La biotecnología tira del carro en un momento de estrecheces económicas para la comunidad científica regional. Los especialistas de la Asociación de Industrias Cárnicas del Principado (Asincar) y de las empresas Entrechem y Dropsens acaban de recibir 1,3 millones de euros procedentes del séptimo programa marco de la Unión Europea para participar en proyectos de ámbitos muy diversos, que van desde el desarrollo de cepas bacterianas para la fabricación de fármacos oncológicos, a la puesta en marcha de sensores capaces de medir la contaminación en los mares o el diseño de mecanismos que permitan conocer el estado de determinados productos en comercios alimentarios. Una inyección financiera que evidencia la buena salud de esta disciplina, considerada uno de los pilares de la investigación asturiana por el nuevo plan de I+D+i del Principado.

"Las ayudas europeas suponen un reconocimiento al trabajo que desarrollamos desde hace tiempo y nos permitirán proseguir a todo ritmo", señala Juan Díaz, químico y gerente de Asincar, un centro tecnológico surgido gracias al empeño del sector cárnico, con el apoyo de 82 empresas y único de estas características en la región. Los profesionales de esta entidad, con sede en Noreña, serán los encargados de coordinar un proyecto en el que también participarán otros socios de Bélgica, Rumanía, Reino Unido, Austria, Portugal y España para la fabricación de envases "inteligentes" que podrán ser utilizados por los productores de alimentos frescos y las grandes superficies. Estos envoltorios permitirán conocer el desarrollo de diferentes microorganismos gracias a un chip que enviará la información a una pequeña pantalla situada al lado, para que tanto empleados como consumidores conozcan in situ el estado de la mercancía.

La labor del grupo asturiano consistirá en el estudio de la evolución de esos microorganismos. "Se trata de un trabajo muy ambicioso y, además, tendremos la enorme responsabilidad de ejercer de coordinadores, un mérito añadido", comenta Díaz. El proyecto, con una duración de tres años, contará con una contribución de 350.000 euros a cargo del subprograma europeo "Research for SME Associations". "Por suerte para Asturias, Asincar se ha convertido en un captador de fondos de la Unión desde hace siete ejercicios, fundamentales, hoy por hoy, para avanzar en investigación aplicada", añade el gerente de la entidad, con quince empleados (cinco de ellos doctores en diferentes disciplinas) y que no cuenta con asignaciones directas en los presupuestos de las diferentes administraciones públicas.

La satisfacción también llegó hace unos días al laboratorio del campus del Cristo donde trabajan los once empleados de Entrechem, una spin-off (empresa surgida con apoyo de la Universidad) cofundada por el rector, Vicente Gotor. "El proyecto en el que vamos a participar encaja como anillo al dedo con nuestra actividad habitual", explica Francisco Morís, otro de los impulsores de la sociedad y su director gerente. Este trabajo, junto a otras quince entidades del continente, será coordinado por la Universidad Católica de Lovaina y consiste en la remodelación del genoma de la bacteria "Streptomyces" para su aprovechamiento en la fabricación de diferentes medicamentos destinados a la lucha contra el cáncer. Una investigación básica durante los próximos cinco años que recibirá 0,6 millones del subprograma "KBBE (Food, Agriculture, Fisheries and Biotechnology)".

"Desde nuestra fundación en 2006, hemos conseguido captar 1,1 millones procedentes de Bruselas, un respaldo muy necesario", explica Morís. El consorcio en el que participarán los químicos de Entrechem contará con un presupuesto global de 11 millones de euros y protagonizará una de las actuaciones biotecnológicas más ambiciosas en el contexto europeo.

Las buenas noticias también han llegado para sus colegas de Dropsens, otra spin-off, con sede en el Parque Tecnológico de Asturias de Llanera. En su caso, las ayudas comunitarias llegarán para dos proyectos diferentes. Por una parte, recibirán 3.000 euros al mes durante dos años para la formación de un investigador extranjero en sus instalaciones, dentro del subprograma "People", pensado para la movilidad de los científicos. Los responsables de la empresa tienen medio año para llevar a cabo el proceso de selección de este nuevo trabajador, que estará dedicado al estudio de celdas de biocombustible, con el objeto de aprovechar las reacciones químicas con compuestos biológicos para obtener energía. "Se trata de una línea de investigación de primer nivel en la que participa un consorcio de trece organizaciones", comenta Pablo Fanjul, director de I+D.

Además, Dropsens también recibirá 0,5 millones para la fabricación de unos sensores capaces de monitorizar metales pesados en el mar desde el interior de una boya, con el fin de controlar la calidad medioambiental de las aguas. Para ello, formará parte de un grupo integrado por otros 14 socios y liderado por el Centro Tecnológico Leitat, de Barcelona. Otro éxito más para la biotecnología asturiana, que sólo gracias a las tres entidades que ahora recibirán fondos, ha conseguido un retorno de 2,6 millones por este concepto en cinco años.

- La "spin-off" Entrechem cuenta con once empleados que, desde hace siete años, desarrollan su labor en el Edificio de Servicios Científico-Técnicos "Severo Ochoa", de la Universidad de Oviedo, ubicado en el campus ovetense del Cristo.

- La empresa formará parte de un consorcio europeo, liderado por la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y formado por otros quince integrantes para desarrollar cepas bacterianas que permitan fabricar diversos productos de fermentación con alto rendimiento, con un presupuesto global de 11 millones de euros.

- La labor de los investigadores asturianos consistirá en lograr la remodelación del genoma de la bacteria "Streptomyces" para favorecer la producción de diferentes medicamentos destinados a luchar contra el cáncer.

- El proyecto tendrá una duración de cinco años. Entrechem recibirá 0,6 millones para una inversión estimada de 0,8.

- Esta sociedad, cofundada por el rector, Vicente Gotor, ha participado ya en más proyectos europeos con un notable grado de éxito.

- La puesta en marcha de "spin-offs" competitivas sigue siendo una de las asignaturas pendientes de la Universidad, que busca cauces para incrementar la colaboración con el sector privado.

- Dropsens, otra spin-off que actualmente tiene su sede en el Parque Científico Tecnológico de Asturias (Llanera), ha conseguido ayudas europeas para la participación en dos proyectos con objetivos diferentes aunque igualmente ambiciosos.

- Por una parte, la Comisión pagará la formación de un investigador en las instalaciones de la sociedad durante los próximos dos años, dentro de un consorcio liderado por la Universidad de Bochum. Este especialista extranjero, que será seleccionado en un plazo máximo de seis meses, estará dedicado al desarrollo de celdas de biocombustible, con el objeto de aprovechar las reacciones químicas con compuestos biológicos para obtener energía.

- Además, Dropsens también recibirá 0,5 millones de Bruselas para crear sensores capaces de monitorizar in situ la medición de metales en el agua de mar dentro de una boya, con el propósito de medir la calidad medioambiental. Este grupo, coordinado por el Centro Tecnológico Leitat, de Barcelona, está integrado por 14 socios y desarrollará su trabajo durante los próximos 40 meses.

- Dropsens se ha convertido también en un referente de la biotecnología regional gracias a sus investigaciones punteras y a la captación de ayudas.

- La Asociación de Industrias Cárnicas del Principado (Asincar) tendrá la responsabilidad de coordinar un proyecto con ayudas europeas por valor de 445.000 euros en el que participarán socios de Bélgica, Rumanía, Reino Unido, Austria, Portugal y España. El objetivo es la fabricación de envases "inteligentes" que permitan comprobar la evolución de los productos frescos en los puntos de venta.

- Estos envases en atmósfera modificada dispondrán de un chip que mandará a una pequeña pantalla información sobre la evolución de los microorganismos, para conocer el estado de los productos. Los responsables del centro tecnológico serán los encargados de estudiar este proceso.

- Asincar, con el respaldo de 82 empresas del sector cárnico asturiano, es el único centro tecnológico de estas características en Asturias. Sus especialistas se dedican a la investigación aplicada para aportar un valor añadido a corto plazo a los integrantes del sector privado para los que trabajan. Esta entidad cuenta con quince especialistas pertenecientes a diferentes disciplinas y ha conseguido también numerosos fondos europeos durante los últimos años para llevar a cabo investigaciones en la vanguardia de la biotecnología internacional.