-¿Cuál es su objetivo de su investigación sobre el oso?

-El esfuerzo de nuestro proyecto no es tanto reducir el miedo de la gente, que es algo personal, sino el hacer entender a las personas el comportamiento de los osos, y cómo su comportamiento en el bosque no tiene por qué interferir con el de los humanos.

-¿Qué opinión le merece el turismo en torno al oso?

-No se nos debe olvidar que lo importante es la conservación del oso y que al oso no le gusta el contacto con las personas. Si ese turismo se hace bien y no interfiere para nada al animal puede ser inocuo e incluso bueno. Pero si se hace mal y se le puede llegar a agobiar, no debería estar permitido. En este sentido debemos ser conservadores y restrictivos. Lo importante es facilitar la conservación de la especie.

-En la Cordillera Cantábrica se detectó recientemente un caso de un oso sin pelo. ¿Conoce algo similar?

-Llevamos más de treinta años analizando la especie y hemos hecho muchos trabajos sobre distintas enfermedades. Pero un caso así nunca lo hemos encontrado. No sabría decirle cuál puede ser la causa de la alopecia. Puede tener una enfermedad que le hayan transmitido de otra especie, pero no lo sé.

-En Asturias también tenemos el caso de una osa, "Tola", que tiene 25 años y vive en cautividad en un cercado. Últimamente es noticia por su estado de salud.

-Es una osa vieja, aunque en cautividad puede llegar a vivir 30 años.