Culpable de homicidio en legítima defensa. Es lo que ha determinado el jurado popular que considera que Tomás Rodríguez Villar, "Tomasín", mató a su hermano Manuel en la aldea de La Llaneza (Tineo) después de lanzar un disparo de advertencia y comprobar que Manuel no cesaba en su actitud agresiva. Además considera el jurado que Tomasín sufre una leve alteración psíquica

Además, seis miembros del jurado han votado a favor del indulto mientras que tres se han mostrado en contra.

El fiscal ha rebajado su petición de pena a nueve años de prisión, mientras que la defensa solicita que se quede en tres años.

Ayer miércoles concluyeron las vistas del juicio, y como es habitual, el acusado tomó la última palabra, que aprovechó para negar su implicación. "Yo soy inocente, no soy culpable, no lo hice", clamó, para indicar luego: "Deseo recuperar mi libertad y salir de Villabona. En el tiempo que estuve aquí escuché bastantes mentiras que no recuerdo. Cometí un error al no traer la defensa por escrito", aseguró.

Los médicos y psicólogos forenses ofrecieron datos que rompen la imagen de un "Tomasín" desamparado, al borde del retraso mental. A los psicólogos, en un examen de enero de 2011, cinco meses después del crimen, Tomás Rodríguez les hizo un comentario sobre lo que había tardado en morir su hermano. "Me gusta ver a los humanos cuando están a punto de morir", dijo. Y más tarde añadió: "Los humanos, que me lo robaron todo y me metieron en la cárcel".

Los psicólogos forenses interpretaron estos "síntomas ganserianos" -exabruptos, "frases estrambóticas" de alguien que quiere "hacerse el tonto" y para ello suelta "excentricidades"-, como un intento de simulación de una enfermedad mental. Y ello porque en una segunda sesión volvió sobre la misma frase y quiso dar a entender que se había tratado de una broma, para añadir, "con una sonrisa pícara": "La sociedad está enferma, pero verlos morir es muy fuerte".

Estos mismos psicólogos negaron que "Tomasín" sufra un retraso mental. "No hubiese podido hacer el servicio militar ni cursado estudios", indicaron. Y añadieron que tiene "capacidad cognitiva para conocer la ilicitud de sus actos, los motivos por los que son punibles y la finalidad del castigo".

Los médicos forenses que le declararon imputable se sorprendieron de que "Tomasín" sólo cambiase su forma de hablar parca, monótona, sin mirar a la cara, cuando abordaba aspectos como sus alucinaciones o la autoría del crimen. "Rápidamente saltaba: "No, no, no, que yo no le maté", y ahí se mostraba locuaz, lo tenía claro", indicó uno de los médicos. "Intentó colarnos la morcilla de las alucinaciones, pero no nos consta ningún cuadro psicótico antes de septiembre de 2011", añadieron.

Estos funcionarios judiciales hicieron un repaso de los trastornos que padece, como la fobia social, que es un cuadro de ansiedad frente a un estímulo, en este caso las relaciones sociales. "Hablar en público, estar con gente, le producía ansiedad. Aseguró que en la mili lo pasó mal por la timidez. Para él, relacionarse es un terror. Para superar eso, bebía. Sufre además de un complejo de inferioridad. Está deseoso de relacionarse, pero lo evita porque teme el rechazo, el fracaso, y por tanto evita ese contacto", relató el anterior médico forense.

"Él se da cuenta de que el alcohol no le ayuda a relacionarse y pide el apoyo de profesionales", añadió otra médico. "Aislándose era una persona feliz. Su vida se reducía a sus padres y a su hermano, siete años mayor. De su hermano dijo que habían hecho negocios en el pasado que no habían salido bien, y que le tenía miedo. Nos contó que su hermano había intentado matarle varias veces, y que se recluyó en la cabaña para no convivir con él", indicaron. "Desde el punto de vista psíquico, no se aprecia ninguna patología. Sufre fobia social y un trastorno de la personalidad por evitación, pero no interpreta la realidad de forma errónea", señalaron.

Luego tocaron el tema del supuesto retraso de "Tomasín". "Es una inteligencia muy próxima a la normalidad. Dispone de pocos recursos y estímulos sociales, lleva una vida muy simple. Es un superviviente. Ha sido autosuficiente para vivir su vida de forma autónoma. No puede ser un ingeniero de caminos, pero se adaptó al medio satisfactoriamente", añadieron.

El jurado planteó por escrito si "Tomasín" podría reinsertarse en su medio y qué intervención precisaría. Uno de los forenses, que había señalado previamente que "estar en la cárcel no le va venir peor", respondió al jurado que el acusado "debería poder reinsertarse en su medio. Evidentemente, hay que estimularlo, educarlo".

En la vista de ayer se planteó la cuestión de si se produjeron uno o dos disparos. Para una facultativa del Instituto de Toxicología que analizó las lesiones de la frente de la víctima, sólo hubo uno. Una de las dos heridas, dijo, pudo producirla una esquirla del proyectil o del propio hueso frontal al estallar. Los forenses que hicieron la autopsia estimaron que hubo dos disparos, por las trayectorias convergentes de los dos pequeños proyectiles hallados en la cabeza. Los forenses indicaron que, tras el primer disparo, la víctima no hubiese sido capaz de seguir hablando y moviéndose.

En sus conclusiones finales, la fiscal mantuvo su tesis de que "Tomasín" cometió un asesinato alevoso, puesto que disparó a su hermano desde el interior de la cabaña. - hizo propios los argumentos de los forenses de que el acusado no tenía afectadas sus capacidades volitivas e intelectivas. "Sabía lo que había hecho, por eso escapó durante dos meses", dijo. El letrado defensor, Manuel García García-Rendueles, introdujo la sorprendente versión de "Tomasín", esto es, que no efectuó los disparos. "No hay una sola prueba que despeje la presunción de inocencia. Escaparse durante dos meses no es prueba de nada. Ahora dice que fue presionado para autoinculparse. Hay restos de su ADN en la carabina, pero es que es suya", dijo. Y también defendió la tesis de la legítima defensa: "Tomás no tenía recursos para lidiar con esa situación, con un señor que te viene y te va a tirar la puerta abajo y te va a agredir". Finalmente, puso en duda que los forenses sepan más que los psiquiatras profesionales, que afirman que "Tomasín" sufre una psicosis, "ahora controlada".