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Carmen Rodríguez: "El truco para ser buena vendedora es decir siempre la verdad"

La cofundadora de la Asociación - Empresa Mujer (ASEM) recibirá el - jueves el homenaje de sus compañeras

Carmen Rodríguez. Miki López

Oviedo, José Luis SALINAS

A Carmen Rodríguez, cofundadora junto a la fallecida Kike Gómez Haces de la Asociación Empresa Mujer (ASEM), la vocación empresarial le llegó por accidente. La muerte de un hijo hace ahora treinta años la empujó a abrirse camino en el mundo de los negocios, para "no pensar". Fue, rememora, "una recomendación del psiquiatra para darle un cambio a mi vida". Sólo unos años después de aquellos trágicos momentos, y desde una pequeña oficina en Oviedo, Rodríguez ya controlaba una red de tres mil vendedoras puerta a puerta en la que se comercializaba "de todo". Hace un lustro, justo cuando la crisis económica estaba dando sus primeros pasos, la empresaria decidió dar un paso atrás y retirarse. El próximo jueves recibirá un homenaje de la asociación que fundó junto a Gómez Haces. Será en el hotel Bosque de la Zoreda.

Natural de Ables (Llanera) y madre de seis hijos, la primera aventura empresarial de Carmen Rodríguez arrancó en la década de los ochenta del pasado siglo, con la venta puerta a puerta de un producto reconstituyente. "Acudí a un médico para que me explicara las características del producto, poder empaparme de él y tener más posibilidades para venderlo", señala. Pero lo que comenzó como una distracción, o casi como un hobby para sortear los malos pensamientos, acabó por convertirse en una forma de vida. Todo fue posible, asegura Rodríguez, gracias a la ayuda que le brindó su marido, Ángel del Río. Al principio, además de apoyo familiar, también le dio sustento económico para que diera los primeros pasos en el mundo de los negocios. La homenajeada recuerda con especial nitidez el día en que su esposo la empujó a independizarse económicamente, animándola a pedir un crédito para realizar las compras de los productos que luego se encargaría de distribuir. "Estaba aterrada por pedir un crédito, porque pensaba que al mes siguiente no ganaría tanto dinero como para poder pagarlo", rememora.

Tras trabajar con el producto revitalizante, las dotes para la venta de la llanerense llamaron la atención de una importante distribuidora de cosmética francesa. Fue en esa época cuando su red creció con enorme fuerza. La idea de negocio se sustentaba en quedarse con un porcentaje de lo que ganaban los comerciales que tenía bajo su mando. Así, destacan desde ASEM, consiguió dar trabajo a muchas mujeres. Sentada en uno de los sillones del hall del hotel de la Reconquista señala en dirección a uno de sus inmensos salones del inmueble para apuntar: "En mi época conseguí llenar esa sala de vendedoras".

Un viaje a Francia, a la sede de la compañía de la que recibía buena parte de sus productos, le dejó una profunda huella. Allí aprendió la esencia de cómo se creaban los perfumes que tanto vendió. Pero, sin duda, uno de los productos estrella que comercializó en su carrera fueron las "bayetas mágicas". Un éxito pese a que, al principio, Rodríguez fue un poco reticente por el elevado precio que tenían. Salieron adelante gracias a las dotes de empresaria de esta llanerense, para quien el truco de una buena vendedora radica en "ser honesta y decir siempre la verdad".

Fue en 1995 cuando Rodríguez puso las primeras piedras de lo que hoy es ASEM, asociación que reúne a algunas de las más talentosas empresarias asturianas. El primer encuentro con Kike Gómez Haces no dio frutos, pero ASEM acabaría haciéndose realidad sólo un año después de aquella reunión. "Sólo puse una condición: que estuviera completamente alejada de temas religiosos y políticos", asegura. Hoy la asociación goza de buena salud y está en buenas manos. "Tenemos grandes profesionales", celebra su orgullosa cofundadora.

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