El proyecto de Presupuestos del Principado de Asturias no cuentan con el respaldo de ninguno de los grupos de la oposición, ni tampoco con uno de los principales agentes sociales de la región, la Federación de Empresarios (FADE), que ayer cargó contra el documento, en una particular enmienda a la totalidad. La organización que preside de forma interina César Figaredo califica de "fortísima" la caída de inversiones de las cuentas, critica el gasto corriente que consagran y aboga por reducir ("redimensionar", en un lenguaje políticamente correcto) el sector público mientras advierte de los efectos perniciosos de la alta presión fiscal. Los empresarios cuestionan que estos Presupuestos "continuistas" puedan "contribuir a la reactivación de la actividad económica".

Para FADE, el capítulo de inversiones "vuelve a ser el gran damnificado, cuando debería ser el más potenciado, al coincidir además con un intenso recorte en los fondos destinados a este fin en Asturias por los Presupuestos Generales del Estado para 2014". Los empresarios ligan claramente este descenso de la inversión al aumento del gasto corriente en la Administración regional, que limita la primera, así como "el margen de maniobra en política presupuestaria, particularmente decisivos en momentos de ajuste como el actual".

Para la patronal asturiana, "es imprescindible tomar medidas para la reducción estructural (del gasto corriente), no únicamente temporal, implementando políticas de austeridad que doten de mayor eficacia y eficiencia a la gestión de las operaciones corrientes de la Administración". Y para conseguir esa reducción aboga por "un análisis riguroso y acometer una profunda reordenación y redimensionamiento del sector público autonómico, de mayor calado que hasta ahora".

Los empresarios están preocupados por el efecto que pueda tener la carga fiscal en Asturias, que puede motivar un éxodo de empresas a regiones con impuestos más bajos. Se hace "necesario un especial esfuerzo en política fiscal, equiparando la carga fiscal con la de otras regiones, evitando con ello la actual desventaja competitiva y el riesgo de deslocalización", sostiene FADE.

La federación critica los elevados tipos y la insuficiencia de las deducciones autonómicas en el ámbito del IRPF, la mayor presión en el impuesto sobre el patrimonio y el denominado "céntimo sanitario", además de reclamar prudencia en la implantación de tributos propios. Asimismo, "sería positiva una mayor facilidad en las transmisiones de empresas sujetas al impuesto de sucesiones y donaciones, entre otras medidas".

Como corolario, FADE expone que, "aun reconociendo la dificultad de cuadrar un Presupuesto en la actual coyuntura política, económica y financiera, el logro de este objetivo se ve dificultado por nuestra limitada competitividad fiscal, por la insuficiencia de inversiones y por una persistente contención en algunas de las políticas más directamente vinculadas a la actividad productiva y sectorial".

Para los empresarios, la apuesta debe ser otra y debe pasar por unos Presupuestos guiados por "una apuesta clara por la inversión y las políticas vinculadas a la actividad productiva, que favorezca un dinamismo económico sostenible y capaz de financiar nuestras coberturas sociales". Para ello, y partiendo de la base del necesario cumplimiento de los objetivos de déficit y la estabilidad presupuestaria, debería combinarse una mayor competitividad en materia fiscal con un imprescindible redimensionamiento del sector público, con reformas estructurales que garanticen la calidad de los servicios prestados.