El misterioso viaje de las larvas del percebe avanza con el Nordeste estival. El viento hace aflorar las corrientes, que llevan nutrientes y transportan los crustáceos decenas de kilómetros hacia el Oeste durante un año normal, pero sólo unos pocos kilómetros hacia el Este durante un año sin el fenómeno, que en el Cantábrico sucede cuando sopla el Nordeste en verano y los percebes se reproducen y emiten las larvas. La influencia del viento es tan decisiva que si sopla Nordeste de forma consistente, cuatro años después las capturas son mayores. Lo han descubierto un grupo de investigadores de la Universidad de Oviedo y el Centro de Experimentación Pesquera de Asturias, que lo describen en un artículo publicado en el último número de la revista digital "Plos One".

Los expertos detallan el efecto de las corrientes marinas sobre las larvas de percebe en la costa cantábrica. El primer trabajo que explica cómo afecta el sistema de corrientes marinas al desarrollo y supervivencia de las larvas del crustáceo servirá para gestionar mejor el control de la especie, ya que permite explicar y predecir la fluctuación en las capturas. Además, confirma que estos animales se desplazan más al Oeste cuanto más intensas sean las corrientes marinas.

La investigación, que parte de la tesis de Antonella Rivera (dirigida por el profesor José Luis Acuña, del departamento de Biología de Organismos y Sistemas de la Universidad de Oviedo), ha sido financiada por los proyectos "Costas", del Ministerio de Educación y Ciencia; "Dosmares", del Ministerio de Ciencia e Innovación, y "Frentes", a través de FICYT. Durante dos años los investigadores han tomado referencias y datos de un correntímetro instalado cerca del puerto de Cudillero. La consulta de pruebas genéticas realizadas por otros equipos a ejemplares recogidos en distintos puntos de la costa, así como el estudio de las series de vientos registradas por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) han permitido constatar desplazamientos de decenas de kilómetros de las larvas desde el lugar en el que nacen hasta el punto en que los recogen los mariscadores. Los percebes tienen un período medio de desarrollo de cuatro años. Pasan la fase inicial de su vida como larvas que, al contrario que los adultos, flotan libremente entre las aguas. Durante esta fase crítica las corrientes transportan las larvas a lugares diferentes de donde han nacido.

La campaña de extracción de percebe en Asturias establece que los pescadores de cada área de gestión explotan con exclusividad su zona, a cambio de un compromiso en la cogestión del recurso. Además de respetar vedas y cupos, este compromiso obliga a los mariscadores a mantener un detallado registro de las capturas, que posee un gran valor científico. En casi veinte años el sistema de gestión ha permitido la explotación sostenible de la especie, una de las más apreciadas en el Principado.