Si el noruego Roald Amundsen fue el primer hombre en pisar el Polo Sur en el año 1911, un asturiano de Pravia, Juan Menéndez Granados, pasó ayer a la historia como el primer ser humano que lo hace montado en una bicicleta, sólo y sin ningún tipo de ayuda. El praviano ha logrado culminar una aventura de 46 días que comenzó en la bahía de Hércules, en el perímetro continental del continente Antártico, y que le llevó a atravesar los confines de la tierra durante 1.200 kilómetros hasta conseguir su objetivo. Cuando LA NUEVA ESPAÑA se puso en contacto con él para dar cuenta de la gesta lo estaba celebrando con un alarde de asturianía. "Estoy muy contento. Ahora mismo acabo de plantar en el Polo Sur la bandera de Asturias y estoy escanciando sidra para brindar por haberlo conseguido", señaló tras descolgar el teléfono.

Y es que, según explicó el propio protagonista, la dureza de la experiencia justifica la mejor de las celebraciones. "Ha sido muy complicado. Las condiciones que se dieron en la zona durante el viaje me retrasaron un poco y al final lo pasé mal con la comida", señaló Juan Menéndez. El asturiano tenía previsto conquistar el Polo unos días antes y las circunstancias le obligaron a sacar fuerzas de flaqueza. "Los últimos cuatro días me tuve que conformar con comer algún fruto seco y chocolate en polvo con aceite para ganar calorías". Sin ninguna duda, "lo peor de toda la expedición fue, por supuesto, el frío y también el hambre", subrayó el praviano, que a pesar del cansancio ayer aún tenía gracia para las bromas. "Hay gente que me decía que si les tenía miedo a los osos polares, pero aquí no hay, esos están en el otro polo, en el Norte", aseguró.

Hace unos días la británica María Leijerstam también llegó al Polo Sur en su triciclo, pero según Juan Menéndez, las condiciones no fueron las mismas. "Lo suyo también es un gran logro, pero lo hizo con apoyo y soporte de vehículos. Además partió desde Leverett Glacier, una ruta 700 kilómetro más corta que la mía", matizó el asturiano, que tuvo que luchar en solitario contra un océano blanco enfrentándose a temperaturas de cuarenta grados bajo cero y a rachas de viento superiores a los cien kilómetros por hora. "Estoy muy emocionado, muy feliz, es la culminación de dos años de esfuerzos, en los que sólo pensaba poder llegar hasta aquí. Era mi sueño, la ilusión de mi vida, y he podido cumplirla", recalcó.

No es la primera vez que Juan Menéndez Granados consigue un reto reservado para deportistas extremos. El praviano, que ya se ha ganado el apodo de "Juan sin miedo", ya ha atravesado con su bicicleta, entre otros parajes, "la Amazonia, Australia en diagonal, Groenlandia, Escandinavia en invierno, el Alto Atlas en Marruecos, el lago Baikal helado en Siberia, el ártico canadiense o los Palmires del Asia Central", explicó. ¿Y cuál será el próximo reto? "Por el momento pagar el crédito que he tenido que solicitar para poder afrontar esta expedición sin patrocinadores", reivindicó el asturiano.

Juan Menéndez Granados había dicho antes de salir que el que acaba de terminar era el desafío de su vida. A la aventura le puso por título "Amundsen´s Spirit" en honor al noruego que pisó por primera vez el Polo Sur y ayer consiguió hacer realidad su sueño. "La expedición que emprendió Amundsen en la conquista del Polo Sur siempre ha sido una inspiración a lo largo de mi carrera. Hoy en día contamos con equipos y materiales de última tecnología para alcanzar este tipo de desafío, pero él emprendió su viaje sin apenas información del terreno o las condiciones del continente. Y como Amundsen otros muchos como Scott o Shackelton, con suerte dispar, pero con una motivación común: desafiar los límites de uno mismo y explorar lo desconocido. Es mi particular homenaje a todos esos soñadores que han puesto el corazón por encima de la razón en algún momento de sus vidas", asegura este asturiano que ayer hizo historia.