La situación del oso pardo en la zona central de Asturias, que comprende especialmente el área de Proaza y sus concejos limítrofes, es cada vez mejor. Según estudio sobre el perfil genético del núcleo reproductor elaborado por la Universidad de Zaragoza y publicado recientemente por el FAPAS, la especie cuenta con al menos 44 osos individualizados en este área del Principado, y está en permanente expansión, ocupando cada vez más terreno. Este crecimiento facilitaría la conexión entre las poblaciones de Oriente y Occidente.

Además, según el mismo informe, esta población cuenta con el número de hembras reproductoras suficientes para que se mantenga por sí sola. «El núcleo reproductor no sólo se ha recuperado de sus efectivos, sino que cada vez va a más», sentencia el informe, que describe a una población con una «notable calidad genética, de gran variabilidad y sin consanguinidad». El estudio asegura que el crecimiento se ha producido en los últimos años, «por lo que es muy sensible a la selección, lo que traducido a términos demográficos supone cualquier tipo de impacto negativo (pérdida de calidad de hábitat, molestias humanas, furtivismo, nuevas infraestructuras) podría invertir en la evolución de la misma provocando su regresión».

La población en esta zona se había dado por perdida hasta hace cinco años. Sin embargo, los nuevos datos constatan que la especie nunca dejó de existir en el centro a pesar de que la mortalidad de la descendencia «tuvo que ser elevada». «Antes, para encontrar indicios de un oso había que recorrer ocho kilómetros, ahora con hacer 1,5 ya basta», concluye Roberto Hartasánchez, presidente del FAPAS.