La naturaleza ha sacudido con extrema brutalidad la vida humana en el archipiélago de Filipinas, masacrando poblaciones enteras, destruyendo su cotidiana forma de vida e imposibilitando a los supervivientes de la más elemental de las supervivencias: agua y alimento. El tifón, nacido en China como "Haiyan" y llamado por Filipinas "Yolanda" (internacionalmente denominado número 1.330), ha provocado uno de los mayores desastres naturales de la historia, devastando buena parte de las islas que integran el archipiélago de Filipinas.

Toda catástrofe suele despertar en la sociedad un movimiento de reacción solidaria. Cuando un hecho tan grave ocurre en una comunidad o un país, es la propia población de esa misma tierra la primera en arrimar el hombro en el socorro y la más generosa a la hora de contribuir económicamente para paliar las necesidades de mayor urgencia y necesidad. Buen ejemplo lo constituyó, recientemente, el pueblo gallego tras el trágico accidente ferroviario a la entrada de Santiago de Compostela; o, antes, el movimiento de solidaridad que impulsó a miles de españoles a viajar a Galicia para colaborar con la limpieza de la costa tras el hundimiento del "Prestige".

Filipinas, por muy lejos que esté de España, no debe pasarnos desapercibida. Es un pueblo que está sufriendo como nunca antes lo había hecho. Y no precisamente por andar metida en guerras internas, conflictos bélicos internacionales o revoluciones antisociales. Ha sido la naturaleza la que ha golpeado su vida. La misma naturaleza que mañana puede hacerlo con otra península, otro país, otra región. Nuestro deber como personas nos invoca la inmediata solidaridad y colaboración en la ayuda de recuperación de la normalidad.

En ocasiones es necesario despertar en el sentimiento de cada cual la chispa precisa que ilumine la conciencia social. Por ello creo que es oportuno recordar que muchos de los afectados filipinos son descendientes de españoles, de asturianos. Sí. Aunque no lo parezca, miles de filipinos están emparentados con compatriotas nuestros, con nuestros vecinos incluso. Hagamos un sucinto repaso histórico, pues no es momento ni lugar de excederse en largas disertaciones.

Fue el portugués Fernando de Magallanes, al servicio de España, quien en 1521 tomó posesión jurídica de las islas de "Poniente" (actual Leyte) y "San Lázaro" (hoy, Sámar), como así las llamó, hasta que en 1542 el explorador y colonizador Rui López de Villalobos las denominó "Felipinas" en honor del entonces Príncipe de Asturias que sería entronizado como Felipe II. Ya tenemos aquí la primera relación directa con España (el archipiélago pertenecía al imperio) y con el Principado (se le llama así por un Príncipe de Asturias).

Desde entonces, destacados asturianos ilustres están estrechamente vinculados a aquellas islas, ya como héroes que forjaron intrépidas gestas (Fernando Villamil), ya como militares que conquistaron e impusieron el orden (Felipe Canga-Argüelles, José Benito Llanes Cienfuegos), ya como misioneros que instruyeron la doctrina católica (Melchor García Sampedro, canonizado primer santo asturiano), ya como gobernadores y legisladores del lugar (Francisco de Borja Canella Secades, Fernando Valdés Tamón), por poner sólo unos pocos ejemplos.

Hasta 1898, año en que España pierde sus últimas posesiones de ultramar, el archipiélago de Filipinas (nombre definitivo) y algunas otras islas del Pacífico (Carolinas, Palaos, Marianas, Guam o la actual Micronesia española, aún en nuestra soberanía) eran una provincia más del territorio hispano. Cuatro siglos de soberanía española dan para mucho. Por eso no es de extrañar que en la toponimia filipina encontremos numerosas duplicidades de ciudades españolas (Santander, San Sebastián, Cáceres, Córdoba, Sevilla, Valencia, Gerona, Zaragoza?) e incluso de comunidades, como Baleares, Castilla? y Asturias.

Las Asturias de Filipinas. Se divide Filipinas en tres grandes regiones (Luzán, la mayor, al Norte; la segunda en tamaño es Mindanao, al Sur; e Islas Visayas, la más pequeña, en el centro) y en cada una de ellas se halla (o al menos se encontraba hasta el día 8 de noviembre en que pasó el temido tifón) una Asturias.

La más poblada es precisamente una de las que ha sufrido la fuerza destructiva del tifón "Yolanda" con mayor virulencia. Al menos eso dicen las crónicas que nos llegan. La región central, llamada Islas Visayas, está formada por numerosas islas, siendo una de las más importantes Cebú. En la costa noroeste de esta ínsula, a 81 kilómetros de la capital, se levanta (o levantaba) Asturias, una municipalidad que en el último censo oficial de 2010 contaba con 44.732 habitantes distribuidos en 27 barangayes (en tagalo "pueblo"), unidad administrativa de gobierno local que, dependiendo donde se encuentre, es equivalente ya a pueblo (zona rural) ya a barrio, distrito o circunscripción -zona urbana- con censo propio para elecciones y trámites burocráticos. Anteriormente se llamaba Naghalin y pertenecía a dos municipios diferentes, hasta que una comisión popular solicitó formalmente a la Corona española su propio gobierno local, siendo reconocida en el año 1888 como municipalidad y bautizada oficialmente como Asturias en un acto que contó con la presencia del alférez Antonio Alonso.

En el extremo sur y más oriental de Filipinas, por su parte, se encuentra la región de Mindanao, conocida popularmente como Gran Molucas. Como quiera que está formada por varias islas y centenares de pequeños islotes, es la única de las grandes regiones del territorio filipino que cuenta con gobierno autónomo. La parte más occidental de Mindanao es conocida como Región Autónoma de Mindanao Musulmán (Región ARMM), subdividida a su vez en 5 provincias: Basilán, Lanao del Sur, Maguindanao, Tawi-Tawi y Sulú.

De ellas, Sulú es un pequeño archipiélago que comprende 400 islotes específicos y más de 500 sin nombre designado hasta este momento, cubriendo un área de 4.068 kilómetros cuadrados. Sulú tiene censadas 718.290 personas.

La capital de Sulú, otra de las zonas más afectadas por el tifón, es Joló, donde se concentran 118.307 personas, según el censo de 2010. La ciudad se divide administrativamente en ocho barangayes, siendo Asturias el segundo más poblado con 19.614 almas. Es zona de fuerte raigambre de la religión musulmana, con presencia de activistas de Al Quaeda.

Menos categoría posee la Asturias del Norte, de la isla Luzón. En este caso se trata de un barangay o distrito de Tarlac, capital de la provincia del mismo nombre que forma parte, junto con otras 6, de la región de Luzón Central, situada justo en medio de la gran isla. La ciudad de Tarlac registró en el censo oficial de 2010 un total de 318.332 habitantes, de los que apenas 1.359 residían en el distrito de Asturias.

Existen, pues, tres Asturias en el archipiélago de Filipinas con un total de 65.705 asturianos, que constituirían el cuarto municipio en número de habitantes tras Gijón, Oviedo y Avilés, superando a Siero, Langreo y Mieres.

La Asturias perdida. Quizás algunas de las actuales Asturias haya quedado destruida tras el paso del tifón, en especial la primera y la última de las citadas, más expuestas a las fuerzas de la naturaleza. Quizás en el futuro habrá que estudiar alguna de las tres que se han descrito dentro de un capítulo de "desaparecidas", como ya ocurrió con una cuarta Asturias ubicada en Palawan (en español Isla de la Paragua).

La provincia isleña de Palawan es la más occidental de la suprarregión central de Islas Visayas. Tiene 17.030 kilómetros cuadrados y 994.340 habitantes. España gobernó esta zona como una provincia llamada Calamianes, con capital en Taytay. Después, Palawan fue dividida en tres provincias: Castilla, en la zona norte de la isla, con capital en Taytay; Asturias, en la zona sur, con capital en Puerto Princesa; y la pequeña isla de Balábac, con su capital en Príncipe Alfonso.

Asturias, por tanto, ocupaba más de la mitad de la isla, desde el centro, donde se ubica Puerto Princesa, hasta el Sur, ocupando las actuales provincias de Puerto Princesa, Aborlan, Narra, Quezón, Sofronio Española, Brokee's Point, Rizal y Bataraza (con 572.989 habitantes en 2010, más de la mitad del Principado de Asturias).

Tras el debacle colonial de 1898, Palawan pasó a manos de los americanos, que revisaron en 1903 los límites de las Calamianes y cambiaron los topónimos, pasando a llamarse la provincia Palawan y Puerto Princesa su capital.