El amor por los animales del conductor del autobús en el que viajaban estuvo a punto de costarles un buen disgusto, pero por suerte resultaron ilesas. Lucía Abad, de La Felguera, y Alba Márquez, de Siero, son dos estudiantes de Ingeniería Industrial que se encuentran de «Erasmus» en Goteborg (Suecia) y que el pasado sábado estaban entre los 40 pasajeros de un transporte urbano que se salió de la carretera porque el hombre que lo manejaba, según alegó tras el siniestro, trató de esquivar una ardilla que se había plantado en medio de la carretera. No obstante, a las dos jóvenes asturianas no les convence esa versión. «No dio ningún volantazo ni frenó de forma brusca, se salió de frente contra los árboles sin hacer la curva. Él dijo que lo hizo porque es muy ecologista, pero nosotros no vimos ninguna ardilla», asegura la langreana Lucía Abad. En el accidente resultaron heridas seis personas, aunque ninguna de ellas de gravedad.

Las estudiantes asturianas sólo llevaban seis días en Goteborg. Volvían de hacer compras en un Ikea situado a las afueras de la ciudad y por eso se montaron en el autobús urbano. «Parece un tópico, pero hay que amueblar las residencias y por eso estábamos en Ikea», bromea Alba Márquez, más tranquila tras el susto. Cuando ya llevaban un trecho del trayecto, en una zona arbolada, el vehículo se salió de la vía. «Antes del choque definitivo hubo varios golpes, porque el autobús iba arrancando los árboles que se encontraba en el camino. Nos dio tiempo de sobra a saber que nos íbamos a estrellar y eso es algo que es difícil de explicar. Al final no ha pasado nada grave, pero la verdad es que fue un gran susto», subraya Lucía Abad.

No en vano, tras el choque hubo un momento de caos. «La gente gritaba y empezamos a romper los cristales del autobús para tratar de salir al exterior», explica la langreana. Pero la rápida reacción de las autoridades y de los servicios de emergencia suecos sirvió para calmar los nervios iniciales. «A los cinco minutos de haber ocurrido el accidente ya había allí un despliegue tremendo de bomberos, poli cía y ambulancias. Llegó hasta un helicóptero por si había que trasladar a algún herido con celeridad», detalla Alba Márquez, que no tiene ninguna queja del trato recibido por los suecos. «Se portaron muy bien con nosotras en todo momento», recalca.

El conductor del autobús fue el que dio la voz de alarma a los servicios de emergencia. Él también salió ileso del accidente, aunque, según publicaron algunos medios locales, tuvo que recibir tratamiento psicológico al sufrir un ataque de nervios después del choque.