La incidencia de gripe en la primera semana del año se ha situado en 2 casos por cada 1.000 habitantes, lo que significa, según señalan desde el Principado, que probablemente estamos en el inicio de la fase epidémica con una circulación todavía moderada de virus gripales, pero que contribuyen a generar nuevas infecciones.

Según las cifras suministradas por el sistema de Médicos Centinela, la situación actual se considera de intensidad moderada. Por grupo de edad, la mayor incidencia se da entre los niños más pequeños, menores de cinco años, aumentando la circulación entre los mayores de 14 y más aún en el grupo de mayores de 75 años.

La actividad gripal, como ha ocurrido otros años, ha aumentado de forma generalizada en el norte de España y en la meseta y especialmente en Castilla-León y en el País Vasco con una tasa de difusión epidémica. Desde la Consejería de Sanidad apuntan que la enfermedad estaría próxima a iniciar su periodo epidémico estacional. En el norte y centro de Europa la actividad gripal es estable, por lo que tampoco se espera que la onda epidémica alcance cifras desmesuradas, sino que se mantendrá en los niveles conocidos.

La gripe es una enfermedad infecciosa que produce fundamentalmente síntomas respiratorios. Está causada por un virus y se contagia muy fácilmente. Se transmite de persona a persona principalmente al hablar, toser o estornudar y por gotitas de saliva o secreciones nasales que pueden quedarse en las manos, en otras superficies o dispersas en el aire.

Se inicia repentinamente y puede suponer la aparición de fiebre, dolores musculares, malestar general, tos, dolor de cabeza, congestión nasal, estornudos o dolor de garganta. Estos síntomas pueden durar varios días con buena evolución hacia la recuperación en un intervalo de 2 a 4 días en el caso de persona sanas.

El tratamiento más adecuado consiste en aliviar los síntomas mediante analgésicos y antitérmicos. En la mayor parte de los casos, la gripe se cura sola con las medidas habituales: beber abundantes líquidos (agua, zumos€) y utilizar los antitérmicos y analgésicos habituales, como el paracetamol, según las recomendaciones de los profesionales sanitarios, hasta recuperarse.

Frente a estos virus lo mejor es seguir unas buenas prácticas de higiene. La vacunación periódica a las personas mayores y vulnerables evita las complicaciones graves de la enfermedad y previene la mortalidad por esta causa. Afortunadamente en Asturias las tasas de vacunación estacional son altas, lo que contribuye a contener la demanda asistencial en caso de picos epidémicos.

Los buenos hábitos ayudan a disminuir la transmisión del virus y son la acción más efectiva para protegerse y proteger a los demás. Es muy importante evitar el contagio, especialmente al toser o estornudar, y para ello se recomienda:

Utilizar pañuelos de papel para taparse la boca y la nariz cuando se tosa y se estornude. Si no se dispone de pañuelo de papel, se debe toser y estornudar sobre la manga de la ropa (en el hueco del codo) para evitar contaminar las manos. Tirar los pañuelos de papel después de utilizarlos. Lavarse a menudo las manos con agua y jabón. Mantener una buena ventilación de los espacios cerrados. Limpiar con frecuencia las superficies que se tocan con las manos como los pomos de las puertas, los interruptores€

El Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) afirma que está preparado para hacer frente a las contingencias que pueden producirse debido al incremento de la demanda asistencial por razones epidemiológicas estacionales. La mayoría de las personas no necesita ver a un médico o enfermera cuando tiene síntomas de gripe puesto a que la mayoría no está en riesgo de presentar un cuadro gripal grave, afirman.

Desde el Sespa han subrayado la necesidad de hacer un uso responsable de los recursos sanitarios.