la fundación BBVA, presenta una radiografía preocupante para la Universidad de Oviedo, a años luz de las primeras posiciones. Según los autores del informe, la institución académica ocupa el puesto 21º en «volumen de resultados», es decir, en la producción global. Sin embargo, su posición empeora drásticamente cuando se toma en consideración esta labor general en relación a los recursos humanos disponibles. En este caso, tan sólo se sitúa por delante de la Rey Juan Carlos de Madrid, Jaén, La Coruña, Extremadura, Burgos, La Laguna, La Rioja y la UNED. Y muy lejos de la élite nacional, liderada por la Pompeu Fabra de Barcelona, la Politécnica de Cataluña, la Autónoma de Madrid, la Politécnica de Valencia y la Autónoma de Barcelona.

Los datos también son desalentadores si se tiene en cuenta tan sólo la docencia. En este apartado, la Universidad de Oviedo alcanza el puesto 22º en volumen de resultados, mientras que cae hasta el 45º en productividad (el trabajo total que realizan los profesores con los alumnos en relación al número de integrantes de la plantilla). Por detrás, tan sólo quedan Jaén, La Laguna y Burgos.

El balance en materia investigadora es sensiblemente mejor, con el 21º puesto en producción (artículos publicados en revistas y proyectos en marcha) y el 33º en productividad. Por último, la tabla que mide los logros relacionados con la innovación y el desarrollo tecnológico sitúa a la Universidad de Oviedo en la posición 29ª en términos generales y en la 33ª en cuanto a la labor realizada de media por sus especialistas.

«Cualquiera que conozca el mundo académico español sabe que estos datos no se corresponden con la realidad. Es imposible que una Universidad como la nuestra esté en el furgón de cola», indicó ayer Gotor, molesto con los criterios seguidos para la elaboración del ranking. «Desconozco las motivaciones de esta valoración. Aunque puedo afirmar que nosotros nunca hemos encargado estudios al instituto que ha elaborado la lista, al contrario de lo que han hecho otras instituciones. Por cierto, los cobra a buenos precios», añadió.

El rector advirtió de que «estos números no reflejan una foto fija actual». «Se emplean datos de hace cuatro o cinco años, cuando contábamos con más profesores, algunos de Escuela Universitaria, que no están obligados a investigar. Y tampoco figuran los numerosos contratos firmados por nuestra Fundación con la empresa privada», indicó. «Además, en esa fecha aún no habíamos accedido a las ayudas del Campus de Excelencia Internacional, que nos hicieron mejorar mucho. Ni siquiera se había instaurado el "plan Bolonia". Creo que todo está desactualizado. Se dibuja una realidad que no existe», remató.

El detallado documento fue desarrollado por un equipo de investigadores dirigido por Francisco Pérez, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y director del IVIE, con la colaboración del Observatorio IUNE, que coordina el profesor Elías Sanz-Casado y está integrado en la «Alianza 4U», formada por la Carlos III de Madrid, la Autónoma de Barcelona, la Autónoma de Madrid y la Pompeu Fabra de Barcelona. Los autores señalan en su informe que «las tres dimensiones de actividad analizadas -docencia, investigación e innovación- han sido ponderadas según los pesos resultantes de las opiniones de un panel de expertos consultados y que resultan similares al peso de los gastos en cada una de ellas en el presupuesto del sistema académico (56%, 34% y 10%, respectivamente)».