Miles de profesores y alumnos asturianos dejaron ayer las aulas para salir a la calle en contra de los recortes y de la última reforma educativa del Gobierno. Una multitudinaria manifestación recorrió el centro de Oviedo para exigir la revocación de la ley y la dimisión del ministro José Ignacio Wert, que la sacó adelante sin el apoyo de ningún grupo de la oposición, ni de buena parte de la comunidad docente. La huelga general, convocada a escala nacional durante la jornada, se saldó con un resultado variable, en función de la zona y del nivel de enseñanza. El Principado cifró el seguimiento en un 38 por ciento en el caso de la plantilla y de entre el 87 y el 95 por ciento por parte de los alumnos. Los sindicatos elevaron estos datos hasta el 78 y el 95 por ciento, respectivamente.

Pancartas, banderolas y petardos abrieron la marcha junto a la estación de trenes, con más de 40.000 participantes, según los organizadores; unos 10.000 para la Policía Nacional. La voz cantante la llevaron varios grupos de jóvenes situados a escasos metros de la cabecera. "¡Después de estudiar, queremos trabajar!", repetían una y otra vez. "El PP quiere que los hijos de los trabajadores no vayan a la Universidad", señalaba, entre grito y grito, Pablo Alcántara, alumno de Historia y portavoz del Sindicato de Estudiantes, muy crítico con el sistema de reválidas que impone la nueva normativa para pasar de ciclo. "Es un retroceso total", añadía, mientras agitaba, altavoz en mano, a sus compañeros, muchos con camisetas verdes contra los ajustes.

El clamor aumentó a medida que la marcha avanzaba hacia el paseo de los Álamos, con lemas como "¡El hijo del obrero, a la Universidad!" o "¡Presupuestos militares para escuelas y hospitales!". "No se arregla el fracaso escolar poniendo Religión como asignatura que cuenta para el currículum", decía Enrique Fernández, secretario general de la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras, aferrado a la pancarta principal junto al líder del sindicato en Asturias, Antonio Pino. "Vamos hacia una escuela que discrimina entre ricos y pobres", se lamentaba, sin dejar de caminar. A pocos metros, la profesora Isabel Rivero, del Instituto de Lugones, señalaba: "Luchamos contra una reforma tremendamente ideologizada, que supondrá un retroceso a tiempos predemocráticos". "Los recortes nos asfixian. Yo tengo que dar griego en Bachillerato y asumir otras labores en 3.º de la ESO por la falta de personal", lamentaba.

"Estamos aquí por respeto a la gente que luchó por la igualdad durante muchos años y en contra de convertir la educación pública en un vertedero para aquellos que no puedan pagar 400 euros al mes en un colegio privado". Así resumía Iyán Álvarez el rechazo a la ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) de un nutrido grupo de estudiantes de la Facultad de Formación del Profesorado y Educación, con pancartas y alguna bandera republicana. A su lado, varios afectados por los despidos en las subcontratas de Hunosa también gritaban contra el Gobierno. "Tenemos hijos y nietos que se van a ver afectados por este retraso. Venimos para solidarizarnos", razonaba Marcelino Suárez, de Sama de Langreo, con un cartel donde se podía leer "Sin-wert-güenza", en alusión al Ministro. "Tenemos que frenarlos cuanto antes", remataba.

"La manifestación es un éxito y la huelga ha sido secundada por muchos más profesores de los que reconoce la Consejería", se quejaba Maxi Fernández, responsable de Educación Pública de FETE-UGT, acompañada por el líder de la organización en Asturias, Justo Rodríguez Braga, mientras transitaba por delante del edificio histórico de la Universidad. "Esto sólo es el primer paso de una larga lista de movilizaciones", afirmaba, tras resaltar "el éxito" del paro. Junto a ella, Elena González, presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos "Miguel Virgós", advertía de que la norma aprobada por el Gobierno "carece del más mínimo respeto hacia los ciudadanos". "Ya no consideramos al Ministro un interlocutor válido, esto es responsabilidad directa de Mariano Rajoy, que ha despreciado un millón de firmas en contra de esta medida", añadía, tras destacar "el éxito" de la jornada de movilizaciones.

Aun así, los datos en torno a la huelga fueron dispares. El sindicato ANPE, con militantes en la marcha, cifró el seguimiento docente en Educación Infantil y Primaria en un 42 por ciento y, en Educación Secundaria, en un 34%. Según esta organización, los mayores índices se dieron en el Oriente (58 por ciento) y Gijón (51%) y los menores en Avilés (21%) y las Cuencas (29%). La Universidad informó de un paro del 10 por ciento entre los profesores y algo superior en el personal administrativo. "Más allá de las cifras, hay que denunciar que pretenden convertir a los niños en robots para que dejen de pensar por sí mismos, imponen la Religión y atribuyen un dirigismo centralista al Ministerio", afirmaba Isabel Suárez, que da clase de sexto de Primaria en el Colegio Vital Aza, de Pola de Lena. "Cada vez tenemos más horas de trabajo y menos apoyos", proseguía, entre el ruido de varios tambores. "Si no nos movilizamos, será peor para todos", comentaban, junto a la plaza de la Escandalera, Lorena Cabo y Javier Sánchez, pareja preocupada por el futuro de sus hijos, uno de 3 años que está matriculado en las Escuelas Blancas de Oviedo. "No creo que cambie nada, pero tenemos que dejarnos ver", decían.

El griterío se convirtió en estruendo cuando la protesta llegó a la plaza de la Catedral, final del trayecto. "Hemos vivido una auténtica marea social en favor de la enseñanza pública", destacó Beatriz Quirós, máxima responsable del sindicato SUATEA, poco antes de la lectura del manifiesto final, con exigencias a los ejecutivos central y autonómico, como "un incremento de las becas, el cese de los recortes, la integración de los centros de 0 a 3 años en la red pública y la retirada de la LOMCE". "Es la mayor protesta educativa de la historia de Asturias y vamos a convertirnos en la punta de lanza contra los ataques sociales de la derecha", advirtieron los organizadores, entre llamamientos a una huelga general y la petición de elecciones.

"¡La educación no se vende, se defiende!", gritó el millar de participantes en la protesta contra la "ley Wert" organizada al mediodía entre la plaza del Instituto y el Ayuntamiento de Gijón, previa a la manifestación de Oviedo, que también tomó el Edificio Histórico de la Universidad con pancartas y cánticos. En Avilés, decenas de alumnos y docentes se concentraron en el casco antiguo y en algunos centros para mostrar su rechazo a la reforma del Gobierno.