Francisco Delgado aboga por darle la vuelta al sistema tributario español como si fuera un calcetín. "Se ha quedado desfasado y necesita una puesta al día por completo", señala el profesor de Economía Aplicada, que ha desarrollado investigaciones sobre convergencia fiscal entre países europeos y sobre competencia entre ayuntamientos en relación a este tipo de políticas. El especialista considera que el informe presentado por el comité de sabios formado por el Gobierno para iniciar una amplia reforma representa "un elemento de análisis interesante, pero no supone una garantía de que se vayan a tomar las medidas oportunas". "En nuestro país, caminamos con toda probabilidad hacia un modelo basado en un impuesto de la renta parecido al de antes de la crisis; un impuesto de sociedades con el tipo nominal por debajo del treinta por ciento actual y con menos exenciones; y un aumento considerable de los impuestos indirectos", señala.
El docente ovetense lleva casi dos décadas desentrañando la política tributaria a nivel nacional e internacional, un ejercicio esforzado al tratarse de una realidad sometida a constantes cambios, dependientes de la coyuntura económica, de la ideología de los gobiernos e, incluso, de su estabilidad política. "Un claro ejemplo lo tenemos en Asturias, donde las decisiones de los últimos años son meros parches que responden a la falta de mayorías de los sucesivos Ejecutivos, obligados a llegar a pactos con otras fuerzas", destaca el docente, que dedicó su tesis doctoral a comparar el IPRF en las autonomías con un régimen común con las que tienen uno foral (País Vasco y Navarra).
Desde entonces, Delgado ha llevado a cabo estudios para medir la eficiencia del sector público mediante el uso de redes neuronales artificiales (un tipo de modelos matemáticos complejos) y, sobre todo, se ha volcado en el análisis de los impuestos, desde diferentes perspectivas. Por una parte, ha indagado en torno a la convergencia de las políticas fiscales a nivel internacional, llegando a la conclusión de que las diferencias entre los países europeos se han incrementado notablemente durante los últimos años. "En los setenta y ochenta, los sistemas tributarios en esta zona eran mucho más similares que ahora. Esto no es algo ni bueno ni malo, simplemente responde a diferentes concepciones del sector público, muy diferentes entre el Norte y el Sur", explica.
En este sentido, considera que las naciones mediterráneas, como España, adolecen de una "falta de educación fiscal". "Cualquier subida impositiva es interpretada como algo malo", dice. "Esto es debido a que contamos con un sistema fiscal moderno de escasa trayectoria, al haber surgido en los setenta. Pero también pesa mucho la creencia extendida de que es injusto porque beneficia a los que más tienen y la desconfianza que genera la corrupción en relación al gasto público", subraya. No obstante, y a pesar de las diferencias que ha detectado entre países, el profesor constata una tendencia común a nivel internacional que pasa por "incrementar paulatinamente los impuestos indirectos, porque técnicamente afectan menos a las decisiones que toman personas y empresas".
La otra gran línea del docente está relacionada con el análisis de la competencia entre ayuntamientos a la hora de establecer sus políticas fiscales en relación a otros próximos, un estudio que ha realizado tanto en municipios asturianos como de otras regiones españolas. "Las decisiones tributarias no se toman aisladamente, sino en función de un entorno que viene determinado por factores tan diversos como la competencia electoral entre alcaldes de territorios próximos o si cuentan o no con mayorías en los plenos", dice. "Por eso, se puede concluir que todos miran lo que hace el de al lado", apunta.
Todas estas investigaciones han permitido que Delgado cuente con una visión panorámica del sistema tributario en las diferentes administraciones nacionales. "Está claro que es necesario cambiarlo completamente porque no es moderno", sostiene. Y opina que una de las transformaciones fundamentales pasa por que las comunidades autónomas "ejerzan realmente las competencias en la materia que tienen atribuidas y que prefieren eludir para dejar las decisiones impopulares en manos del Ejecutivo central".
En la misma dirección, aboga por imponer criterios uniformes en torno a la política impositiva en las diferentes regiones "para evitar las tremendas desigualdades que existen en apartados como el patrimonio o las sucesiones". "Se pueden mantener diferencias en función de las necesidades de cada una, pero no como ahora", advierte. "No es de recibo, por ejemplo, que Asturias cuente con un tipo marginal del 56 por ciento, una cifra que roza lo confiscatorio", añade. Además, urge a poner al día los valores catastrales para una adecuada recaudación del IBI, la gran fuente de financiación de los ayuntamientos.
Otra de las propuestas de Delgado consiste en "redefinir la creación de impuestos medioambientales para frenar su imparable creación, muchas veces sin sentido". "Es muy importante aclarar las ideas al respecto porque este tipo de tributos se han convertido en la excusa perfecta que utilizan los gobiernos de todo tipo para aumentar los ingresos", sostiene. Una idea más para hacer menos pesada la carga fiscal.
-Francisco José Delgado Rivero es licenciado en Economía y doctor por la Universidad de Oviedo con una tesis dirigida por el catedrático Carlos Monasterio. En 1997, ingresó como asociado y, desde 2012, ocupa una plaza de profesor titular de Economía Aplicada (departamento de Economía). Ha realizado una estancia en el Instituto de Estudios Fiscales.
-El ovetense ha dedicado casi toda su trayectoria a los impuestos (también ha realizado estudios sobre eficiencia del sector público mediante el empleo de modelos matemáticos complejos). Ha analizado la convergencia fiscal entre países y la competencia entre ayuntamientos. Ahora, indaga en el impuesto de sociedades a nivel internacional. Es miembro de la red de docentes universitarios GEN y codirige la revista científica "Economics and Bussiness Letters", junto a Eduardo González.
