Marcos González leyó la historia en LA NUEVA ESPAÑA y, como tenía la tarde libre, pedaleó en su bicicleta Senda del Oso adelante hasta llegar al cercado de Santo Adriano. "Venimos a dar un paseo y de paso a ver si la vemos", confiesa este joven, y habla en plural porque le acompaña Iris Aparicio, reacia a salir en la foto. Ocurrió que ni Marcos, ni Iris, ni nadie que se acercara ayer hasta el cercado consiguió ver a "Molinera", la osezna capturada el jueves en Degaña y trasladada a Santo Adriano para iniciar su nueva vida en cautividad por su "incapacidad para adaptarse al medio natural". El plantígrado, de apenas un año de edad, pasó toda la jornada de ayer en el interior del refugio que hasta el jueves servía para dar cobijo por las noches a "Furacu", el macho del cercado, que hasta nuevo aviso tendrá que dormir fuera, a la intemperie, o en alguno de los habitáculos abiertos repartidos por todo el patio. "No tiene problema, son casi 300 kilos de peso y toda esa piel que le cubre", apunta, a modo de disculpa, uno de los cuidadores de la Fundación Oso de Asturias, encargada de gestionar el cercado.

A "Molinera", pues, le quedan unos días para salir a conocer en profundidad su nueva "casa", los mismos que tendrán que esperar los curiosos para poder verla desde la senda. "No podemos dar una fecha porque la tendremos que consensuar entre todos. Tampoco está bien para ella, que está agitada y es lógico. Que haya mucho ajetreo no es bueno para el animal", aseguró ayer Carlos Zapico, presidente de la Fundación Oso Asturias (FOA). En principio, se espera que el lunes pueda salir por primera vez del refugio. Se espera. Mientras, los técnicos y cuidadores de la FOA trabajan a toda velocidad para acondicionar el espacio, que en su día fue pensado para "Furacu", pero que ahora le queda demasiado grande a "Molinera" y hay riesgos de que se pueda escapar por alguna de las rendijas de las vallas. La idea es que "Molinera" pase los próximos meses en el espacio más acotado de los tres que tiene el cercado más pequeño, separada tanto de "Furacu" como de "Paca" y "Tola". Cuando la osezna crezca, hay intención de soltarla en el cercado más grande, que también necesita "reformas". Ayer, de hecho, técnicos del FOA aceleraron la adaptación de un espacio que lleva tres años inactivos, con cierta maleza a la vista y algunos problemas relativos al cierre perimetral.

El día resultó ser mucho más calmado en Santo Adriano que el del jueves, cuando tuvo lugar el traslado. Ayer hacía relativamente menos frío, no llovió y tampoco nadie necesitó jugar al despiste para ocultar la llegada de la osa. "Molinera" estaba ya en el cercado y nada había que ocultar. Al contrario, había que enseñarla a ella, pero no. Mínimo, escrito está, no será hasta el lunes.

"Paca" sí que se mostró, otra vez caminando sobre sí misma, y también se dejó ver "Furacu", carente de refugio y que insistía en la búsqueda de comida. Incluso "Tola" asomó su cabeza varias veces por la salida de su "cueva". Sólo la cabeza. "Hoy está algo peor, pero va por rachas", explicó Carlos Zapico, presente en el cercado. Él, como varios de los cuidadores de la Fundación que dirige, siguieron los cuidados en persona y en un momento dado aprovecharon para hacerse visibles junto a "Furacu", quizá porque se percataron de que las cámaras les apuntaban, quizá no.

El caso es que no hubo mayor tránsito por allí en toda la tarde. A los vecinos hubo que ir a buscarlos a los pueblos próximos, como en Proaza, a un kilómetro escaso del cercado. Allí, en el "Bar Gloria", había varios reunidos. Todos escucharon, pero sólo quisieron hablar dos. Una fue Mercedes Arias, responsable del establecimiento, consciente de la importancia de la llegada de "Molinera" al cercado, pero a la vez escéptica.